Desde octubre del 2007, el Banco Popular tendió un cerco que hasta la fecha no ha podido ser vulnerado por la tecnología de los estafadores cibernéticos.
De eso dan cuenta no solo los personeros de la entidad, sino también las estadísticas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) entre el 2008 y el primer semestre del presente año.
La casilla reservada para el Banco Popular ha permanecido en blanco, a diferencia de los años 2007 y 2006, cuando se registraron 23 y 16 robos electrónicos.
Raúl Lacayo, jefe de seguridad del banco, señaló como la “clave del éxito” el sistema denominado “Favoritos”, que se implementó hace tres años.
En este, el cliente reporta los nombres de las personas autorizadas para recibir transferencias electrónicas desde su cuenta.
Cualquier intento por desviar dinero a cuentas de terceros no autorizados es bloqueado.
Lacayo enfatizó que eso ayudó a detener este tipo de fraudes. El BAC, entre otros bancos privados, también logró alejar a los grupos de estafadores, según el OIJ.
Otras medidas. El jefe de seguridad del Banco Popular comentó que, aparte de “Favoritos”, cuentan con otras herramientas para prevenir ataques mediante Phishing y el recién llegado Pharming.
Sobre este último, que instala en secreto una aplicación para desviar las direcciones electrónicas de bancos a páginas falsas (para pedir sus datos confidenciales), el experto en informática, Manuel Quesada, dijo que es muy difícil detectar el ingreso del programa espía.
“Lo recomendable es que la gente no acepte el ingreso a links que no está esperando y, en caso de duda, acudir a un experto informático para determinar si las direcciones web han sido redireccionadas”, dijo.
El Banco Popular incluyó en su “sistema de defensas” el E-token, una llave con claves digitales.
“Es un buen sistema porque el estafador necesita esa información para efectuar trámites y eso solo lo porta el cliente bancario. Tendría que despojarlo del token y eso para un estafador es complicado”, dijo un agente del OIJ.