El ecosistema fintech en Perú ha pasado de ser una promesa a una realidad tangible que está redefiniendo las finanzas.
«Fintech en Perú: La oportunidad de digitalizar un gigante dormido» es el tema que propone Claudia Quintanilla, Cofounder y COO de Rextie
El ecosistema fintech en Perú ha pasado de ser una promesa a una realidad tangible que está redefiniendo las finanzas. Con más de 200 fintechs operando en el país, hemos alcanzado una masa crítica que, si bien aún es modesta en comparación con gigantes regionales como Brasil o México, demuestra un potencial de crecimiento formidable. Los sectores de préstamos, pagos digitales y cambio de divisas continúan liderando, pero es en la capilaridad de estas soluciones donde reside su verdadero impacto.
La principal oportunidad que se abre es la inclusión financiera. Las fintech están llegando donde la banca tradicional no pudo o no quiso: a las pymes que necesitan liquidez inmediata a través del factoring, a los emprendedores que requieren microcréditos para capital de trabajo y a millones de peruanos que realizan sus
primeras transacciones digitales. La innovación no está solo en la tecnología, sino en la creación de modelos de negocio que entienden y atienden las necesidades de un mercado desatendido, con casos de éxito que ya validan su viabilidad.
Sin embargo, el camino no está exento de desafíos. La regulación avanza, pero a un ritmo más lento que la innovación, creando zonas grises que generan incertidumbre tanto para los emprendedores como para los usuarios. La competencia con los bancos es otro frente complejo; más que una batalla, se está convirtiendo en un escenario de “competencia”, donde las alianzas estratégicas son clave para ambos, por un lado a las fintechs les permiten acceder a redes e infraestructura de los bancos, y a estos últimos a nuevas tecnologías y agilidad para mejorar su oferta digital. Finalmente, la seguridad digital sigue siendo el reto transversal más importante. La confianza del usuario es el activo más valioso, y cualquier brecha de seguridad puede ser fatal para una marca emergente.
A futuro, las proyecciones son optimistas. El crecimiento del sector podría duplicarse en los próximos años, no solo en volumen, sino en la sofisticación de sus servicios, integrando inteligencia artificial para la evaluación de riesgos y blockchain para la trazabilidad de las operaciones. La banca continuará enfrentando una fuerte presión por el entorno, lo que profundizará el impacto en el sistema financiero y forzará a los actores tradicionales a acelerar su transformación. Este proceso, aunque desafiante, terminará beneficiando al consumidor mediante servicios más eficientes y costos más bajos.
Desde mi perspectiva, los desafíos, aunque significativos, son en realidad catalizadores de la oportunidad. Una regulación clara no frenará al sector, sino que lo fortalecerá, atrayendo más inversión y confianza. La clave para las fintech peruanas será enfocarse excesivamente en la experiencia del cliente y en una gestión de la seguridad impecable.
La recomendación es clara: colaborar para crear un ecosistema más robusto, educar al mercado sobre los beneficios de la digitalización y nunca olvidar que, detrás de cada transacción, hay una necesidad real que estamos ayudando a resolver. El potencial tecnológico es significativo, y nos encontramos en las etapas iniciales de una ola de innovación que apenas empieza a desplegar su alcance.
Fuente: América Retail