La entidad dice ahora que el entorno regulatorio exige elevar el capital – El BBVA critica a su competidor por su agresiva política de compras
Hace tres semanas, el banco de inversión que ahora asegura la emisión del Santander, el norteamericano Merrill Lynch, emitió un informe en el que aseguraba que la entidad presidida por Emilio Botín necesitaba 6.600 millones de euros para reforzar su capital. También aseguraba que a su rival, el BBVA, le vendría muy bien añadir 2.400 millones a sus recursos propios. En el mundo financiero español se criticó con dureza el citado informe por razones políticas («ataque a la banca española, que es la más fuerte«) y por el argumento utilizado: no es necesario que los bancos tengan un 7% de ratio de capital.
En poco tiempo, el principal jugador, el Santander, ha demostrado que Merrill Lynch no iba tan descaminado. Ayer, la entidad presidida por Emilio Botín anunció que elevará su capital social en 7.200 millones, lo que supone un 25% más de acciones, con el objetivo de reforzar su core capital, que es el principal ratio que mide la solvencia de las entidades ante los riesgos asumidos. Tras esta operación la entidad pasará a tener un nivel de capital de más del 7% frente al 6,31% con el que cerró septiembre pasado. Esto significa, de una manera genérica, que la entidad tiene unos recursos propios desembolsados que representan el 6,31% sobre el total de los riesgos de todo tipo que tiene en el balance.De no hacer esta ampliación, tras las compras realizadas (el brasileño Banco Real; el 100% del norteamericano Sovereign y los británicos Alliance & Leicester y Bradford & Bingley), este ratio podía haber descendido hasta el 5,87%, demasiado bajo si se compara con el de algunos competidores internacionales, que ya están cerca del 9%.
El primer banco de la zona euro emitirá 1.598,81 millones de nuevas acciones ordinarias. Los nuevos títulos tendrán un precio de 4,5 euros cada uno con derecho de suscripción preferente. Harán falta cuatro derechos para poder comprar una nueva acción. Los consejeros del banco anunciaron ayer que acudirán a la ampliación. El periodo de suscripción preferente tendrá una duración de 15 días naturales -del 13 al 27 de noviembre- y las nuevas acciones empezarán a cotizar el 4 de diciembre.
Los datos de la emisión no ofrecen lugar a dudas. En donde no hay tantas certezas es en la razón de esta emisión. No es de extrañar que exista confusión porque la entidad aseguró hace unos días que estaba «confortable» con su nivel de capital.
En el mercado se daba por hecho hace tiempo que el Santander iba a recomponer sus recursos propios tras las compras realizadas. Sin embargo, la rotundidad con la que lo negaba el banco, despistó a más de uno. Ayer, el director financiero del Santander, José Antonio Álvarez, casi reconoció esta situación, aunque con otras palabras.
En una presentación a inversores y analistas a través de Internet, Álvarez justificó la operación «por las mayores presiones regulatorias que existen en el sector, que vive un proceso de recapitalización con fondos de los Gobiernos, que está influyendo en los ratios de capital«. También le preguntaron por qué no lo habían comunicado antes, a lo que este ejecutivo respondió que, hasta ahora el grupo creía que era adecuado el nivel de capital que tenían, pero que «el entorno ha cambiado mucho«.
Respecto al dividendo, la entidad dijo que había que esperar al cierre del año para conocer cuál será el que se reparta con cargo a 2008. Los dos pagos adelantados del dividendo han crecido el 10% en relación con el año anterior. El que finalmente se reparta en 2008 no será inferior a los 0,65 euros por acción que se dio en 2007, pese a que ya se habrá ampliado el capital.
Para 2009, Álvarez comentó que el dividendo se congelará, es decir, será igual al del ejercicio anterior. Lo único seguro es que el Santander repartirá la mitad del beneficio como dividendo.
El director general financiero negó que el Santander hubiera sido demasiado ambicioso al realizar tres compras desde que empezara la crisis. Los inversores se lo preguntaron en varias ocasiones y él dijo que cuando se realizaron las adquisiciones de ABN Amro «el ambiente era favorable a estas operaciones. Tras la quiebra de Lehman Brothers, la industria busca más la capitalización de las entidades«.
El Santander insistió en que la medida responde «a una mayor autoexigencia de solvencia en el actual entorno económico«, para evitar que se atribuyera la medida a consejos del supervisor. El banco reconoció que también ha influido que se haya desistido de vender la unidad de seguros y la de gestión de patrimonios, «porque los precios del mercado no eran los adecuados«. De enajenarse estas unidades, hubieran reforzado el capital del Santander.
El movimiento del Santander podría forzar a sus competidores españoles a hacer lo mismo. Tanto el BBVA como el Popular negaron que estén preparando cualquier operación similar porque creen que sus niveles son adecuados.
Especialmente contundente fue la respuesta de la entidad presidida por Francisco González. Este banco comentó ayer, en una nota enviada a sus oficinas, que el Santander ha optado por una estrategia «mucho más agresiva» que la suya, al llevar a cabo adquisiciones en Reino Unido, Estados Unidos y Brasil, «sin que a la fecha actual se conozcan los impactos finales de algunas de estas compras. Todo ello supone importantes consumos de capital y aumento de los riesgos asumidos«.
En la misiva, el BBVA «marca diferencias» con el Santander y destaca que, frente a una estrategia «agresiva«, ha preferido otra más «prudente» al anticipar «correctamente» la compleja situación del sistema financiero y optar por no hacer compras desde el estallido de la crisis.
«En el contexto de la actual crisis financiera internacional, otro competidor más, en este caso el Banco Santander, tiene que acudir a una ampliación de capital para reforzar sus ratios de solvencia«, señala la nota. El BBVA presume también de tener mejores ratios de mora y tasas de cobertura que el Santander.