Son la minoría. La minoría quasi absoluta. La sociedad avanza, pero hay espacios en los que se quedan inamovibles. El papel de la mujer en los altos cargos directivos es, francamente, residual. En el sector de la tecnología sucede tres cuartos de lo mismo. Pese al tiempo en que se mueve la esfera sociopolítica, hay barreras invisibles que siguen generando confrontación.
Considerada la primera mujer programadoras de máquinas, Ada Lovelace era toda una científica poetisa. Tuvo surte de codearse con la Corte victoriana. Con el siglo XXI echando humo, la mujer como líder empresarial aún está a varios años por detrás de su compañero varón. Las mujeres ocupan únicamente el 26% de los puestos de trabajo relacionados con la tecnología y se estima que en 2020 los empleos en informática aumenten hasta tres veces más rápido que el momento actual.
Pocos son los rostros femeninos que nos encontramos en la representación de la industria tecnológica. Deslumbran Cher Wang, intrépida fundadora de HTC, o Marissa Mayer, llamada a acertar a Yahoo a los nuevos tiempos. Asombran otras tradicionales como Meg Whitman,directora general de HP, o la directora de operaciones de Facebook,Sheryl Sandberg. También Virginia Rometty, presidenta de IBM, que veinte años después, sigue siendo la empresa que más patentes registra al cabo del año.
De dilatada experiencia y una gran veteranía, Susan Wojcicki, directora ejecutivo de YouTube, la mayor red de vídeos del planeta, puede presumir de haber albergado el garaje en donde unos jóvenes llamadosSergey Brin y Larry Page crearon el motor de búsqueda que se convertiría en Google. La revista «Forbes» la situaba en la novena posición de las mujeres más poderosas del planeta.
Precisamente, al calor de los tiempos, el gigante de internet ha ahondado en la cuestión de la desigualdad de género en el documental «CodeGirl», una brecha al que aspiran borrar los implicados. Dirigida por Lesley Chilcott, la película, que se estrenará próximamente en los cines, recorre la vida de 5.000 jóvenes pertenecientes a sesenta países, quienes acudieron al evento Global Technovation Challenge en el que se premiaba a la mejor aplicación social.
«A menos que hagamos un cambio, el futuro de la tecnología será igual que hoy»Susan Wojciki
Después de acceder a su cargo a principios de 2014, Wojciki ha dedicado parte de su tiempo a tratar cuestiones de corte sociopolítico. Plasmadas sus ideas, apoyaba el pasado año una propuesta para subvencionar bajas maternales en EE.UU., una situación que, a su juicio, favorecería a la economía. Su precepto es el siguiente: una vida familiar sólida es fundamental para logra alcanzar el éxito en el trabajo.
De hecho, en un reciente artículo publicado en «The Wall Street Journal», Wojcicki argumentaba que las empresas residentes en EE.UU. sólo pueden mejorar si son capaces de compatibilizar su tarea económica con amplias prestaciones familiares. «A menos que hagamos un cambio, el futuro de la tecnología será igual que hoy», advirtió recientemente. Su plan para lograr una mayor paridad en este sector pasa por fomentar la formación técnica y tecnológica en edades más tempranas. Y ese cambio debe partir del sistema educativo básico. A pesar de obtener el mayor número de títulos universitarios, solo el 12.9% de las mujeres se interesan por titulaciones orientadas a la informática, de acuerdo con un informe de la Asociación de Investigación de Informática. Y la brecha salarial sigue palpable.
En España, por ejemplo, figuran en el campo de la innovación rostros femeninos como Silvia Leal (asesora de la CE en competencias digitales), Marta Martínez (presidenta de IBM), Pilar López Álvarez(Presidenta de Microsoft Ibérica), Susana Voces (Directora general de eBay España) o Koro Castellano (directora de Kindle España). Pero, en consecuencia, el panorama es desolador: las mujeres en España ganan un 17% menos que los hombres a pesar de tener mayor capital humano, según un estudio elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la «Brecha salarial de género y Brecha salarial por maternidad».