Por Felipe Donoso, CEO de Enérgica City
Hoy existe una alta voluntad entre las empresas de nuestro país de avanzar hacia la descarbonización, de la mano de la electromovilidad. El problema es que la gran mayoría no sabe cómo hacerlo. Todas las rutas, transporte de personas y carga, tienen un alto potencial de descarbonización, manteniendo el costo operacional. Sin embargo, las empresas tienen grandes asimetrías de información respecto de la descarbonización.
Lo anterior conduce a que las compañías -sobre todo entre las pequeñas y medianas – tienen dificultad para pedir presupuestos cuando planean electrificar sus flotas, dado que desconocen lo que deben solicitar. Esto impacta directamente en las solicitudes de créditos o leasing, ya que, al no tener precios de referencia, no pueden ejecutar los requerimientos de financiamiento. A su vez la banca pierde estas oportunidades de negocios, dado que ni siquiera llegan a solicitarse. Esto genera un importante estancamiento económico, al considerar que los vehículos eléctricos comerciales e industriales tienen un costo de entre US$ 50 mil y US$ 300 mil.
¿Cómo avanzar? Primero, con el desarrollo de una infraestructura de carga robusta. Aunque Chile ha progresado en este ámbito, son necesarias más inversiones y una mayor expansión para garantizar la disponibilidad generalizada de puntos de recarga en todo el país. Si consideramos que al año 2025 van a existir aproximadamente 25 mil vehículos eléctricos, necesitaremos al menos 25 mil puntos de carga en una relación 1 a 1. Actualmente, los instaladores eléctricos cualificados no superan los 300. Por lo tanto, cada día se deberían realizar más de 40 instalaciones antes de terminar el 2025, lo que evidentemente va a generar un colapso, ya que no todos se dedican exclusivamente a la electromovilidad
En este punto está también el desafío que tenemos entre las comunidades. Entre los grupos de propietarios de vehículos eléctricos, la recarga se distribuye en 3 segmentos: residencial/casa; residencial/departamento y la vía pública. Para quienes viven en casa no hay mayores problemas. Sin embargo, quien residen en departamentos no logran obtener los permisos de las comunidades, por su desconocimiento sobre el tema. Por lo tanto, es fundamental adoctrinar a la población sobre la importancia de la electromovilidad y de la importancia de avanzar en este tema.
En segundo lugar, es fundamental que el gobierno explore incentivos financieros, como exenciones fiscales y subvenciones, para reducir la diferencia de precio entre los vehículos eléctricos y los convencionales. De esa forma, se haría más atractivo para las personas adquirir vehículos eléctricos y para las empresas electrificar sus flotas.
El tercer factor clave es fomentar la investigación y el desarrollo de la tecnología de baterías y colaborar con los fabricantes de automóviles para introducir modelos de VE con mayor autonomía que se adapten a las diversas necesidades de los operadores de flotas.
Finalmente, el talento es fundamental. A medida que aumenta la demanda de mantenimiento y reparación de vehículos eléctricos, se hace indispensable una mano de obra cualificada. Deben ponerse en marcha programas de formación que doten a los técnicos de los conocimientos y habilidades necesarios para el mantenimiento de vehículos eléctricos.
La electrificación de las flotas representa una gran oportunidad para que Chile reduzca su huella de carbono, mejore la calidad del aire y refuerce su posición como líder mundial en energías renovables. Ante esto, es fundamental que avancemos hoy.