Son jóvenes y aspiran a cambiar el modelo tradicional del mundo financiero. Asaltar Wall Street. Una decena de startups buscan plantar cara a las empresas asentadas o rellenar el vacío de los modelos tradicionales. Pionera en Estados Unidos, Wealthfront mueve más de 2.000 millones de dólares en activos gestionados en tan solo tres años, con una participación media por cliente de aproximadamente 115.000 dólares. Su competencia, Betterment, roza los 1.500 millones de activos. Son cifras lejanas a la de los grandes bancos – Bank of America está cerca de los billones de dólares- aunque seducen a los más jóvenes. Bautizados como los “Henrys” – high earning, not rich yet – por Goldman Sachs, estos clientes no tienen pensado pisar una sucursal bancaria en su vida y quieren mover su dinero a golpe de clic. El estudio de Accenture y Partnership Fund for New York City resalta que la inversión en Financial technology se ha triplicado de 2013 a 2014. Las compañías fintech se caracterizan por eliminar o reemplazar a los bancos y entidades financieras como intermediarios, impulsar la colaboración o establecer nuevos esquemas de comisiones más accesibles.
Las tendencias fintech que más seducen a los clientes jóvenes
– Crowfunding digital: Híbrido entre la tecnología Blockchain – base de datos que registra las transacciones realizadas con criptodivisas y que, como explica el informe del BBVA Blockchain technology: The ultimate Disruption in The Financial System elimina la necesidad de intermediarios y reduce significativamente los costes para los bancos- y el crowdfunding. Las empresas realizan ofertas de acciones digitales. Destaca la norteamericana Ethereum, que permite que los programadores puedan crear aplicaciones descentralizadas, definir monedas personalizadas, contratos inteligentes y hasta plataformas decrowdfunding (microfinanciación colectiva). Para poder ejecutar programas en la red es necesario poseer alguna cantidad de Ether, la “moneda” de la plataforma. Otra plataforma es la europea Crowdcube que permite crear una “cartera de startups” por un valor mínimo de los diez euros, y luego hacer un seguimiento de lo que pasa con respecto a cada una de ellas. Como explican en su página web: “multitud de inversores aportan pequeñas o grandes cantidades de dinero para que emprendedores y empresarios lleven a cabo su proyecto. A cambio, los inversores reciben participaciones de la empresa y se convierten en sus socios acompañando a la empresa en su futuro crecimiento”.
– Servicios de pago con inversiones de bajo coste: La estrella de la inversión basada en servicios es Robinhood, el bróker respaldado por inversores de Silicon Valley, entre los que se encuentra Google. El broker sin comisiones ni spreads aspira a democratizar el trading, es muy fácil de utilizar y no es necesario tener un capital mínimo para abrir una cuenta.. En lugar de cobrar comisiones, Robin Hood carga tarifas sobre el uso de márgenes, cobra por el uso de “apalancamiento” (elevar el grado de endeudamiento de una empresa). Robinhood permite a los desarrolladores la creación de aplicaciones de trading tales como gráficos, señales o análisis fundamental. Productos de pago basados en servicios para atraer a los traders más experimentados a Robin Hood.
– Robo advisor: Como se ha indicado anteriormente, Wealthfront o Betterment destacan en este tipo de servicios que crean carteras de bajo coste de forma automatizada en base a nuestro perfil, eliminando así las comisiones de una cartera gestionada. Un modelo que triunfa en Norteamérica y que está llegando a Europa. En 2014, alrededor de 73.000 clientes contrataron este tipo de servicios en Estados Unidos.
Unas tendencias que confirman que el crecimiento de las startups no deja de crecer: En 2014 los activos de las startups dedicadas al asesoramiento en EEUU alcanzaban los 5.000 millones de dólares. Y las previsiones apuntan a que al cierre de este año esta cifra se habrá triplicado y superará los 15.000 millones de dólares.
Fuente: www.centrodeinnovacionbbva.com