Fuente: ESET
Desde el Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica se investigó la dark web para conocer qué ofrecen los cibercriminales en el mercado negro.
El cibercrimen como servicio existe cuando un criminal ofrece productos o infraestructura en el mercado negro a cambio de un precio. ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, investigó la industria del cibercrimen desde la dark web para conocer qué se ofrece y cuánto cuestan estos servicios.
“La industria del cibercrimen es un negocio que costó al mundo 3 trillones de dólares en 2015 y se prevé que esta cifra ascenderá a 6 trillones en 2021, según afirmó Cybersecurity Ventures. Por costos nos referimos a los gastos incurridos luego de un incidente, ya que en un ataque de ransomware, por ejemplo, no solamente se contabiliza el pago del rescate, sino también los costos relacionados a la pérdida de productividad, mejora de las políticas de seguridad, inversión en tecnología, o daños a la imagen, por mencionar algunos”, comentó Camilo Gutierrez, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
Dentro de los que los investigadores de ESET se encontraron:
• Ransomware como servicio: Se encontró diversos paquetes de ransomware en la dark web, como si se tratara de la venta de software legal. Actualizaciones, soporte técnico, acceso a los servidores de C&C y distintos planes de pago son algunas de las características que se observaron.
Uno de los ransomware que se ofrecen es Ranion, que sigue un esquema de pago periódico. Cuenta con varios planes de suscripción disponible por distinto precio, donde el más económico tiene un costo de 120 dólares por un mes y el más caro alcanza los 1900 dólares anuales si se agregan funcionalidades al ejecutable del ransomware. Quien desee contratar estos servicios debe encargarse de la propagación del malware, haciendo llegar el ransomware a las víctimas.
• Venta de acceso a servidores: Se ofrecen credenciales de acceso por escritorio remoto (RDP) a servidores en distintas partes del mundo. Los precios varían entre 8 y 15 dólares por cada uno y se puede buscar por país, sistema operativo y hasta sitios de pagos a los que se ha accedido desde el servidor. La compra de estos accesos podría verse asociada a la posterior ejecución de un ransomware, utilizar el servidor como C&C de alguna botnet o a la instalación de algún malware más sigiloso, como troyanos bancarios o software espía.
• Alquiler de infraestructura: Cibercriminales, poseedores de botnets o redes de computadoras infectadas, ofrecen el alquiler de su poder de cómputo, ya sea al servicio del envío de correos de spam o para generar ataques de DDoS. En el caso de los ataques de denegación de servicio, el precio varía de acuerdo con el tiempo que dura el ataque (puede variar entre 1 hora y 24 horas) y la cantidad de tráfico que la botnet es capaz de generar en ese tiempo. Un ejemplo de 60 dólares por 3 horas.
Relacionado a lo anterior, está el caso de jóvenes y adolescentes que ofrecen el alquiler de sus (pequeñas) botnets, generalmente para atacar servidores de juegos online como Fortnite. Utilizando redes sociales para promocionarse y sin preocuparse por mantenerse anónimos. También suelen ofrecer cuentas robadas en venta.
• Venta de cuentas de PayPal y tarjetas de crédito: Los autores de ataques de phishing no utilizan directamente las cuentas robadas sino que revenden las cuentas a otros criminales. Por lo general cobran un 10% de la cantidad de dinero que tiene disponible la cuenta robada. En algunos casos los vendedores incluso muestran las herramientas y sitios falsos que utilizan para hacer phishing.
Los investigadores de ESET observaron la manera en que los cibercriminales, escondidos detrás de herramientas que les proveen cierto grado de anonimato, configuran una fructífera industria criminal, que incluye desde publicidad y marketing hasta servicios de atención al cliente, actualizaciones y manuales de usuario. En este ecosistema criminal hay muchos clientes internos pero la verdadera ganancia la tienen aquellos cibercriminales que cuentan con una infraestructura o servicio bien establecido.
Durante su presentación en la última edición de Segurinfo el Global Security Evangelist de ESET, Tony Anscombe, hizo un recorrido por la dark web y mencionó: “la industria del malware dejó de ser disruptiva y en la actualidad presenta características como las de una empresa de software”. Lo que sostiene que en la actualidad existe un proceso de comercialización y distribución del software y de los productos y servicios que los cibercriminales ofrecen en esta industria.