La información privada fluye por las redes sociales y también por bases de datos de administraciones y empresas.Los expertos admiten que preservar la intimidad en la red es «casi imposible».Teclee su nombre en Google y pulse buscar. Quizá se lleve una sorpresa. No sólo su nombre y apellidos, puede que su dirección aparezca de repente, o incluso su número de teléfono, que usted dejó hace tiempo en alguna página aunque ya ni lo recuerde. Si forma parte de una red social, lo más seguro es que también aparezca reflejado. Puede que no sea tan difícil averiguar dónde trabaja, ni obtener fotos suyas. Nuestro paso por Internet deja un rastro de datos íntimos, y controlar quién accede a ellos es «casi imposible». Esa es al menos la conclusión a la que llegan los expertos que estos días debaten sobre la privacidad en unas jornadas que forman parte del X Foro Anual de la Sociedad de la Información (Sicarm).
«Es muy difícil impedir que informaciones personales circulen por la red. Hay centenares de bases de datos, y cada vez están más interconectadas», explica Julián Valero, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Murcia (UMU) y organizador de las jornadas sobre los ‘Retos Jurídicos de la protección de datos personales en Internet’. Así, se producen situaciones como la de un profesor de instituto que fue multado por orinar en la vía pública. Sus alumnos terminaron enterándose porque la sanción fue publicada en la edición digital del Boletín Oficial, y de ahí saltó a Google.
Las aseguradoras, los bancos, el Estado. Sus bases de datos nos tienen ‘fichados’, y en muchos casos con informaciones muy sensibles si caen en manos de los ‘hackers’ o piratas informáticos. ¿Se pueden poner puertas al campo? «El problema es que el marco legal actual no está adaptado a la realidad tecnológica», explica Julián Valero. La red ha ido más rápido que el Derecho, y en el vacío creado pueden colarse todo tipo de atropellos. Además, Internet no tiene fronteras, y las leyes nacionales sí. «La única solución pasa por elaborar una normativa internacional», advierte Valero.
Aunque poco a poco, las adminisraciones empiezan a actuar. Así, la Agencia de Protección de Datos acaba de abrir expediente a Google por recoger los datos de navegación de las redes wifi captadas por su sistema ‘Street View’, un servicio que toma fotografías calle a calle de las ciudades para incorporarlas a ‘Google maps’.
Al descubierto
Junto a los buscadores, las redes sociales constituyen la gran brecha por la que nuestra intimidad puede quedar al descubierto. ¿Estamos realmente seguros de que la información que colocamos en Facebook, Twitter o Tuenti llega sólo a quienes nosotros queremos que llegue? «Ningún contenido que se coloque en Tuenti sale de esta red social», explica Natalia Martos, directora del Departamento Jurídico y de Privacidad de esta empresa. «No indexamos ningún contenido en los buscadores. Otras redes sí lo hacen, y eso puede hacer que cualquiera acceda a tu foto de perfil, vea quiénes son tus amigos e incluso conozca cuáles son tus aficiones o ideas, si lo has detallado». La red española Tuenti tiene ocho millones de usuarios. Muchos de ellos son adolescentes. «Estamos revisando los perfiles para borrar a todos aquellos que tengan menos de 14 años. Para ello estamos exigiendo el DNI en los casos sospechosos». La empresa prevé eliminar de la red 300.000 perfiles este año.
Uno de los principales riesgos es que los menores de edad caigan en manos de redes de pedofilia o abusos. «Tenemos un equipo de 25 personas que analiza todos los días los ‘reporter’ que nos llegan. De cada 10.000, sólo una media de 0,7 son posibles delitos, que comunicamos inmediatamente a la Guardia Civil o a la Policía», explica Natalia Martos.
Pero para los ‘hackers’ y los usuarios avezados, saltarse las barreras suele ser demasiado fácil. También puede que alguno de los ‘amigos’ de la red termine mostrando nuestros datos privados donde no debe. Es lo que les ha pasado a tres trabajadores de una empresa francesa, que han sido despedidos por criticar a sus jefes en ‘facebook’. Alguien que tenía acceso a sus perfiles hizo llegar los comentarios a la empresa.
Funete:www.laverdad.e
Los peligros no se quedan aquí. Cualquiera puede suplantar una personalidad en la red creando un perfil falso o mandando un ‘e-mail’ con la identidad de otra persona. Internet también es terreno abonado para difundir informaciones falsas que atentan contra la intimidad. Los rumores que antes se extendían en los cafés o las porterías se expanden ahora a la velocidad de la luz a través de los blog. El problema es que para muchos, estos bulos resultan creíbles.
Fuente:www.laverdad.es
el que nos desnuda y casi hasta nos dervirga es el señorito google..mucho cuidadin.