Fuente: www.economiaynegocios.cl
La mayoría de estas plataformas proviene de Santiago, con 94,6%, y más de la mitad se encuentra en una etapa avanzada. Sin embargo, el financiamiento y algunos vacíos legales, como su regulación, son las principales causas por las que su desarrollo y operación se pueden ver afectados.
Las finanzas y la tecnología se fusionaron para dar vida a las fintechs , un concepto de negocio que ofrece una transformación digital de manera eficaz y menos costosa a entidades financieras, y que hoy está presente en por lo menos 75 emprendimientos locales.
De acuerdo con el informe Fintech Radar Chile 2017, el ecosistema de estas compañías creció 34% en 18 meses, desde junio de 2016; con lo que Chile se coloca como el cuarto país de América Latina con mayor oferta, detrás de México, Brasil y Colombia.
«Efectivamente, el portafolio fintech está creciendo bastante y se está diversificando en dos aspectos: en la generación de herramientas para ayudar a las grandes empresas a optimizar sus servicios y en el desarrollo de nuevas tecnologías para ofrecer soluciones alternativas», asegura Rocío Fonseca, directora ejecutiva de Start-Up Chile.
Los segmentos en los que la expansión de las fintechs es evidente son: pagos y remesas (30%), gestión de finanzas empresariales (16%), crowdfunding (15%), préstamos (9%) y gestión de finanzas personales (8%). Mientras que los rubros emergentes son: gestión patrimonial; puntaje, identidad y fraude; seguros; tecnologías empresariales para instituciones financieras y trading & mercados.
Sebastián Ugarte, uno de los fundadores de la plataforma de inclusión financiera Destacame.cl, que también opera en México, resalta que la calidad y cantidad de las fintechs en Chile han aumentado y evolucionado, cumpliendo con el objetivo de que los bancos operen de una manera más dinámica al ofrecerles soluciones a los problemas que puedan tener día a día.
El Fintech Radar Chile revela que el 51% de las compañías del rubro se encuentra en una etapa avanzada de desarrollo, otras en fase de crecimiento y expansión (19%), en etapas iniciales (16%) y que el 14% está listo para un lanzamiento comercial. Asegura también que Chile presenta un mercado relativamente joven, pues el 81% de las startups encuestadas afirmaron haber sido creadas en los últimos 4 años.
Pese a esta progresión, Cristóbal Forno, Ceo de Capitaria, explica que «en la industria financiera local han empezado a aparecer emprendimientos de este tipo, pero para hablar de un traslado a la banca digital todavía falta, ya que aún queda mucho tiempo para que alguna empresa fintech pueda impactar en el desarrollo del mercado financiero chileno».
Normas por establecer
Si bien la oferta de compañías fintechs ha aumentado, estas, para pasar de ser un emprendimiento hasta convertirse en una plataforma, se enfrentan a ciertos retos como la falta de financiamiento, dejar de ser vistas como competencia por las grandes empresas y contar con una regulación que les permita testear para modificar, innovar y ofrecer soluciones efectivas.
Así lo reconoce Fonseca, de Start-Up Chile: «Tenemos el desafío de pasar de una industria tradicional a una más disruptiva y junto con esto van las leyes asociadas al uso de las nuevas tecnologías. Obviamente, la falta de una regulación les pesa muy fuerte a las fintechs porque falta un desarrollo legislativo que permita el impulso tecnológico».
Ángel Sierra, director ejecutivo de la Asociación Fintech de Chile, la cual partió hace cuatro meses, explica que desde el 2014 el Banco Central se ha esforzado por entender de cerca estos emprendimientos, y que en la actualidad continúan reuniéndose para avanzar en el tema de «nuevas normas que vienen en camino».
«Muchos de los proyectos han sido apoyados por la Corfo, por lo que sería poco consecuente que posteriormente una regulación frenara a las fintechs «, resalta Sierra.
En la misma línea, Cristóbal Forno dice que una regulación para la industria debe ser pensada para que Chile se transforme en un hub de empresas fintechs regionales. Agrega que para esto es necesario establecer patrimonios y garantías por tipo de servicio y cliente, establecer cumplimientos relativos a prevención de lavado de activos y fomentar la cooperación entre los actores.