El sector asegurador debe estar alerta ante los nuevos riesgos que plantea la inteligencia artificial en ámbitos como el fraude en siniestros y los ciberataques, cada vez más sofisticados, subraya un informe desarrollado por Mapfre.
La democratización de herramientas que permiten falsificar imágenes, audios y vídeos desencadenará un incremento exponencial en los intentos de engaño en casos de siniestro, por lo que las empresas deben desarrollar herramientas cada vez más avanzadas para detectarlos.
La IA generativa también abre la puerta a ataques de «malware» difícilmente detectables, que pueden comprometer los sistemas informáticos tanto de grandes firmas como de pymes, y dota a los delincuentes de la capacidad de suplantar identidades con lenguaje natural.
Frente a esos riesgos, las empresas demandarán una mayor protección mediante seguros con coberturas adecuadas y servicios destinados a prevenir, detectar y recuperar sistemas tras ataques cibernéticos, una necesidad que aumentará asimismo entre particulares.
Entre las líneas de actuación para el sector asegurador en relación a la emergencia de la IA, Mapfre destaca en su informe el impacto que tendrá la tecnología en el ámbito sanitario.
La inteligencia artificial tiene el potencial de aumentar la productividad y contribuir a liberar a los profesionales de trabajos administrativos. También puede generar un efecto positivo en la interacción con el paciente por medio de asistentes personales.
Por otra parte, al interactuar de manera más natural con las máquinas los usuarios desarrollarán una dependencia mayor respecto a la tecnología, lo que agravará problemas de salud física (enfermedades crónicas ligadas al sedentarismo) y mentales (aislamiento social y adicción).
Uso responsable de la IA
La industria aseguradora debe adaptarse para protegerse ella misma de los riesgos y proteger al mismo tiempo a sus clientes, a la vez que se asegura de hacer un uso responsable de esta nueva tecnología, en la que aspectos como la protección intelectual y la privacidad serán prioritarios.
Mientras las empresas continúan explorando casos de uso para la IA y despliegan sus primeras herramientas, deben trabajar en mecanismos que evalúen posibles sesgos y elementos discriminatorios en los sistemas.
Será esencial asimismo poner el foco en cumplir las regulaciones sobre IA, que en un primero momento van a ser más restrictivas en Europa pero que la compañía anticipa que se irán extendiendo por el resto de mercados internacionales.
Para cumplir con esos propósitos, las plantillas de las compañías van a requerir expertos en infraestructura tecnológica, datos y seguridad, pero también en ámbitos como cumplimiento regulatorio y ética, por lo que será necesario considerar perfiles en áreas como humanidades y ciencias sociales (sociólogos, antropólogos y psicólogos, entre otros) subraya el informe de la aseguradora.
Escenarios en 2029
La inteligencia artificial generativa lleva en torno a año y medio en el mercado, por lo que su evolución a cinco años vista está todavía rodeada de incertidumbres.
Al analizar el medio plazo, Mapfre plantea cuatro posibles escenarios, en función de dos ejes: la evolución de la tecnología, por un lado, y su aceptación y adopción social, por el otro.
En el primero de esos casos, la IA ha solucionado problemas como las «alucinaciones» de los sistemas, es fiable y permite establecer conversaciones naturales y generar contenidos de audio y vídeo difíciles de distinguir de los reales.
La adopción, en ese escenario, ha sido masiva, y no ha generado rechazo en la sociedad, sino que proliferan usos privados como mascotas y parejas virtuales.
En el sector asegurador, esa evolución incrementa los riesgos de fraudes y ciberataques, así como el de problemas de salud mental, al tiempo que eleva la capacidad de análisis de las aseguradoras gracias a la elevada cantidad de datos de los que dispondrán.
Por contra, en el extremo contrario, en cinco años la evolución tecnológica puede ser más comedida, con unos usos similares a los que tenemos hoy en día. Las empresas y los particulares la han adoptado, pero con limitaciones.
En ese caso, todavía existen riesgos, pero el escepticismo en torno a la IA ha aumentado y su impacto en ramos como los seguros de hogar, movilidad, vida y ahorro se prevé marginal.
En el tercer escenario posible, Mapfre plantea un panorama en el que el exceso de regulación limita sustancialmente los usos, ante las dificultades de cumplir con las exigencias legales.
Por último, la aseguradora explora una situación en la que un número reducido de grandes firmas tecnológicas controla la evolución de la IA, lo que lleva a una rápida evolución de los sistemas, aunque la adopción masiva se ve limitada por su coste, entre otros factores.
Fuente: Infobae