Fuente: www.expansion.com
La crisis financiera y la irrupción de las nuevas tecnologías han llevado a muchos ex altos cargos del sector bancario a colgar el traje y la corbata y lanzarse a emprender en el pujante negocio de las ‘start up’ financieras.
Cuando Grégoire de Lestapis anunció su intención de abandonar su cómodo y lucroso puesto como director general de BBVA en Francia para lanzarse a emprender, nadie en su entorno daba crédito a su decisión. «Cuando les comenté que me iba mis colegas me dijeron que estaba loco. Tenía una posición de confort, era respetado y mi trabajo se reconocía. No se explicaban cómo podía renunciara todo eso», explica en una conversación telefónica con EXPANSIÓN.
Con 54 años, De Lestapis ha pasado más de la mitad de su vida trabajando en el sector financiero a lo largo y ancho del globo. Primero, en las entidades francesas Société Générale y Crédit Agricole y, más tarde, en el banco español BBVA. Allí, el directivo fue responsable de Mercados Globales en Europa y Asia. Posteriormente se hizo cargo de las actividades de Corporate Investment Banking de la entidad en América Latina. Desde hace un año, De Lestapis es el consejero delegado de Lendix en España, empresa francesa de crowdlending -término que engloba a aquellas plataformas digitales a través de las que empresas y particulares pueden acceder a préstamos- que, desde 2014, ha canalizado más de 100 millones de euros en préstamos. En nuestro país, la plataforma está operativa desde hace un año y en ese tiempo ha prestado un total de cinco millones a pequeñas y medianas empresas.
Cuestionado por si se arrepiente del cambio, el francés es tajante: «Me gustaría haber hecho esto antes. La diferencia entre una gran empresa y una fintech es como la noche y el día. En los grandes bancos las singularidades de los usuarios particulares tienden a desaparecer entre los procesos, que se han multiplicado a raíz de la crisis financiera. Esta situación provoca que la vida dentro de una gran compañía sea tremendamente frustrante para los que queremos resolver los problemas de nuestros clientes».
EMPRENDEDORES
El consejero delegado de Lendix es sólo un ejemplo del camino que en los últimos años han recorrido muchos directivos de la banca tradicional que, bien por el impacto de la crisis financiera o bien por la irrupción de las nuevas tecnologías, han optado por entrar en el mundo fintech y montar su propio negocio. Son emprendedores que han cambiado el traje, la corbata y las comodidades de sus cargos corporativos para lanzarse a la persecución de una idea.
Es el caso de Asier Uribeechebaria, consejero delegado de Finanbest, que a finales de 2015 dejó su cargo como director de Márketing y miembro del comité de dirección de Banco Sabadell en México convencido de que había encontrado un modelo de negocio con muchas posibilidades de éxito. «Venía del campo tecnológico, había visto nuevos modelos de distribución financiera que habían triunfado en otros países y me veía con el conocimiento y las competencias necesarias para hacerlo funcionar en España», relata.
Disponible desde el pasado mes de abril, este robo advisor -o gestor financiero automatizado- estudia al cliente, define su nivel de riesgo y sus características de inversión y selecciona los fondos que mejor se adaptan a sus necesidades. «Los españoles tenemos un margen de mejora enorme a la hora de gestionar nuestros ahorros. Hay una clara necesidad por parte del cliente español y por primera vez tenemos los medios para hacerlo», asegura Uribeechebaria.
EXPERIENCIA
Convencidos de que podían hacer las cosas de manera diferente a como las venían haciendo hasta ahora algunas empresas fintech, el año pasado cinco exdirectivos de Banco Santander decidieron comenzar los trámites necesarios para poner en marcha la plataforma de equity crowdfunding Fellow Funders. Óscar Valles, veterano con más de 27 años de experiencia a sus espaldas en el mundo de la banca, y director de Riesgos de la start up lo resume así: «Nacemos con el objetivo de aproximar las mejores prácticas de la banca privada a la inversión colectiva». La plataforma inició su actividad en diciembre del año pasado con el objetivo de alcanzar los 25 millones de euros en proyectos financiados en los próximos dos años.
Con 55 años, la imagen de Valles está más próxima a la de Francisco González, presidente de BBVA, que a la del joven fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, auténtico referente de los jóvenes emprendedores que sueñan con poner en marcha su negocio. De hecho, pocos conocen mejor que Valles los entresijos del negocio financiero.
Como él, el resto de directivos que aparecen en este reportaje tienen en la experiencia y el saber hacer su mejor aval. Y es que sin ese recorrido, como explica el consejero delegado de Finanbest, no podrían ni siquiera poner en marcha sus compañías. «Cuando pides una licencia para abrir una fintech, la CNMV(Comisión Nacional del Mercado de Valores) te somete a un striptease en el que tienes que presentar desde tu declaración de la renta hasta tu currículum. Si hay perfiles más senior es porque para trabajar en este sector tienes que tener mucha experiencia», apunta. Esto no quiere decir, sin embargo, que las fintech no necesiten savia nueva. En opinión de De Lestapis, juntar a los banqueros tradicionales con los nuevos perfiles tecnológicos «es una mezcla muy poderosa».
SATISFACCIÓN
Aunque si en algo coinciden todos los exdirectivos consultados para este reportaje es que el mayor cambio que han experimentado con el paso de la gran banca a la pequeña empresa está relacionado con su vida personal y la gestión de su tiempo.En una reciente entrevista con este diario, Ángel Cano, ex consejero delegado de BBVA y actual accionista de la plataforma de crowdfunding The Crowd Angel, valoraba así su posible retorno a la alta dirección de una entidad:»Hay algunos que están empeñados en volverte a ver. Pero si hay algo que valoro una barbaridad es que hoy soy el dueño de mi agenda. Si regreso, eso se acabó».
Para el responsable de Riesgos de Fellow Funders, sin ninguna experiencia anterior en el emprendimiento, su desembarco en el fintech está siendo, de momento, «muy gratificante». «Me está haciendo volver a gestionar mi tiempo de forma diferente, volver a pensar y retomar los estudios y el inglés. Me aporta todos los días un reto y me entusiasma. En el banco muchas veces te preguntabas: ‘¿Qué he aportado hoy a la compañía?’ Aquí las relaciones humanas y las sensaciones son mucho más a flor de piel», añade.
Una satisfacción compartida por Uribeechebaria, de Finanbest. «Es completamente diferente estar a un lado y otro del negocio», asegura.»En un banco las agendas están mucho más estructuradas, mientras que trabajar en una fintech te obliga a tomar respuestas inmediatas. Esto supone que tu nivel de estrés es mayor pero también la satisfacción personal es muy grande», agrega.