La máquina ya está en marcha. A finales de 2015 se dijo que este año sería el de las fintech, y de momento el escenario se presenta de cara. Que las grandes (y tradicionales) entidades financieras inviertan en tecnología como si no hubiera mañana, solo demuestra que el sector ha cambiado.
Minutos antes de hablar con Diego Bestard, director general en España de Spotcap, se hace público que Caixabank ha desarrollado “el primer banco exclusivo para dispositivos móviles”, dirigido a los jóvenes. Los bancos tradicionales han visto el capote de las fintech y cornean sin descanso. El clásico “la banca será digital, o no será”, ha dejado de ser eslogan para foros financieros, y se ha convertido en realidad.
Ese nuevo espacio se lo disputan las tradicionales entidades financieras y las nuevas compañías englobadas en el ecosistema fintech. Su ámbito de actuación, todavía desconocido para el gran público, sería por ejemplo el de pagos y transacciones, banca online, negociación de mercados, gestión de materias primas, financiación colectiva, monederos digitales… todo lo tradicional pero hecho desde una perspectiva tecnológica y digital.
¿Hay conflicto entre lo nuevo y lo viejo? El cofundador y director general en España de Spotcap, Diego Bestard, confiesa a SABEMOS que “la relación de la banca con de las fintech es buena. Estamos todos de acuerdo en que tienen más recursos que nosotros, pero también tienen un problema estructural que de momento hace que nos tengamos que entender”. Spotcap es una de estas nuevas fintech que basa su negocio en la financiación vía créditos para pymes y autónomos.
Puede que no exista polémica como tal, pero que entidades como el Santander o BBVA han acelerado al máximo sus procesos tecnológicos es una certeza. ¿Esto puede terminar de forma drástica si las grandes compañías sacan la cartera? Bestard no cree que eso vaya a pasar. “No es que los grandes bancos no puedan moverse o desarrollar nuevos servicios. Su problema es que tienen que cargar con toda la estructura de costes que ya tienen establecida. En cierta medida, si desarrollan la tecnología como lo hacemos nosotros, tendrían que deshacerse de mucho de lo que tienen -incluidos miles de empleados-, y eso es muy complicado”.
Por ejemplo, añade, “si la banca tuviera un sistema como el de Spotcap, tendría que prescindir del total de sus oficinas. Supondría en sí mismo un cambio de modelo de negocio. Eso es lo que frena a la banca a la hora de innovar y cambiar”. Desde su punto de vista, cree que tiene más sentido colaborar entre ambas formas de hacer negocio, como ya se está viendo en otros países. Además, afirma que las fintech tienen por norma general negocios que no son tan rentables para una entidad financiera. Por ello, piensa que “tiene más sentido que se alíen con nosotros y nos deriven a esa clientela, que intentar desarrollar un sistema propio que les va a salir muy caro (o comprarnos)”.
Un negocio rentable y serio
Quizá exista una cierta desconfianza hacia los negocios desarrollados en internet. Cada vez menos, es cierto. Por ello es necesario que estas startupredoblen su vigilancia a la hora de dar los servicios.
En el caso de Spotcap, como financiera, las exigencias a sus clientes muestran ese grado de madurez. No todo vale. Por eso, Diego Bestard, aunque reconoce que piden menos exigencias que la banca tradicional, dado que buscan entender al cliente de otra manera, dice que existen líneas que no se pueden cruzar. Ellos financian si se cumple con:
- Que sean pymes o autónomos, nada de particulares
- Que tenga 12 meses de actividad
- Facturación mínima de 50.000 euros
“Lo que pretendemos es dar esas líneas de crédito en cuestión de minutos, y no tardar semanas, como sucede en las entidades tradicionales”. Pero añade que no se corren riesgos innecesarios.
Interés y morosidad, puntos de conflicto
En cuanto al tema de los intereses, el director general de Spotcap sale rápidamente al paso. “Nosotros no nos podemos comparar con los microcréditos al consumo. Es otro mercado absolutamente distinto. Nuestra comparación sería con la banca. Ahí tenemos una horquilla de interés va desde el 0,5% mensual al 3,5% mensual. Si se sacan los intereses anuales puede resultar elevado, pero no tiene sentido anualizarlo, porque nuestro producto solo se paga cuando se utiliza. Habilitamos una línea de crédito con unas condiciones, pero el cliente no paga hasta que no se ejecuta”.
El matiz, precisa Bestard, es que ellos prestan mucho más dinero, por eso no se puede comparar con esas web que ofrecen un minicrédito al consumo y cuyas condiciones e intereses están muy cerca de la usura.
Por lo que respecta a la morosidad, cree que “en este sector tiene que estar ahí. Si no hay morosidad es que no se está abriendo la mano lo suficiente”. No obstante, es muy contundente y cree que siempre se debe controlar. “Nosotros tenemos más apetito de riesgo que los bancos, por lo que podemos asumir niveles de morosidad superiores. Pero absolutamente controlado, está dentro de los modelos de riesgo que nos hemos planteado. El problema de la morosidad es cuando se te va de la mano. En el caso de Spotcap estamos donde queremos”.
‘Fintech’ que precisan de regulación
La tecnología, en todos los ámbitos, está demostrando ir por delante de las leyes. En el segmento fintech no podía ser de otra manera. Se presume de que 2016 será el año de este sector, pero de momento no hay una regulación que las sitúe al mismo nivel legal que las entidades financieras.
“Nosotros hemos dicho por activa y por pasiva que estamos a favor de la regulación. Lo que pasa es que en España no existe una regulación para nuestra actividad”. Ante esta ausencia, Diego cuenta que desde Spotcap han adoptado los patrones de regulación que se lleva a cabo en Reino Unido, que “es donde está la mejor regulación del mundo”, añade.
Sobre el temor a que dicha regulación, que llegará, sea mejor o peor, cree que solo basta con copiar la que se usa por ejemplo en Reino Unido, que es la referencia del sector. Pero sobre todo cree que debe ser cuanto antes, para evitar que “entren empresas que dañen al sector y su imagen”.