En techcrunch.com leemos un interesante artículo donde Jack Arrington, quien trabajó por casi 40 años en el Bank of América (BofA) retirándose como Gerente de Procesamiento de Operaciones el 2002, nos cuenta cuales fueron los inicios de la Banca Electrónica a través de la historia de ERMA, el primer computador desarrollado especialmente para labores de procesamiento de la banca, de las cual compartimos aquí los contenidos más importantes:
En la mitad del Siglo XX, la mayor parte de las personas no tenía una cuenta corriente y ninguno tenía tarjetas emitidas por los bancos. Aquellos pertenecientes a las clases medias y bajas dependían mayormente del efectivo para comprar sus bienes y pagar sus cuentas. Si se necesitaba realizar envíos de dinero a largas distancias, Western Union entregaba las facilidades para hacerlo via envíos de dinero que eran comunicados a través de telegramas y que podían ser cobrados por el destinatario incluso en otra ciudad o país. Pero la banca estaba orientada principalmente a las necesidades de las personas que vivían en la misma ciudad. Las actividades bancarias se staban limitadas a préstamos para propiedades y vehículos y el cliente promedio era bien conocido por el personal de banco. Los procesos bancarios funcionaban bien pues se limitaban a una oficina y a las necesidades de una base de clientes estable y bien conocida.
California contaba eso si con algunos problemas de escalamiento. El estado enfrentó un tremendo crecimiento de la población luego de la II Guerra Mundial, cuando muchos de los que sirvieron en la milicia decidieron instalarse allí en lugar de volver a sus lugares de origen.
El Banco originario de California, BOfA, en esa época el banco más grande del mundo había echo un piloto colocando sucursales del banco principal en varias localidades. De esta manera, el BofA seguía a sus clientes potenciales a sus nuevos vecindarios, pero si su cuenta corriente se encontraba asignada a la sucursal de Palo Alto, cobrar un cheque en Modesto era bastante complicado debido a la imposibilidad de compartir datos entre ambas sucursales. La identificación de los cuenta correntistas se realizaba comparando la firma a una archivada. Para retener su posición de liderazgo, BofA necesitaba desesperadamente de una solución para acomodarse a la movilidad y la flexibilidad financiera que necesitaban sus clientes.
El Back Office de las sucursales estaban repletos, día y noche, con empleados operando máquinas de sumar y actualizando manualmente libros de contabilidad para cada cliente, con los errores que toda esta manualidad puede implicar y el trabajo extra producto de las revisiones. De esta manera, las sucursales comenzaron a cerrar cada vez más temprano para poder lidiar con la cantidad de trabajo acumulado con que contaban.
En 1950, BofA decidió que era el momento de reemplazar a todas estas personas con un computador. En esos tiempos, los computadores eran utilizados principalmente para calculos militares y científicos, pero no había ni una razón para que no pudieran ser construidos para llevar a cabo tareas más cotidianas como el procesamiento de cuentas corrientes.
De esta manera, el BofA se asoció con Instituto de Investigación de Standord (SRI) y General Electric para inventar y construir el primer sistema de automatización para un banco comercial. Se llamó ‘ERMA‘.
El objetivo era sencillo, crear un computador que pudiera llevar a abo las demandas de procesamiento de los clientes bancarios. Los transistores se habían desarrollado en los Laboratorios Bell en 1947, pero funcionalmente no contaron con la madurez suficiente para entrar en este proyecto, así que el SRI se decidió en principio por una tecnología basada en tubos de vacio.
Un sistema binario octal modificado funcionaba como input para el programa assembler y la fuente «Reconocimiento de Caracteres de Tinta Magnética (MICR o E13B)» fue desarrollada para permitir que los cheques y comprobantes de depósitos sirvieran de input a la máquina. Otros métodos de input incluidos eran hojas de papel (con orificios que representaban los datos) con datos como nombres y direcciones, rollos de cinta magnética (que permitían compartir datos como el balance de las cuentas, entre 14 ‘Erma Centers’ localizados entre San Diego y San Francisco.
Estas eran máquinas monstruosas para nuestros estándares actuales. ERMA pesaba 25 toneladas y se desplegaba a lo largo de varias piezas. Contaba con más de un millón de pies de alambres, 8.000 tubos de vacio, 34.000 diodos, 5 consolar para los input, y opcionalmente 2 tambores para memorias magnéticas, un ordenador de cheques, una impresora de alta velocidad, un panel de control, un tablero demantenimiento, 24 estantes, 1.500 paquetes eléctricos y 500 paquetes de repuesto, 12 unidades de cinta magnética para rodilos de 2.400 pies de cinta y un sistema de refrigeranción. ERMA utilizaba más de 80 kW de poder y necesitaba de refrigeración vía un sistema de aire acondicionado.
La unidad de procesamiento unitario (que contenía las interfases de I/O y la memoria) era del tamaño de un Humvee. Su complemento de 8-12 unidades de cinta eran cada una del tamaño de un refrigerador y la impresota era algo más grande que un Mini-cooper. El dispositivo principal era el lector/ordenador de chjeques, que podía leer cheques codificados con MICR a un ratio de 600 cheques por minuto, capturando los datos en una cinta magnética, ruténado la información a uno de los 12 contenedores. Los contenidos cada contenedor eran luego ordenados y empacados para ser devueltos a la oficina principal junto a los periódicos de la mañana y los reportes de status. ERMA controlaba 2 de los lectores/ordenadores de cheques, cada uno del tamaño aproximado de una Ford Explorer. Un set completo de ERMA requería de unas 3.000 pies cuadrados de espacio. Durante las horas de máximo uso, ERMA requería de 5 operadores trabajando en harmonía para alcanzar la capacidad de procesamiento máxima. Para los estándares de hoy sería considerada una basura, pero en esos tiempos se consideraba magra y eficiente.
Los programas en ejecución residíanen una cinta magnética. Cuando se necesitaban, los comandos y los calculos se descargaban a los 4.000 bytes de memoria (donde cada bit tenía el diametro de un centavo de dólar y el doble de grueso). Esto era mucho antes de que existiera la tenología wireless e incluso la conectividad mediante cables para los dispositivos, luego el output se limitaba una cinta magnética actualizada y reportes impresos, producidos en una impresora que podía imprimir 600 líneas por minuto.
Casi una década pasó en el diseño, testeo y construcción del sistema antes de que fuera puesto en producción en Septiembre de 1959. Un total de 32 sistemas ERMA fueron producidos por el BofA e instalados en distitnas ciudades a lo largo de California. Cada máquina prcesaba hasta 33.000 cuentas por hora (lo mismo que 135 contadores), permitiendo llevar diariamente la información de todas cuentas corrientes y de ahorro de los clientes. Mejor aún, las máquinas nunca descansaban, trabajando 24/7 exceptuando las mantenciones, para las que un ingeniero de GE se encontraba diariamente en el lugar para resolver los distintos problemas. Una sóla máquina ERMA, trabajando toda una semana, podía llevar a cabo el trabajo de 500 personas.
La decisión de desarrollar ERMA no se basó solamente en reemplazar mano de obra de alto costa con un costo de relativamente bajo costo. A pesar de que existían mejoras operacionales significativas, ERMA permitía al banco seguir el ritmo de crecimiento de la población de california. Sin el procesamiento de datos computaiconal, esto hubiera sido imposible.
Al poco tiempo otros bancos imitaron la dirección tomada por el BofA y la tecnología se volvió un standard par ala mayoría delos bancos en los EEUU. A pesar de que más de 50 años han pasado, la fuente E13B (la tinta magnética impresa en la parte baja de los cheques) se mantiene como un standard para los inputs para máquinas en instituciones financieras.
ERMA sirvió sin problemas al BofA hasta 1967, cuando el sistema de tubos de vacio y su bajo poder de procesamiento eran insuficientes. Fue reemplazado por una monstruosidad de IBM (el ‘IBM 360’ y sus descendientes). Dos ERMA fueron preservados, una en el Instituto Smithsonian en Washington DC y otro en el Centro de Tecnología del BofA en Concord, Calidfornia.
Más información y enlaces sobre ERMA se puede encontrar en: SRI.com, ed-thelen.org y smecc.org.
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