Gracias a la tecnología, las transacciones bancarias por internet se han hecho cada vez más masivas en todo el mundo. Chile no es la excepción. Y si bien los bancos se han preocupado por la seguridad virtual de sus clientes, las estafas de este tipo han aumentado considerablemente desde mediados de 2009 en nuestro país.
Según datos entregados por el Sernac, entre enero y hasta mediados de marzo del año 2012 y 2013, las quejas por problemas relacionados con clonación, suplantación de identidad y compras realizados por terceros con tarjetas de crédito robadas, aumentaron alrededor de un 120% el 2013 respecto del 2012.
Uno de los métodos más comunes utilizados por los delincuentes es el phishing, una forma de engaño cibernético que busca conseguir datos confidenciales como: claves de acceso a cuentas bancarias, a través de correos electrónicos –principalmente-, mensajería instantánea o llamadas telefónicas.
«Cuando los estafadores envían un correo electrónico de un supuesto banco, no tienen la certeza si la persona que lo recibe pertenece o no a ese banco. Lo que hacen es hackear un servidor de correo y mandar mails masivos a cinco mil personas, por dar un número. De esa cantidad de gente, puede que 500 sean titulares de aquel banco y 20 personas hagan click en el link del correo. Una vez que ingresan a la página falsa con sus datos y claves de seguridad, ya son víctimas de fraude», explica el subcomisario de la Brigada Investigadora del Ciber Crimen Metropolitana Segundo Mansilla.
Un segundo método, más elaborado que el phishing y que ha irrumpido con bastante fuerza desde mediados de 2011, es elpharming, donde también se utiliza correos electrónicos, pero esta vez con tarjetas de saludo (de cumpleaños, por ejemplo).
«Para visualizar el mensaje, te piden instalar una aplicación, que en realidad es un virus que cambia la configuración de tu equipo. Lo que hace es que cuando ingresas a la página de tu banco te redirecciona a un sitio falso«, comenta el subdirector de Delitos Económicos de la Fiscalía Nacional, Alejandro Moreira.
Una tercera modalidad es el vishing, en la que una supuesta entidad bancaria envía un mail pidiendo que el usuario actualice sus datos, a través de un número telefónico que es entregado en la información para una mayor credibilidad. Si la persona llama, una contestadora o una «operadora» pide verificar sus datos.
Moreira dice que «es muy difícil que una persona se dé cuenta que está en una página falsa, porque he visto réplicas que son exactamente iguales a las originales. La gente que está detrás de estas estafas es bastante preparada».
Realizar este tipo de delitos es «de menor riesgo para los delincuentes porque su integridad física no está en peligro, sumado a que las penas son bajas: Por un asalto a mano armada pueden darle desde cinco años y un día para arriba, en cambio, si roba 10 millones de pesos desde una cuenta bancaria sólo se arriesga a una pena máxima de cinco años y un día, y difícilmente ocurre eso», agrega.
Además, considera que un tema clave en el éxito de las estafas es el hecho de que, a diferencia de la mayoría de los países del mundo, Chile tiene una normativa de transferencias instantáneas, lo que permite al ladrón actuar de forma rápida. «Con esto no digo que esté en contra, pero sí debería existir más seguridad por parte de los bancos hacia sus clientes, además de la tarjeta de coordenadas y el pinpass».
A tener en cuenta
El subcomisario Mansilla y Moreira coinciden en que el banco nunca va a pedir la actualización de datos a través de correos, llamadas o mensajes de texto, como tampoco exigirá que entregue sus claves de seguridad. Si tiene dudas, debe llamar a la entidad para verificar cualquier información.
Otro consejo muy importante es evitar ingresar a su cuenta desde equipos compartidos –como en cibercafés– y ocupar computadores que sean confiables. Éstos deben tener un software de seguridad para una navegación más segura.
Para ingresar al sitio web del banco, «lo recomendable es digitar uno mismo la dirección en la URL en vez de usar un buscador, porque hay delincuentes que han pagado para que sus páginas salgan en los primeros lugares de búsqueda», sostiene Mansilla.
«Una vez que se accede al sitio del banco, la URL debiera mutar de «http» a «https» y, además, hay que fijarse en la veracidad del sitio gracias a un «candado» que sale al costado de la dirección electrónica«, agrega.
Por su parte, la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (ABIF) recomienda utilizar las opciones de su explorador de internet para resguardar la confidencialidad y eliminar cualquier información personal de claves o recordatorios desde su navegador.
También verificar a diario sus saldos en cuentas bancarias y cartolas de movimientos de compras, pagos o abonos; utilizar las funcionalidades que los bancos ponen a su disposición en los sitios web para administrar sus medios de pago; y mantener su información actualizada con su ejecutivo de cuentas.
Fuente://Emol.com
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