Fuente: Forbes México
En un mercado cambiante y retador, se necesitan líderes con altas habilidades gerenciales que guíen con contundencia a las empresas a través de los cambios exponenciales.
Con la expansión del mundo empresarial, el surgimiento de las startups y la transformación digital, la alta dirección ya no es una mera cuestión de jerarquía y prestigio en las empresas, y ha dejado de ser el rasgo característico del famoso C-level.
Entonces, ¿qué es lo que define a quienes forman parte de la alta dirección? ¿Qué es lo que convierte a un profesional en uno de los agentes clave para impulsar el éxito en su organización? La respuesta está en sus habilidades.
“En la actualidad, los empleadores demandan un tipo de liderazgo muy particular, más resiliente que nunca. Uno que permita gestionar no solo el cambio inercial de las empresas, sino otros cambios de tipo exponencial”, explica Igor Rivera, director del EGADE – W. P. Carey Executive MBA.
Para llevar a cabo una función con éxito en la alta dirección, o llegar a ella, es necesario contar con un conjunto crítico de habilidades. Así sea la directora de finanzas o el director de operaciones, la misión de estos líderes es clara: tomar decisiones contundentes en representación de la compañía dentro de un mercado altamente cambiante y retador.
“Aquellos líderes que han entendido el cambio en las señales están capitalizando muy bien la liberación del potencial de sus equipos”, añade Igor Rivera.
Algunas de las habilidades más específicas o técnicas –tales como el análisis de datos, estrategia digital y el manejo de plataformas– podrán variar o depender del puesto en cuestión, pero la adaptabilidad y dominio de las tecnologías más actuales no puede faltar en la combinación directiva para guiar a las empresas a través de los cambios globales.
“En el mundo de la tecnología, en donde la competencia es feroz, se han puesto en práctica muchas metodologías de innovación y gestión de proyectos que permiten alcanzar el balance más adecuado para cada tipo de organización”, señala el director del programa.
La otra parte de esta ecuación de liderazgo corresponde a las famosas habilidades blandas o power skills, un vehículo esencial para hacer que las cosas pasen. Estas integran el pensamiento crítico, la visión estratégica y el liderazgo, que no pueden faltar en el arsenal de ningún directivo.
La misma combinación de las habilidades técnicas con las power skills también proveen de un subconjunto de habilidades esenciales como lo es la gestión del cambio, la visión estratégica a futuro y los elementos de liderazgo transformacional para poder orquestar la nueva visión de las empresas.
¿Qué les depara a los nuevos directivos en las empresas?
Está claro que la combinación ejecutiva no se logra de la noche a la mañana y quizás no sea una meta a la que se pueda llegar. Siempre habrá una habilidad que pulir, un nuevo conocimiento que adquirir y un reto inesperado que enfrentar.
La necesidad de contar con una nueva generación de directivos que lleven un balance integral entre habilidades técnicas y blandas para liderar a sus organizaciones es palpable en el mundo empresarial. El futuro de la alta dirección dependerá tanto de la responsabilidad que se tenga por la organización, como de un compromiso altamente personal entre los directivos.