El ecosistema fintech en México y América Latina continúa su vertiginoso crecimiento, impulsado por la innovación tecnológica y una demanda creciente de servicios financieros accesibles y eficientes. En este contexto, el panorama regulatorio ha experimentado cambios significativos que buscan equilibrar la promoción de la innovación con la protección de los consumidores y la estabilidad del sistema financiero.
Diego Romero Tuccio, Head of Business Development Latam de Coinscrap Finance, destaca: “Las regulaciones han avanzado considerablemente en los últimos años, proporcionando un marco más claro y seguro para que las fintech puedan operar y escalar sus negocios. Esto no solo fomenta la confianza de los inversionistas, sino que también protege a los usuarios finales, creando un entorno más sostenible para todos los actores involucrados.”
En México, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) ha implementado nuevas normativas que buscan regular las actividades de las fintech de manera más detallada. La Ley Fintech, actualizada en 2023, introduce requisitos más estrictos para la obtención de licencias, el manejo de datos y la prevención de fraudes financieros. Estas regulaciones han incentivado a las empresas a invertir en tecnologías de seguridad y en el cumplimiento normativo, elevando el estándar de la industria.
Según un informe reciente de la Asociación Fintech de México, el número de licencias otorgadas a empresas fintech aumentaron un 30% en 2024, reflejando una mayor confianza por parte de las autoridades en el sector. Además, se estima que el volumen de transacciones fintech en México alcanzará los $200 mil millones para finales de 2025, lo que representa un crecimiento del 25% respecto al año anterior.
En el ámbito regional, países como Brasil, Colombia y Chile también han avanzado en la creación de marcos regulatorios específicos para las fintech. Brasil, por ejemplo, ha consolidado su posición como líder en la región con la implementación del Sandbox Regulatorio de la Comisión de Valores Mobiliarios (CVM), que permite a las fintech probar sus innovaciones en un entorno controlado antes de su lanzamiento oficial. Este enfoque ha facilitado la entrada de nuevas empresas al mercado y ha promovido la colaboración entre reguladores y fintech.
Colombia ha seguido una trayectoria similar, fortaleciendo su normativa a través de la Superintendencia Financiera. En 2024, se introdujeron regulaciones que obligan a las fintech a cumplir con estándares más altos de transparencia y a implementar políticas robustas de protección de datos. Estas medidas han sido bien recibidas por los consumidores, quienes muestran una mayor disposición a utilizar servicios fintech debido a la confianza generada por las nuevas regulaciones.
Romero Tuccio comenta: “La armonización de las regulaciones en diferentes países de Latinoamérica es crucial para facilitar la expansión de las fintech en la región. Sin embargo, aún enfrentamos desafíos en términos de consistencia normativa y la adaptación a las particularidades de cada mercado local.”
Un desafío significativo para las fintech en la región es la diversidad de marcos regulatorios entre los distintos países. Esta fragmentación puede complicar la expansión transfronteriza y aumentar los costos operativos para las empresas que buscan escalar sus operaciones en múltiples mercados. A pesar de estos retos, existen iniciativas regionales que buscan promover la cooperación y la estandarización regulatoria, facilitando así un entorno más favorable para el crecimiento de las fintech.
La integración de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA) y el blockchain también está siendo regulada de manera más estricta. Las autoridades financieras están trabajando para establecer directrices claras sobre el uso ético y seguro de estas tecnologías, garantizando que las innovaciones no comprometan la seguridad financiera ni la privacidad de los usuarios. En este sentido, la colaboración entre reguladores y empresas fintech es fundamental para desarrollar normativas que promuevan la innovación sin sacrificar la protección de los consumidores.
Además, la inclusión financiera sigue siendo una prioridad en la agenda regulatoria. Las fintech tienen un papel crucial en la ampliación del acceso a servicios financieros para poblaciones desatendidas o excluidas del sistema bancario tradicional. Las regulaciones están diseñadas para facilitar este objetivo, incentivando a las fintech a desarrollar productos y servicios que atiendan a estas comunidades, al mismo tiempo que se garantiza que dichas soluciones sean seguras y fiables.
Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de 2024 señala que la inclusión financiera en la región ha mejorado en un 15% gracias al auge de las fintech, permitiendo que más personas accedan a servicios como préstamos, pagos digitales y gestión de finanzas personales. Este avance no solo contribuye al desarrollo económico, sino que también reduce las brechas sociales y promueve una mayor equidad.
El Head of Business Development Latam de Coinscrap Finance añade: “La regulación proactiva es esencial para garantizar que las fintech puedan contribuir positivamente al desarrollo económico y social de la región. Al mismo tiempo, es vital que estas regulaciones sean flexibles y evolucionen junto con las tecnologías y modelos de negocio emergentes.”
El papel de las fintech en la transformación digital del sector financiero es indiscutible, y el respaldo regulatorio es un componente clave para su éxito continuo. La colaboración entre empresas, reguladores y otros actores del ecosistema financiero es esencial para crear un entorno que favorezca la innovación, proteja a los consumidores y asegure la estabilidad del sistema financiero.
Fuente: TyN Magazine