- Un tercio de la población del país tiene acceso a cuentas de ahorro móviles
- Los bancos no se instalan en poblados remotos porque no es rentable
- Pagan por sus cuentas. Si no lo hicieran, no se expandería el sistema
- Al hacer transferencias por móviles, cada keniano es un ‘cajero’
Instalar una sucursal en un poblado de Kenia no es rentable para la banca. Es caro, inseguro y sus clientes son pobres. Por ello, las alternativas para guardar el dinero son esconderlo dentro del colchón o confiar en que un conductor de autobuses lo lleve a otra aldea. Es decir, jugársela a ser estafado o atracado.
Los microcréditos del Nobel Muhammad Yunus no son la solución del problema africano. Antes que recibir un préstamo, la gente inmersa en la pobreza necesita guardar el poco dinero que ganan en depósitos seguros, algo difícil en países donde el banco más cercano está a un centenar de kilómetros.
Éste es el panorama que dibujaba hasta ahora el Banco Internacional de Pagos (BIP) para África. Sin embargo, la expansión de la telefonía móvil ha afianzado en Kenia un sistema financiero distinto al de Occidente que puede servir de inspiración a sus vecinos.
Cada persona es un cajero
La idea básica es que cada dueño de un teléfono sea un ‘cajero con piernas’. Una empresa guarda el dinero de sus clientes y estos hacen sus transferencias por teléfono mediante códigos. Cuando quieren hacer más ingresos en sus cuentas, los usuarios acuden a comerciantes que tienen permiso para ello.
A diferencia del resto del planeta, los kenianos pagan por mantener sus depósitos y no reciben comisiones. El sistema no funciona como un banco tradicional, no se financia prestando el dinero que capta, sino que funciona gracias a las comisiones de mantenimiento.
«Prohibir el cobro de tasas por el servicio M-Pesa o forzar al sistema a pagar intereses provocará un regreso a los viejos tiempos y destruiria este modelo de negocio», advierte el BIP. «Para los pobres, la alternativa no es la buena vida de los ricos, sino la antigua inseguridad».
«En África, la gente pobre tiene más acceso a los móviles que a agua canalizada. Las preocupaciones bien intencionadas por distribuir agua para todos a bajo precio ha provocado que en algunos países los costes no puedan cubrirse», analiza el BIP, que expone a su vez que el sector de los móviles, un artículo de lujo, registra crecimientos anuales del 65% en África gracias a que «entró en competencia».
El éxito de Kenia
En España había 30 sucursales bancarias y 120 cajeros por cada 1.000 kilómetros cuadrados en 2009, según los últimos datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Y unos 780 depósitos por cada 1.000 adultos.
Ese año había en Kenia 1,8 sucursales y 2,9 cajeros por cada 1.000 kilómetros cuadrados. No obstante, había 379 depósitos por cada 1.000 habitantes pese a la menor extensión de la banca.
El sistema M-Pesa comenzó en 2007. Según los datos de Safaricom, un año después tenía dos millones de usuarios, que se multiplicaron en los años siguiente a 6,1 millones (2009), 9,5 millones (2010) y 13,8 millones (marzo de 2011).
Es decir, pese a la ausencia de bancos, un tercio de la población del país tiene acceso a cuentas M-Pesa. Kenia tiene unos 40 millones de habitantes, según Unicef, aunque sus condiciones son miserables: la mitad, 19 millones en 2009, son menores de 18 años; su esperanza de vida son 55 años y la renta bruta anual per capita es de 700 dólares, 490 euros.
La clave para generar riqueza es facilitar a la gente que no tiene acceso material a un banco y que «lleva las cuentas de cabeza» un sistema fácil para guardar sus ahorros.
El banco en la choza
En marzo de este año había 26.948 agentes autorizados para actuar como intermediario entre M-Pesa y los kenianos que querían actualizar sus cuentas. «Operan en pequeñas chozas y tiendas de todo el país», explica el Banco Internacional de Pagos.
Estos intermediarios disponen de más liquidez que el resto de personas y suelen tener más acceso a los bancos. Por una transacción de 30 dólares suelen cobrar un interés de entre 30 y 40 centavos.
«Imponer que no cobren tasas es contraproducente, porque entonces no habrá comerciantes en los pueblos más remotos, y entonces habrá menos liquidez», añade el BIP.
El dinero es más líquido en Kenia desde que existe este sistema. Sólo en el mes de marzo se transfirieron 47.000 millones de chelines kenianos, unos 350 millones de euros. No obstante, el sistema vive una fuerte expansión, pues hace un par de años se transferían vía móvil unos 200 millones al mes.
Además, el arraigo de este sistema posibilita la oferta de nuevos productos financieros. El Banco Justo de Kenia ha lanzado junto con Safaricom la marca ‘M-Kesho’, la cual integra las cuentas de la entidad con las de M-Pesa y da acceso a préstamos. Por su parte, Airtel ha lanzado la red Zap con ventajas como no pagar por las transferencias.
Paul Volcker, ex jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos, afirmó una vez que los cajeros fueron «la innovación financiera más importante» del pasado siglo en Occidente. Según el Banco Internacional de Pagos «se puede decir lo mismo» de los sistemas de pago por móvil en África.
Fuente:elmundo.es