Fuente: blog.selfbank.es
En los últimos años, hemos oído hablar largo y tendido del Bitcoin y de otras criptomonedas, como el Ripple o el Ethereum. Habitualmente, son noticias referidas a la cotización de estas monedas, cuyas revalorizaciones a finales del año pasado parecían no tener límites. De hecho, el bitcoin pasó de rondar los 1.000 dólares a principios de abril de 2017 hasta cerca de los 20.000 a finales de año (posteriormente, inició un pronunciado descenso que le ha llevado al entorno de los 7.000 dólares).
Por eso, muchas personas, inversores o no, se preguntan qué hay detrás de estas criptomonedas, si son seguras o no, si sirven o servirán para hacer transacciones igual que otras monedas como el euro o el dólar, y si realmente son el futuro, o terminarán desapareciendo, quedando para la Historia como un invento más o menos ingenioso.
Blockchain, la base del sistema
Blockchain es el sistema en el que se basan estas monedas virtuales. La cadena de bloques es un sistema para verificar las transacciones sin que hagan falta terceras personas o entidades que las verifiquen.
Por ejemplo, normalmente, cuando hacemos una transferencia de una entidad financiera a otra, los propios bancos actúan como intermediarios que aseguran esas transacciones, de manera que los 1.000 euros que tenía esta mañana en mi cuenta pasan a estar en la cuenta de otra persona. En la práctica, mi banco restará esa cantidad de mi cuenta e informará a la otra entidad para que la sume en la cuenta de otra persona. No han cambiado los billetes físicamente, sino que han sido anotaciones informáticas en uno y otro lado.
Con Blockchain, se trata de que no hagan falta intermediarios, sino que la información de las transacciones se guarde en una especie de archivo común, como si fuera un gigantesco libro de contabilidad en el que se anota todo, y del que todos los participantes en el sistema tienen una copia. De manera que, si la información que tienen todos es la misma, se entiende que es cierta.
Todo esto explicado de manera sencilla, porque la base tecnológica de Blockchain es muy compleja. Blockchain es una gran base de datos en la que se anotan todas las transacciones, y sus participantes —nodos de la red— se conectan en una red descentralizada, es decir, no existe un servidor que centralice todo, sino que son redes tipo P2P. Por supuesto, la información viaja encriptada, de manera que no se puede conocer su contenido. Y tampoco se sabe a quién pertenece cada cuenta.
De esta manera, esta tecnología actúa como un notario que da fe de las transacciones, pero con miles de dispositivos validándolas a la vez; además, no se puede hackear, gracias al encriptado, y resulta muy barata, lo que permite abaratar los costes de transacción.
Los mensajes que se van transmitiendo por esa red se agrupan en bloques. Cuando ya no “cabe” más en un bloque, se genera el siguiente, que va enlazado al bloque anterior, y así sucesivamente. De ahí el nombre de Blockchain, o cadena de bloques. Además, también se graba una marca de tiempo y los datos de la transacción, y esa información es pública, de manera que se puede garantizar la trazabilidad de las transacciones, es decir, se podría rastrear todo el camino que hace un bitcoin, por ejemplo, de una cartera virtual a otra.
Para qué sirve una red Blockchain
Esta tecnología se ha utilizado principalmente para sustentar monedas virtuales, como las que hemos comentado al principio del artículo. Pero Blockchain puede utilizarse, en general, para verificar cualquier transacción que requiera una comprobación. Y es aquí donde puede incrementarse todavía más su utilidad.
El Blockchain en el mundo de la inversión
No sólo se trata de invertir en bitcoins. Además de la archiconocida moneda (y de otras similares), muchos bancos, incluidos los bancos centrales de los países, fondos de inversión y diversas entidades financieras, tienen en marcha estudios o proyectos para utilizar esta tecnología en las transacciones (o, al menos, estudiar sus pros y sus contras, y la viabilidad de la misma).
Algunas iniciativas plantean crear tarjetas prepago basadas en monedas virtuales, que permitirían pagar en cualquier lugar, reduciendo o eliminando los costes de conversión de moneda.
Por su parte, algunas tecnológicas también están dedicando cientos de millones al desarrollo de plataformas basadas en Blockchain, como IBM o Sony. Por su parte, la legendaria empresa de fotografía Kodak también se ha sumado al carro de las criptomonedas —y en general, de la tecnología Blockchain— al poner en marcha un sistema para gestionar los derechos de autor de las fotografías basado en este sistema, así como una criptomoneda con la que pagar a los autores.
Pero también hay sectores no puramente financieros que también podrían beneficiarse de este sistema. En Japón, por ejemplo, se ha comenzado a trabajar en un proyecto para gestionar el registro de la propiedad con este tipo de tecnología, de manera que se podría consultar fácilmente la información sobre los cientos de millones de fincas existentes en el país.
La identidad digital es otro de los campos en los que se está trabajando con las cadenas de bloques. Últimamente han proliferado diversos problemas relacionados con fallos de seguridad y robos de datos, incluso en importantes multinacionales tecnológicas, y esta tecnología podría ser la adecuada para validar la identidad de los usuarios de forma segura e irrefutable.
Incluso algunos proponen que los gobiernos basen la identificación de los ciudadanos en este sistema, o que la gestión de los historiales médicos, que también resulta compleja y acapara una buena cantidad de recursos, podría mejorar gracias a la tecnología de bloques.
Por su parte, algunas grandes empresas logísticas también están utilizando ya esta metodología para gestionar y controlar los documentos relacionados con el transporte de mercancías.
En definitiva, diversos sectores están intentando aprovechar esta tecnología, por lo que es posible que invertir en compañías que apuesten por ella llegue a resultar muy rentable… o no.
Tal y como sucede con otros avances tecnológicos, como la impresión en 3D, no se puede decir si estamos ante una burbuja o es ya una realidad (ahora o en un futuro próximo). Lo que sí se puede afirmar es que el Blockchain seguirá dando mucho que hablar en los próximos años.