¿Quién no se ha quedado alguna vez con la boca abierta ante la eficacia del reconocimiento facial o los lectores de iris que se podían ver en las películas de James Bond o en Minority Report? Aunque hace años viéramos esto como algo reservado a la ciencia ficción, las técnicas de identificación biométrica han dado el salto de la gran pantalla al mundo real.
Lectores de huellas dactilares, reconocimiento de voz… todos estos sistemas tienen como objetivo resolver un mismo problema: verificar que eres quien dices ser. Hasta hace poco tiempo, nos bastábamos con una simple sucesión de dígitos que supuestamente sólo conocía la persona indicada: las contraseñas. Sin embargo, era de esperar que estas técnicas se volvieran cada vez más inseguras y susceptibles a robos o despistes. Si ya lo dejó claro Heather Adkins, jefa de seguridad de Google: “los passwords están muertos”.
Durante años, las grandes compañías han trabajado duro para encontrar nuevos métodos de identificación, pasando por los populares sistemas de doble autenticación y llegando a las técnicas basadas en hardware. Este último punto nos lleva a la verificación biométrica. Si lo pensamos, la identificación por medio de características físicas del individuo podría ser la solución definitiva. Al fin y al cabo, es poco probable que olvidemos nuestro dedo índice en casa o que un hacker robe nuestra voz.
Sin embargo, según asegura un reciente artículo publicado por Kaspersky Lab, el principal problema de la verificación biométrica viene por otro lado: requiere de herramientas muy complejas con un coste muy elevado. A causa de esto, muchos de los sistemas de identificación biométrica que podemos encontrar en la actualidad no son del todo seguros. Es el caso del Touch ID de Apple, cuya falta de seguridad en el sistema fue confirmada hace algunas semanas con vídeos y artículos de personas que habían conseguido burlar el supuestamente infalible lector de huellas dactilares.
La identificación biométrica también supone un problema a la hora de solucionar posibles problemas de seguridad. Los expertos recomiendan cambiar nuestras contraseñas de forma frecuente, y no dudar en hacerlo de forma inmediata si tenemos alguna sospecha de estar siendo hacheados. Sin embargo, no podemos cambiar nuestra huella dactilar. ¿Qué ocurriría entonces si alguien consigue hacerse con esta información tras robar la base de datos de, por ejemplo, un banco?
Por otro lado, este tipo de sistemas son, a día de hoy, incapaces de detectar en muchos casos una voz falsa, una grabación o incluso una fotografía de un rostro real. Algunos investigadores afirman que un software de alteración de voz puede engañar a dichos sistemas en el 17% de los casos.
La privacidad también podría verse afectada por la utilización de este tipo de sistemas. Las contraseñas biométricas harían imposible que una misma persona tuviera dos o más cuentas diferentes en una misa red social. Además, rastrear la actividad online de un usuario se convertiría en una tarea mucho más sencilla.
Otro de los principales motivos que impiden el avance de los sistemas de verificación biométrica es su falta de eficacia y funcionalidad. Por ejemplo, se calcula que un sistema de seguridad medio, tiene un margen de error de un extraño por cada 10.000 intentos, y bloquea equivocadamente al usuario adecuado una vez de cada 50. Estas cifras se vuelven aún más disparatadas en el caso de las plataformas móviles, en las que los entornos externos inestables, la luz y el ruido aumentan el margen de error. Prueba de ello es el reconocimiento facial de Android, que falla en el 30 o 40% de los casos.
Los rasgos faciales dependen de la luz, la hora del día, el maquillaje y, por supuesto, la edad. La voz, a su vez, también se ve afectada por múltiples factores como por ejemplo, un simple resfriado.
En resumen, podemos decir que los sistemas de verificación biométrica deberán trabajar duro para resolver sus riesgos en seguridad y sus problemas prácticos si realmente pretenden remplazar a las contraseñas tradicionales. Por el momento, deberemos limitar su uso a ciertas situaciones en las que podamos tener un mayor control como las aduanas o los puestos de control de un edificio. Y tú, ¿crees que el futuro de la seguridad se encuentra en la verificación biométrica? ¿Utilizas a diario alguno de estos sistemas de reconocimiento?
Fuente: baquia.com