Pasaron 11 meses y Dwolla nuevamente es noticia, no porque haya incorporado algún tipo de mejora a su servicio sino porque sus usuarios alcanzaron récords de transferencias de entre 30 y 50 millones de dólares al mes, lo que encendió las alarmas en algunos de sus competidores más directos.
Con apenas una comisión de 0,25 centavos de dólar por operación concretada y un promedio de 500 dólares de movimiento por usuario, Dwolla tiene entre ceja y ceja derrotar al maquiavélico sistema de tarjetas de crédito que con sus porcentajes y tasas de interés se convierten en el temor de cualquier usuario.
En una entrevista realizada por Bussiness Insider a Ben Milne, fundador de Dwolla, nos enteramos cómo nació esta startup y por qué este joven de 28 años tiene claro que las reglas de comercialización en operaciones electrónicas que se utilizan en la actualidad tienen los días contados.
Milne aseguró que el enojo de las tarjetas de crédito con su sistema es porque su objetivo es construir el próximo Visa, no el próximo Paypal. Sobre la base de una red humana, pretende construir una nueva forma de pensar el futuro de los pagos, algo que comenzó cuando era propietario de una empresa de fabricación e instalación de altavoces.
Según relata Milne, el 99% de sus operaciones de venta e instalación las realizaba a través de un sitio web, por lo que necesitaba de una herramienta que le garantizara la concreción y seguridad de las operaciones. En un momento recuerda que se obsesionó con las altas tasas de comisiones por operación, situación que le estaba haciendo perder más de 50 mil dólares al año, dinero que iba directamente a las tarjetas de crédito. “Me sentí como si me estuvieran robando sacándome directamente el dinero de mi bolsillo”.
Entonces pensó: “¿Por qué no tener mi propio banco?”. Así nació Dwolla, es decir el proyecto, porque lo más tortuoso estaba por llegar. Luego de tres años de idear, poner en marcha y ajustar el concepto de Dwolla, recién en diciembre de 2010 recibieron el visto bueno de los organismos de regulación financieros del Estado para poder operar oficialmente. A partir de ese entonces el éxito fue completo.
Hoy en día, cuenta Milne, el volumen de operaciones por usuario es de un promedio de 500 dólares, lo que hace que en el total, se mueva un flujo de dinero de entre 30 y 50 millones de dólares. Todo por apenas una comisión de 0,25 centavos de dólar por operaciones de entre 1 y 1000 dólares.
A nivel técnico el servicio es impecable. Asociando una cuenta bancaria a nuestro perfil de Dwolla ya se puede comenzar a realizar operaciones de transferencia a otros usuarios del servicio o a personas que no tengan un usuario registrado. Milne destaca que “quizás en operaciones pequeñas no se note la diferencia con otros medios de pago, pero en valores altos, Visa y Paypal son prohibitivos, algo que nosotros no restringimos ya que nuestra comisión no sube”.
También aclara que haber operado en su ciudad natal Iowa, con una población de características muy conservadoras durante los dos años que no estuvieron autorizados a operar en todo el país por no poseer una habilitación, los ayudó a generar una base de clientes-inversores muy sólida, incluso recibir el apoyo de una compañía financiera que confió en el nuevo concepto de transacciones y que ahora es socio inversor de la startup que hace enojar a las tarjetas de crédito.
Fuente: www.fayerwayer.com