Claro que sí, y es más sencillo de lo que parece.
En tiempos de “Nueva normalidad” y creciente deslocalización del trabajo, que viene a completarse por las modificaciones a las que ha forzado la pandemia de Covid 19, es indispensable reflexionar (y actuar) respecto a la confianza que dispensamos a quienes se encargan de operar los sistemas de las Fintech en particular y de todo el sistema financiero de la región en general.
Es que el “Home Office” y demás formas de trabajo remoto aumentan la fragilidad de los sistemas; los datos cruciales de las organizaciones ahora pueden ser accedidos desde domicilios particulares, y esto hace que se desplacen más, aumentando la posibilidad de ser interceptados con propósitos maliciosos, que estén más expuestos a virus y que, en definitiva, sea más posible exponerlos a sustracciones o usos inapropiados que cuando estaban alojados en un servidor o en una “cloud” de acceso privado.
Por lo tanto, y sabiendo que el trabajo remoto era ya una tendencia irreversible y de crecimiento exponencial (la pandemia solo la aceleró) nada más adecuado que reforzar los controles de confiabilidad sobre las personas que ahora están en sus domicilios manipulando la información que representa muchísimo dinero, y (lo que es casi más importante) gran parte de la confianza que los inversores depositan en una organización.
Somos conscientes de que la confianza lo es todo en el sistema financiero y que la economía misma se mueve con tracción a confianza. Por ende, cada empresa del vertical financiero (desde las pequeñas startups que están revolucionando el mercado hasta las mayores corporaciones que hasta hoy predominan en el sector) se alimenta de confianza, la cual debe ir tanto de adentro hacia afuera, inspirándola en cada stakeholder, como de afuera hacia adentro, contando con personal dueño de una inquebrantable ética laboral.
Ahora bien: ¿Es posible medir esa indispensable ética? ¿Podemos detectar falencias y debilidades que la afecten? ¿Hay métodos y sistemas para cuantificar sin lugar a dudas algo tan intangible como la confianza que le dispensamos a un colaborador?
Para saberlo, hablamos con el Ingeniero mexicano Iván Martinez Vieyra, hombre con más de 20 años de experiencia en el sector de la tecnología digital, quien desde su empresa NEZYRA ha desarrollado un sistema que permite detectar en el personal tendencias a cometer desfalcos, hábitos tóxicos, inclinación a mentir y niveles de satisfacción en sus tareas, basado en una tecnología israelí con dos décadas de experimentación y desarrollo.
-Iván, ¿Realmente podemos prever que un colaborador pre seleccionado para trabajar en una empresa o proyecto miente en su CV o puede ser potencialmente problemático?
¡Claro que sí! Con la tecnología conocida como LVA-i (Layer Voice Analisys, o Análisis de voz por capas) que es un sistema para registrar el estrés de la voz mediante las alteraciones en el habla del entrevistado, los “microtremores”, que se manifiestan ante distintos requerimientos y no pueden ser notados ni por el mismo hablante… pero sí por nuestro software, que los califica según el conocido “Diamante emocional”, que organiza y mide los parámetros de Energía, Pasión, Emoción, Inquietud, Estrés, Esfuerzo mental, Incertidumbre, Concentración, y permite detectar sus cambios durante la charla.
– ¿Es posible entonces detectar intenciones engañosas?
Así es. Nuestro sistema, que puede utilizarse para entrevistas presenciales o remotas, no requiere ninguna conexión física, puede analizar una entrevista previamente grabada e incluso permite realizar entrevistas masivas. Se basa en un cuestionario fácilmente customizable (de acuerdo a la actividad) y se encuentra los markets de Apps más populares
-Entonces esto viene a facilitar que no se contrate a personas potencialmente problemáticas, de acuerdo. ¿Pero qué sucede si esas personas ya están trabajando en la empresa, porque no han sido detectadas como conflictivas por no haberse empleado un sistema como éste al momento de su contratación?
La ética laboral de las personas puede variar con el tiempo y las circunstancias cambiantes. Por eso aconsejamos evaluaciones periódicas de satisfacción con el trabajo, ya que nuestro software se adapta para ese uso, cambiando las preguntas. Y eso es tanto para los puestos de menor importancia como para los de mayor responsabilidad. Siempre que haya que contratar a alguien, para cualquier función, podemos ayudar a que se haga de la manera más amigable y previniendo situaciones perjudiciales a futuro.
¿Esto puede aplicarse al sector de las Fintech?
Por supuesto. Está especialmente indicado para ellas, porque previene futuros posibles desfalcos, fugas de información y actos de corrupción, detectando fácilmente a quienes tienen inclinaciones a cometerlos. De la misma manera que puede señalar incongruencias entre lo que se dice verbalmente y lo que se escribió en un CV, o indicar que una persona mantiene relaciones poco recomendables con gente de mala reputación.
Y lo mismo aplica para empresas de seguridad privada, universidades, cadenas de retail o entidades que manejen datos sensibles, como centros de salud con historiales médicos.
Es una manera rápida y eficiente de aplicar lo mejor de la tecnología digital a la selección de los recursos humanos más adecuados, porque son el motor de toda empresa, y nuestra actividad no será viable si ellos no son de absoluta confianza.