Fuente: www.tynmagazine.com
Los creadores de estas tres firmas tecnológicas chilenas innovadoras son una nueva generación de emprendedores orientados a las “fintech”.
“Tenía bitcoins y me di cuenta que en Chile cada vez más gente las usaba y no habían muchos servicios para las criptomonedas aquí. Las nuevas generaciones están metiéndose mucho en las criptomonedas y en 10 años más estas generaciones son las que estarán más insertas en la economía”, relata Rafael Meruane, cofundador de CryptoMarket, una plataforma que es un símil a la bolsa de comercio y sus corredoras, pero donde se transan criptomonedas.
“Para los millennials es algo normal las criptomonedas, compran videojuegos con esto”, cuenta Jorge Dupré, otro socio de la compañía que inició sus operaciones en noviembre de 2016 en Chile y que ya están presentes también en Argentina, Brasil, México y Europa.
Meruane explica que “creamos un clon idéntico a la Bolsa de Comercio, donde lo que se transa no es una acción, si no que una criptomoneda. En nuestra bolsa el mercado determina cuál es el precio de cada una”. Esta plataforma es la que hace que la transacción, tanto la compra como la venta, sea segura y rápida. Dupré puntualiza que “competimos por eficiencia, rapidez y seguridad con las otras bolsas de criptomonedas del mundo” y Meruane añade que “tratamos de ser la bolsa más líquida. Además, hay muchos market makers en todo el mundo, que transan en todas las bolsas y de forma más fácil que en el canal tradicional. El arbitraje de mercado es más rápido”.
Similar a historias de Sillicon Valley, Meruane junto a su socio Martín Jofré iniciaron sus trabajos en el subterráneo de una bodega de un edificio cercano a Avenida Apoquindo. Antes se dedicaban a hacer softwares específicos para empresas. Hoy trabaja en CryptoMarket una treintena de personas entre los 20 y 40 años, tienen 45 mil usuarios chilenos y 170 mil en toda Sudamérica, además de clientes de 80 países. Bordean el 50% de participación de mercado a nivel nacional.
Hay quienes han creído en CryptoMarket y han apoyado en su financiamiento. Corfo con $10 millones al inicio, luego las firmas Concensis Ventures y Magma Partners aportaron US$ 600 mil. Los socios de la fintech esperan hacer otro llamado de financiamiento donde habrá una nueva emisión de acciones. El ideal es que se sume un banco o un aliado del ecosistema financiero.
Hoy operan cuatro criptomonedas: Bitcoin, Ethereum, Stellar y Eos. Tienen una transacción por minuto, pero en un momento peak pueden llegar a más de cien.
“Transbank se ríe de nosotros”
En los últimos meses estos emprendedores crearon CryptoCompra.com, que es una especie de Transbank global. Permite que cualquier comercio, tanto e-commerce como presencial, permita recibir criptomonedas como medio de pago ante un producto o servicio, pero el comercio siempre recibirá finalmente su pago en pesos o cualquier divisa que maneje. “Es un canal de pago más, como Paypal y sólo se necesita un celular, no otra máquina”, dice Guilherme Ávila, gerente de negocios de CryptoMarket, quien acota que esta nueva plataforma “le garantiza al comercio que si el cliente pagó en criptomonedas, al día siguiente tendrá su pago en divisas tradicionales. Cumplimos más rápido que Transbank y con una comisión tres veces más baja (0,9%)”.
¿Qué opinará la competencia de esta incipiente nueva línea de negocio de estos jóvenes? Meruane dice que “Transbank se ríe de nosotros con este emprendimiento” y Ávila acota que “nos ven como poca cosa”. Lo cierto es que Dupré avisa que “en un futuro, como empresa tecnológica basada en blockchain y distintas criptomonedas, podríamos ser una plataforma que permita hacer remesas, pedir créditos, recibir pagos, etcétera. Podríamos proveer casi lo mismo que ofrece un banco, pero de forma digital y global, con tasas absurdamente menores. No es tan ilógico pensar que esto es el futuro”.
La competencia de los fondos mutuos tradicionales
Dos primeros lugares de su generación en ingeniería de la Universidad de Chile, Omar Larré y Andrés Marinkovic; además del ingeniero civil industrial, astrónomo y geofísico de la Universidad de Chile, Pedro Pineda, y el ingeniero civil industrial PUC experto en tecnologías de la información, Agustín Feuerhake, se unieron para crear la administradora general de fondos Fintual, que busca democratizar las inversiones bursátiles con menores comisiones y donde compiten con los fondos mutuos tradicionales.
Con el financiamiento de Y Combinator —incubadora de donde surgieron firmas como AirBnB y Dropbox—, Village Capital, Blackrock, Paypal, CitiBanamex y Corfo, Fintual se aboca a armar carteras personalizadas de inversión en ETF o Exchange Traded Funds, que son fondos cotizados en bolsa que replican la rentabilidad de un índice, como el IPSA o el S&P 500.
En el proceso de asignación de inversiones, las personas declaran el nivel de riesgo y el plazo en el que quieren invertir. “Tenemos una parrilla inicial de ETFs y fondos aprobados en un due diligence interno que mide, entre otros, la liquidez secundaria, la calidad de las casas y de los managers. De esa parrilla, un algoritmo elige cuáles usar (no son necesariamente todos). Con los ETFs cubrimos clases de activos tales como renta variable extranjera y nacional, más renta fija extranjera. Los ETF que usamos invierten en compañías del S&P 500, como Apple, Amazon, JP Morgan, etcétera”, detallan desde la compañía. Además, los clientes de Fintual pueden invertir en fondos de renta fija local a través de series institucionales. Es decir, “se junta la plata de todos los clientes y se consigue una comisión más barata e imposible de alcanzar por un cliente común y corriente por sí solo”, añaden.
Fintual administra $5.372 millones de más de 1800 clientes, casi todas personas comunes y corrientes que deciden empezar una inversión para el futuro. Cobran una comisión de 1,19% al año y sacar el dinero es gratis, donde no importa si se retira antes del plazo inicialmente planificado.
Los clientes de Fintual invierten en promedio por sobre los tres millones de pesos, pero aseguran que “tenemos clientes que nos prueban con poquita plata al principio y después se animan a más. No tenemos mínimos, cualquier chileno hoy puede hacerse nuestro cliente en pocos minutos y solo necesita tener un computador o un celular para hacerlo”.
Los socios aspiran a cosas grandes. Ya abrieron oficina en México y esperan hacerlo pronto en Colombia. Aseveran que su objetivo es administrar US$ 1.000 millones a 2021. “Estamos creciendo 10% a la semana casi exclusivamente gracias al boca a boca y todavía nos queda mucho por crecer. Tenemos nuevos negocios y productos en carpeta, pero el foco ahora está en la administración del dinero de nuestros clientes”, dicen en Fintual.
Preocupados del legado
¿Qué pasa con las criptomonedas, con las inversiones o con discos duros con información relevante en caso de fallecimiento? Esa pregunta se hicieron los fundadores de Crypto Legacy para iniciar su emprendimiento, que ha sido apoyado por UDD Ventures y Corfo, y que están próximos a lanzar su plataforma.
“Nos dimos cuenta que entre el 17% y el 23% de las bitcoins (valorizadas en unos US$ 39 mil millones) que existen actualmente en el mercado están perdidas, ya sea porque los titulares de estas criptomonedas han fallecido o bien porque perdieron sus claves únicas de sus wallets”, indican. Por eso, ofrecen un servicio de testamente que facilita la generación de legados.
Cifran que el mercado global de estos activos es de US$ 350 mil millones y que sus clientes potenciales son inversionistas que posean tres o más wallets donde almacenen sus criptomonedas. “Desarrollamos una plataforma que se encargará de la protección de activos digitales y la continuidad en el tiempo de estos, pese a la condición del dueño de los activos”, dice Roberto Zibert, uno de los fundadores.
Con Crypto Legacy, los usuarios generan bóvedas virtuales, pudiendo ceder su acceso en forma automática al verificarse ciertas condiciones específicas como por ejemplo la muerte. La plataforma hace uso de blockchain para poder llevar el registro de las bóvedas y ejecutar el traspaso del acceso a éstas cuando se compruebe que el dueño de ésta no pueda continuar administrándola. Lo anterior, gracias a un smart contract que contiene dichas instrucciones. Una vez ocurrido esto solo los herederos pueden utilizar el acceso, develando el contenido de las bóvedas.
Zibert comenta que en este servicio cobrarán una comisión mensual por la creación y mantención de las bóvedas virtuales.