Fuente: La Tercera (Edición Impresa)
El uso de plásticos se ha masificado durante los últimos 10 años. En la actualidad, el uso de tarjetas ha traspasado el ámbito bancario para convertirse en una herramienta de múltiples usos.
Hubo un tiempo en que sólo servían para pagar. Eran exclusivas y su propiedad se asociaba a altos estándares de vida, a lujos.
Sin embargo, al pasar de los años, la utilización de los llamados plásticos, ha dado paso a una serie de beneficios y usos asociados a las tarjetas. Desde la ya conocida, y hoy ampliamente aceptada, tarjeta de crédito, hasta las gift cards, cada vez más populares.
Además, la tarjeta se ha convertido en una potente herramienta de fidelización de clientes. Cada vez son más los establecimientos que entregan a sus clientes una tarjeta con la que pueden acceder a créditos propios, importantes descuentos, promociones y a la acumulación de puntos que puede ser canjeados por una gran variedad de productos.
Chile tiene entre la mitad y la octava parte del parque de tarjetas de crédito bancarias de países europeos o de EE.UU., cifra que se repite en el caso de las tarjetas de débito, considerando en esta comparación a países como Singapur o Japón.
Las cifras se revierten en el caso de las tarjetas de crédito, al incluir las tarjetas no bancarias: en ese caso, Chile duplica a países como Suiza, Suecia e Italia y queda muy cerca de Reino Unido y de Singapur, según datos de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), del año 2008.
Otro tema relevante es la seguridad. Según los expertos, Chile es uno de los países en América Latina que han dedicado bastantes recursos a salvaguardar la seguridad del sistema.
El acceso a un mayor número de plásticos, también genera algunas preocupaciones.
Los especialistas recomiendan que si se quiere usar tarjetas sólo para compras, lo lógico es minimizar su número, ya que ello permite controlar los gastos que acarrean (comisiones, mantención, seguros entre otros).