En los últimos años la entidad financiera del Grupo Yarur ha participado como acreedor en una serie de negocios que han terminado en quiebras, o en complicadas repactaciones de empresas que atraviesan por agudos problemas financieros.
Una gran decepción existe entre los inversionistas que decidieron apostar por las acciones del Banco Bci –controlado por la familia Yarur- durante este año, pues las acciones de la cuarta entidad financiera de la plaza acumulan una caída de 20,7%, mientras que el promedio del mercado (medido a través del IPSA) ha bajado en este ejercicio un 14,91%. Así, en el sector bancario son los papeles que arrojan las mayores pérdidas de 2013, mientras que el precios de los bonos ha caída en 3,5%.
En ese contexto, el patrimonio bursátil del Bci ha caído en US$1.610 millones, mientras que desde el peak (anotado el 4 de marzo de 2013, cuando la acción se cotizó en $36.555 real) el descenso llega a los US$2.457 millones. Al respecto, analistas señalan que las cifras del banco no son del todo “convincentes”, a lo que se suma un nuevo aumento de capital por US$400 millones –ahora para financiar la compra del City National Bank of Florida-, y también existe una sensación ambiente negativa producto de que el banco ha participado en una serie de malos negocios que han tenido una importante connotación pública.
En el caso de la compra del banco estadounidense, anunciada hacia fines de mayo de este año, el mercado se mostró escéptico sobre la conveniencia del negocio, castigando en los días posteriores a las acciones del Bci. De hecho, en la oportunidad un informe de Santander GBM enfatizó que la compra del City National Bank of Florida –que estaba en manos del grupo español Bankia- no traerá valor a sus accionistas hasta dentro de cinco años. «El precio pagado (de adquirir) no es barato», señalaron los analistas, Boris Molina y Luis Guzmán. Explicaron que “no agregará valor este acuerdo en el corto plazo, hasta que la recuperación económica en Florida genere suficiente crecimiento para hacer los números funcionar «.
Y en cuanto a los negocios que no terminaron bien, el más reciente fue este mes cuando se supo que el Grupo Rabié solicitó la quiebra de Rabié S.A. ante los Tribunales de Justicia. La deuda total aproximada asciende a $74.593 millones, equivalentes a US$150 millones. De ese monto, el 20% corresponde a deudas con la corporación Bci, -banco, leasing y factoring- por $ 15.500 millones (US$ 30 millones), “los cuales se encuentran provisionados al 90% por parte del banco en los estados financieros de julio”, según reconoció la entidad. Y en ese sentido, la práctica indica que en las quiebras apenas se recuperan entre un 7% y 10% de las obligaciones comprometidas.
Otro negocio que ha resultado complicado para el Bci es la cadena supermercadista SMU, la cual atraviesa por una complicada situación financiera que la obliga a desprenderse de importantes activos y, además, efectuar un controvertido aumento de capital por US$600 millones. En ese contexto, se encuentra renegociando sus obligaciones con los bancos que ascenderían a unos US$670 millones a marzo, siendo el Bci el mayor acreedor de la empresa de Álvaro Saieh.
En el mismo sector retail la alta exposición del Bci a La Polar le trajo consecuencias, pues a mediados de 2011 se estimaba que sólo podría recuperar cerca de la mitad de los US$120 millones (en torno a un 40% de la deuda bancaria de la multitienda) que tenía colocado en esa cadena de multitiendas, protagonista del mayor escándalo financiero del país. A su vez, en la complicada renegociación de deudas que materializó la cadena Johnson’s –que Marcelo Calderón le vendió a Cencosud- la entidad de los Yarur también sufrió una pérdida al recuperar sólo una parte de lo que le había prestado.
Protagonista
Pero no sólo en grandes operaciones ha tenido problemas Bci, pues también era uno de los mayores acreedores del quebrado Instituto Chileno Norteamericano, el cual tenía obligaciones bancarias por $3.219 millones ($6.500 millones en total), de cuales $719 millones correspondían a la citada entidad bancaria. Al respecto, y tras la venta, habría recuperado unos $420 millones. Otros negocios que resultaron complicados para el Bci fueron las quiebras de las Termas de Chillán, la Embotelladora Llacolén, Aserraderos Paillaco y la corredora Alfa.
En el área de la energía el Bci fue un actor relevante en la primera quiebra de una generadora eléctrica que ha ocurrido en el país: Campanario, la cual era controlada por el fondo Southern Cross (el mismo de La Polar). En este negocio malogrado la entidad financiera tenía colocado unos US$56 millones, es decir, era el principal acreedor con un 22% de los US$253 millones que debía la eléctrica.
Apuesta Salmonera
El rubro salmonero fue otro de los dolores de cabeza que ha sufrido el Bci, pues si bien desde el banco han defendido su exposición a este negocio –afirmando que fueron los primeros en creer en esta industria, que otrora mostró una gran pujanza- desde la aparición del virus Isa la situación varió radicalmente, a lo que se sumó una fuerte caída en los precios del producto. Así, esta entidad financiera –la más involucrada de la plaza con las empresas del rubro- lideró diversas y duras repactaciones de deudas de complicadas compañías salmoneras, que además vieron desplomarse sus acciones (garantías), en las que tuvo que asumir condonaciones.
En la actualidad Invermar –de la familia Montanari- es uno de los casos complicados que enfrenta como acreedor relevante el Bci, pues recientemente fracasó su venta a Cupquelan, y ahora la banca está en pleno proceso de buscarle comprador. La quiebra de Pesca Chile también involucra al Bci (el mayor acreedor con UUS$49,5 millones) junto a otro grupo de bancos, proceso que todavía está en pleno desarrollo. A su vez, la citada entidad financiera participó en la reestructuración de las obligaciones de la Pesquera Camanchaca.
Cifras Mixtas
En cuanto a las cifras del Bci, un informe de Inversiones Security comenta que en junio la utilidad avanzó 4,5% en doce meses, impulsada principalmente por un crecimiento en los ingresos por tesorería (139,3%), los que no alcanzaron a ser compensados por mayores gastos en provisiones (11,2%) y de apoyo (4,5%), sumado a una caída en los ingresos por interés (-10,5%). En tanto, durante el primer semestre las ganancias netas acumulan una baja de 10,8%, tras sumar $115.674 millones.
Por su parte, el crecimiento de las colocaciones en junio, presentó una variación anual de 12,6%. Este ritmo de expansión en los créditos fue impulsado por los préstamos comerciales (12,7%), seguido por vivienda (12,6%) y consumo (12%). El ratio de provisiones sobre colocaciones cayó hasta 2,49% (desde 2,64%), mientras que el de créditos vencidos sobre colocaciones subió desde 2,38% hasta 2,44%. A su vez, el gasto en provisiones sobre colocaciones presentó un leve aumento hasta 1,32% (desde 1,23%).
Fuente: Estrategia On- Line