Tarjetas de ahorro para ingresar al Transmilenio sin hacer fila en la taquilla; pagar viajes en taxi con el plástico débito o crédito, y hasta el esperado debut de tarjetas prepago para compras en el comercio de cadena al por menor son algunos de los servicios que se promocionan hoy para el uso del dinero plástico en Colombia.
Su objetivo es fidelizar e incluir a más personas en el sistema bancario colombiano, de cara a la creciente competencia en este mercado, que aumenta con la presencia reciente de nuevos bancos en el país (Scotiabank, de Canadá; Banco Falabella de Chile, y Banco Pichincha de Ecuador), y los anuncios de aterrizaje de otras entidades que podrían llegar, por ejemplo, de Brasil.
Para Gustavo Leaño, presidente de Credibanco, franquicia en Colombia del sistema de medios de pago internacional Visa, el potencial de crecimiento en este mercado es grande, pues hay 5,3 millones de personas con tarjetas de crédito sobre una población económicamente activa que puede estar alrededor de 20 millones.
«Creemos que hay una necesidad muy importante de profundización en el crédito, y el mecanismo para masificar el mercado son las tarjetas», manifestó el ejecutivo.
Razón no le falta si se tiene en cuenta que el crédito de consumo muestra un crecimiento cercano al 25 por ciento anual, y que los bancos y establecimientos comerciales tienen intensos programas de colocación de nuevos préstamos, especialmente vía dinero plástico.
A esto se suma el hecho de que las tarjetas débito siguen en alza, entre otras razones por campañas de masificación, como el programa Familias en Acción, que impulsa el Gobierno.
Hoy en Colombia hay casi nueve millones de tarjetas de crédito activas y 16,1 millones de débito. De esta manera, el dinero plástico es cada vez menos visto solo como un medio de pago para establecimientos de comercio con el fin de comprar ropa, electrodomésticos o comidas, sino que ahora se busca convertirlo en un vehículo de acceso a servicios adicionales.
Fuente: El Tiempo, Colombia