Ana Botín acaba de llevar a cabo una renovación de la cúpula directiva del Santander prescindiendo de veteranos del banco como Benjumea y Rodríguez Inciarte y promocionando a valores como Pérez Renovales o Rami Aboukhair. En BBVA, Francisco González cambió en mayo a su consejero delegado para dar prioridad a la estrategia digital.
Septiembre de 2014: La muerte de Emilio Botín, presidente del Banco Santander, suponía el inmediato nombramiento de su hija Ana Patricia (54 años) como nueva presidenta de la entidad financiera española más grande. Su llegada a la presidencia del banco ha supuesto no solo una nueva estrategia corporativa y empresarial, sino toda una renovación generacional en la entidad, un proceso iniciado hace dos años con la marcha del histórico consejero delegado Alfredo Sáenz y que a su vez ha acelerado las reformas en buena parte del sector en España.
Este pasado martes 30 de junio, el Santander aprobó una renovación profunda de su cúpula directiva. Dos de los pesos pesados veteranos en la entidad (Ignacio Benjumea y Juan Rodríguez Inciarte) abandonan tanto el Consejo de Administración como la primera línea directiva tras más de 20 años en la misma; los años precisamente de mayor expansión del banco, que llegó a alcanzar la categoría de global. En las últimas semanas han cesado de sus funciones otros directores generales veteranos en la entidad, como Remigio Iglesias(Recuperaciones), Juan Andrés Yanes, Luis Moreno y José María Espí.
En su lugar, Ana Botín ha colocado a dos personas más jóvenes y de su confianza. El recientemente nombrado director general Jaime Pérez Renovales (y hasta hace meses subsecretario de Estado de Presidencia) ocupará el puesto de secretario general del Consejo, mientras que Rami Aboukhair (hasta ahora director general de banca minorista) ha sido designado responsable del negocio del banco en España; además, Ángel Rivera y Javier San Félix son ascendidos y pasan a ser responsables de Banca Comercial en Reino Unido y Banca Comercial, respectivamente. Por encima suyo estará como nuevo presidente del Consejo de Banco Santander España Rodrigo Echenique, uno de los principales ejecutivos de la entidad.
Estos últimos cambios se unen a los nombramientos promovidos por Ana Botín a su llegada. En noviembre de 2014, por ejemplo, fue el de José Antonio Álvarezcomo nuevo Consejero Delegado de Santander, en sustitución del recién nombrado (por el anterior presidente) Javier Marín. En esa misma crisis se nombró vicepresidente primero del Consejo del banco a Bruce Carnegie-Brown y los fichajes de Sol Daurella y Carlos Fernández como consejeros independientes en sustitución de los veteranos Fernando de Asúa y Abel Matutes. Además, se ascendió a José García Cantera para suplir el puesto libre dejado por Álvarez en Gestión Financiera y Relaciones con inversores.
El del consejero delegado del Santander fue precisamente uno de los pocos cambios en los que el nuevo alto cargo es de mayor edad que el sustituido: Álvarez nació en 1960, mientras que Marín lo hizo en 1966. No obstante ambos pertenecen a una generación notablemente más joven que la que hasta hace unos meses ocupaba los principales puestos de responsabilidad en la gran banca española.
Cambios también en BBVA
También cambios profundos se han registrado en el segundo banco del país, aunque en este caso no han afectado a lo más alto de la cúpula. El presidente de BBVA, Francisco González (70 años) sustituyó a principios de mayo a su consejero delegado Ángel Cano para ascender a Carlos Torres Vila, quien hasta entonces se ocupaba del área digital del grupo. Apenas unos días después se reforzaba esta división con la incorporación de dos nuevos directivos: Jeff Dennes, fichado para liderar «la nueva área de Banca Digital de BBVA Compass en Estados Unidos», y Mark Jamison (procedente de Capital One Bank) nuevo director de Experiencia de Cliente e Inteligencia Comercial en BBVA.
Precisamente esta vocación hacia lo electrónico de Torres Vila es el motivo por el que ha sido promocionado hasta el segundo escalafón de mando en BBVA, según analistas consultados por SABEMOS. «[González] ha metido un montó de gente nueva para ser consecuente con su discurso de banca digital, aunque hay un escepticismo enorme, ya que de momento lo único que tiene son gastos», reconoce un analista que prefiere no ser identificado. «El mercado le concederá algo de tiempo, pero si no es capaz de vender pronto ingresos, le van a castigar y por fin tendremos también su relevo», anticipa.
Para convencer a los mercados de que la apuesta del BBVA por el liderazgo de la banca digital es total, FG dejó en manos del nuevo CEO no solo toda el área de Banca Digital, sino toda la transformación del grupo BBVA. Se nombró también aJaime Sáenz de Tejada nuevo director de Estrategia y Finanzas y a Cristina de Parias directiva responsable de España y Portugal.
En su opinión la política del banco respecto a la promoción de sus altos cargos ha sido arriesgada debido a la voluntad del presidente de pasar a la historia y dejar un legado relacionado con la modernidad del banco: «Han prejubilado sin sentido. El directivo más viejo tiene 15 años menos que FG; en Santander han sido más selectivos; es mejor, porque han vivido tiempos de crisis y tiempos buenos», añade. Sea como sea, lo cierto es que a falta apenas del presidente ejecutivo, la línea directiva del BBVA es notablemente más joven de lo que lo era antes de la crisis. «En el Santander la nueva presidenta incorpora a gente de su generación, pero es que en BBVA de la generación de Francisco González ya no queda ni uno», concluye.
Y más cambios en el sector
El cambio generacional no ha sido un efecto limitado solo a los dos principales bancos españoles. Eso sí, los puestos que no se han tocado son los de máximo ejecutivo. Salvo en el caso de Santander, y debido al fallecimiento de Emilio Botín, los presidentes ejecutivos se han venido resistiendo a dejar paso a nuevas generaciones. Ni FG, ni Fainé parecen tener la intención de dar paso a savia nueva, por el momento, aunque los recambios están ya a la espera.
En junio de 2014, hace ahora poco más de un año, Caixabank nombraba a Gonzalo de Cortázar (entonces 48 años) nuevo consejero delegado de la entidad bancaria catalana, en sustitución del más veterano Juan María Nin. El cambio en la línea ejecutiva no terminó ahí, ya que también se ascendía a Antonio Massanell (nacido en 1954) hasta la vicepresidencia ejecutiva de la tercera entidad financiera española.
Es el caso también, por ejemplo, de Ibercaja, que a inicios de 2015 anunció la incorporación de Víctor Iglesias (49 años) como nuevo consejero delegado de la entidad, sumida en plena estrategia para salir a Bolsa en la segunda mitad de 2016. Iglesias sustituyó a José Luis Aguirre, alto ejecutivo de la antigua caja aragonesa durante nada menos que 28 años. En el Banco Popular, el presidente Ángel Ron ascendió en enero de 2015 a Susana de Medrano y la situó en el Comité de Dirección de la entidad, donde compaginará su labor como miembro de la oficina del consejero delegado (Francisco Gómez).
También la banca más pequeña (y solvente) está llevando a cabo su propio proceso de rejuvenecimiento. Es el caso de Banca March, cuyo presidente (Carlos March Delgado) anunció a finales de abril que dejaría el puesto a lo largo del mes de julio para dar paso a sangre joven. En este caso será Juan March de la Lastra quien pase a ocupar la presidencia de una de las entidades más prestigiosas en cuanto a banca privada en España. «Ha llegado el momento de ceder el testigo, dentro de lo que debe ser un proceso de renovación natural. Tras cuatro décadas al frente de la entidad, hay que dejar que tome las riendas la generación que está completando la nueva estrategia que inspirará el futuro», señaló tras anunciar la decisión.
«Nuevas visiones del negocio»
Estos cambios pueden estar produciéndose en un plazo relativamente corto, pero no son sorprendentes en opinión del catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos, quien los ve naturales: «Obedecen a cambios generacionales que conllevan nuevas visiones del negocio bancario. Además, independientemente de este factor, hay otras cariables como el avance tecnológico, los cambios en los hábitos de los clientes, la presión regulatoria, la necesidad de buscar nuevas fuentes de ingresos en un contexto de tipos muy reducidos, etc. que exigen adaptarse a las nuevas circunstancias. En la medida en que los diferentes bancos y equipos directivos tienen distintas visiones sobre la presión de esos factores y sus consecuencias, cada banco implementa cambios en distintas direcciones. Algunos apuestan por la banca digital como negocio del futuro, y eso exige cambios en los equipos directivos», explica.
En opinión del profesor Maudos es de esperar que haya más caras nuevas en el sector en un plazo medio y corto. «Serán las caras de las personas más comprometidas con la visión de la alta dirección/presidencia de cada banco, y los más cualificados para avanzar en la dirección que marca la presidencia. Lo que ocurre es que se es más consciente de la necesidad de avance hacia la banca digital en generaciones más jóvenes y por ello asistimos a cambios generacionales y de perfil», concluye.
Fuente:sabemosdigital.com