Los unicornios siempre han sido criaturas muy elusivas al ojo humano. Sin embargo, se han tomado un descanso recientemente para dejarse ver por Silicon Valley.
A finales de 2013, Aileen Lee de Cowboy Ventures escribía en su blog que empezaba a ser una tendencia el hecho de que una startup tecnológica contase, al final de su proceso de búsqueda de inversores, con más de un billón americano de dólares (1.000 millones de dólares) en financiación. Estos “unicornios”, como los llamó Lee, de Silicon Valley no son un fenómeno aislado.
Desde que Facebook triunfara, no hay inversor que no busque la siguiente oportunidad que ofrezca un ROI del 1000%. Así, se acuñaba el nombre de un exclusivo club del que, un año y medio atrás, formaban parte 39 compañías, a las que se añadían otras cuatro como promedio, al año. Hoy, y según Forbes, son más de 80 las compañías en el mundo que caen en esa categoría, y el año pasado “nacieron” nada menos que 39 unicornios. Su presencia se está multiplicando.
Según CB Insights, empresa especializada en estudios de capital de riesgo, ya son 53 las empresas sitas en territorio estadounidense que pueden considerarse unicornios. Algunas figuras de Silicon Valley, los negocios en EEUU y la era dotcom (entre ellos Mark Cuban o Marc Andreessen) ya se han manifestado públicamente en contra de la afluencia de unicornios como señal inequívoca de que el sistema financiero puede encontrarse ante una potencial crisis o desestabilización con marcados ecos de la burbuja tecnológica norteamericana del año 2000.
De hecho, ya se está hablando de cuántos unicornios muertos habrá en este año 2015. Danielle Morrill, cofundadora de Mattermark, una plataforma cuantitativa de estudios para inversores sobre empresas privadas tasadas en más de un millón de dólares americanos, explicaba en Twitter que había reducido su lista de previsiones a 61 unicornios muertos en este año 2015.
Pero no todo son voces contrarias a estas inversiones masivas. Anant Sundaram, catedrático especialista en la valoración de compañías por la universidad de Dartmouth (Tuck School of Business) hace una lectura bien diferente. En declaraciones a AFP, Sundaram ha expresado que el panorama años atrás no era tan distinto, si bien numerosas empresas con un alto índice de financiación también cayeron para terminar dibujando un escenario de ganadores configurado por los Google y eBay, entre otros.
Para Sundaram, los unicornios tienen un carácter esencial en la generación de nuevas eras tecnológicas, visión que comparte con Peter Barris de New Enterprise Associates, que matiza en su blog que el flujo de inversiones está justificado por encontrarnos ante las puertas de “uno de los más robustos periodos de innovación”.
Si bien ya existen casos de unicornios que no han estado a la altura de su tasación (Fab.com se vendió en marzo por 15 millones de dólares, cuando el año pasado se financió superando la barrera de los 300 millones) aún queda la duda de qué ocurrirá con los nuevos que van saliendo. Para Sundaram, la historia está del lado que dice que “la gran mayoría de estas empresas fallarán a la hora de estar a la altura de las expectativas financieras que han levantado”.
Fuente: BBVA.