Fuente: www.oroyfinanzas.com
Es un hecho que el sistema financiero se prepara para la inclusión de las criptomonedas en su seno como parte fundamental de la economía global y las finanzas digitales. Las monedas virtuales han tomado partido a medida que sus valores se han incrementado exponencialmente, y a la par que surgen con fuerza otras monedas que pueden competir con el Bitcoin.
Hasta ahora, era sólo el Bitcoin la moneda de referencia en los mercados de las divisas digitales y algunos brokers como eToro se han volcado en este mercado, y era visto como un ensayo a la espera de las reacciones del mercado y su posición. También se veían estas monedas como un elemento activo muy fluctuante, especulador, con lo cual no podía contar con validez de cara a posicionarse como un método de pago y transacción fiable, sobre todo a partir de la implosión del Bitcoin y el robo masivo de monedas.
Sin embargo, la posterior consolidación y su crecimiento sostenido en el tiempo, además de la aparición de otras criptomonedas Ether, Ripple, Dash; junto a la aceptación por cada vez más organismos internacionales, empresas y mercados, ha dado lugar a la asimilación de las monedas virtuales o criptomonedas, siendo un referente y ganándose el formar parte del sistema financiero global.
Recientemente el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dijo que aunque las criptodivisas no están los suficientemente maduras y estables como para poder regularlas en los mecanismos financieros internacionales y ser miembros del sistema monetario internacional; sí que apostó por el impulso, crecimiento y protección de gobiernos y agencias internacionales con el fin de estabilizar, dar confianza y ser un elemento que, en un futuro próximo, pueda desarrollarse.
De esta afirmación se desprenden los comentarios de los analistas financieros sobre las criptomonedas: el valor y potencial de una moneda virtual depende del desarrollo de la economía local o nacional, es decir, una mayor riqueza y potencial económico de la economía hará redundar a un mayor valor en la moneda. Por esta misma razón, los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) han determinado que el valor y estabilización de una moneda virtual depende del mercado al que esté destinada.
Sin embargo, ¿cómo es posible valorar y confiar en una moneda digital cuando no existe un mercado real subyacente? A esto mismo responden que depende del tamaño y fiabilidad de la comunidad que le dé soporte, es decir, depende de quiénes y para qué usen la divisa.
En este sentido, el bitcoin (BTC) y otras monedas que recientemente han tomado partido como alternativa en las criptomonedas, están consiguiendo introducirse como medio de pago internacional, como inversión en mercados de activos y como forma de operar en transacciones domesticas entre la población, su reto más difícil.
Hasta ahora, la política en cuanto a las monedas virtuales se ha basado en el “buy and hold”, comprar y mantenerse a la espera de que se incrementara su valor, o lo que es lo mismo, la tenencia de un activo como inversión a largo plazo especulativa de alguna forma. Es justamente lo que las criptomonedas quieren sobrepasar, de un elemento estático de inversión a uno dinámico, que sea útil a la economía doméstica y las transacciones económicas.
El principal reto al que se enfrentan las criptomonedas es la forma en que se han de regularizar y someterse a los patrones internacionales. No es posible que una moneda quiera ser parte del SMI sin estar sometida o emitida por ningún organismo que respalde tales operaciones, algo así como un banco central o alguna agencia con la solidez y fiabilidad de saberla gestionar.
Otro reto de estas monedas es la facilidad con la que se pueden robar o hackear, ya que no es más que información en bites que se transmite a través de un sistema P2P. Cabría la posibilidad de mejorar el cifrado y control por parte de organismos independientes.
La oportunidad radica ahora en que las criptomonedas sean vistas como la herramienta fundamental de la nueva economía digital, apostando por un mayor uso, dado que el dinero físico como hoy lo conocemos es muy probable que desaparezca en los próximos 20 años. Por eso la banca internacional está sufriendo un enorme cambio digital instaurando bancos online y realizando de todo tipo de operaciones en línea. Es justamente aquí, en el desarrollo de la banca y economía digital (por ejemplo bancos como BBVA e ING) donde las monedas virtuales tienen su gran oportunidad de ser la estrella del cambio, o por el contrario, si su Talón de Aquiles es su falta de potencial y confianza para poder dar el gran salto a la economía financiera, lo que les haga anclarse en lo que son actualmente.
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