Desde la llegada de Satya Nadella, Microsoft ha crecido un 465%

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«Nuestra industria no respeta la tradición, sólo respeta la innovación», explicaba Satya Nadella en su primer correo a los empleados de Microsoft. En aquella carta ya se apuntaban algunas de las líneas que han caracterizado los últimos años de la empresa de Redmond: cloud, móvil, servicios y dispositivos. Con una necesidad de «empezar de cero» y «reimaginar» la compañía que anteriormente fue dirigida por Bill Gates y Steve Ballmer. Seis años después, los resultados dan la razón a Satya Nadella y esta nueva Microsoft es más fuerte que nunca.

Atrás queda la época donde Microsoft reinó en el mundo del PC gracias a Windows. Y no porque hayan perdido cuota de mercado, sino porque los ingresos de la compañía provienen de diferentes divisiones. También parece olvidada la apuesta por Windows Phone y la ruinosa compra de Nokia.

Satya Nadella es el perfecto ejemplo del impacto que puede tener un CEO. De cómo tomar las riendas de una compañía con una fuerte historia y dar un giro a la situación para ir más allá. Microsoft ya no es (ni será) la empresa de Windows, ahora es una empresa de inteligencia artificial, de la nube y de servicios. Una Microsoft despojada de atavismos que se ha convertido en algo muy distinto a lo que la hizo grande.

Aquel 4 de febrero de 2014, las acciones de Microsoft alcanzaron un máximo de 37,19 dólares. Era el día en que Satya Nadella iniciaba su andadura como CEO de Microsoft, en sustitución de Steve Ballmer. La situación de la compañía no era negativa y de hecho las acciones se habían mantenido constantes durante años. No solo eso, pues Microsoft logró su récord de ingresos justo antes de entrar Nadella, con 24.520 millones de dólares en el segundo trimestre de aquel año. Pero esa cifra se queda corta con los números que maneja la Microsoft de 2020.

Durante el último trimestre, Microsoft ha vuelto a superar las expectativas de los analistas y ha alcanzado casi 37.000 millones de dólares con unos beneficios hasta un 38% por encima de los del mismo periodo anterior. Pero como mejor puede apreciarse el crecimiento de la compañía es a través del valor de las acciones, actualmente por encima de los 170 dólares.

En seis años, el valor de las acciones de Microsoft ha crecido un 465%. Se han casi multiplicado por cinco. Un camino ascendente que ha permitido a Microsoft colocarse, por detrás de Apple, en la segunda empresa más valiosa del mundo y la segunda en superar el billón de dólares en capitalización bursátil.

La valoración de mercado de Microsoft ha crecido en estos últimos años de manera constante, evidenciando que hacía falta un cambio de estrategia para impulsar a la compañía. Se ha pasado de una dependencia casi total a Windows y Office a una reestructuración donde incluso tienen peso tecnologías tan distintas como la inteligencia artificial, la computación cuántica o la realidad mixta.

Una estrategia clara: diversificación y apuesta total por la nube

El primer cambio que Satya Nadella tuvo que efectuar en su llegada como CEO fue arreglar el desastre de Windows 8. Y es que una de las fortalezas de la compañía siempre ha sido su relación con las empresas y estas no utilizaban esa versión como sí había logrado Windows 7. Los usuarios finales siguen siendo importantes, pero hoy más que nunca son los servicios a empresas los que centran la atención de la compañía.

Esta nueva Microsoft obtiene sus ingresos de distintas divisiones. Y al contrario que ocurría hace años, en este caso ninguna tiene un porcentaje mucho más amplio que el resto. En primer lugar encontramos Azure, su plataforma en la nube, que ha visto moderado su crecimiento pero ha venido en los últimos años doblando su importancia de un año a otro.

Los números de Windows y Office 365 también son buenos. La última versión de su sistema operativo, Windows 10, está instalado en 700 millones de dispositivos mientras que la suite de suscripción Office 365 se encuentra en 135 millones de usuarios activos, un crecimiento del 30% respecto al año pasado.

No terminan aquí las fuentes de ingresos de Microsoft, ya que no hay que olvidar sus fuentes por publicidad en el buscador Bing, la venta de dispositivos Surface o el sector gaming con Xbox, que representa casi el 10% de los ingresos de Microsoft.

Esta etapa de Microsoft con Satya Nadella también ha sido muy activa en adquisiciones de otras empresas, con más de 70 compañías compradas en los últimos seis años. La más relevante fue la de LinkedIn en diciembre de 2016, por un valor de 26.200 millones de dólares. Pero también han habido otras compras que han definido muy bien el camino de Microsoft, desde aplicaciones como Swiftkey o Acompli hasta un buen número de estudios de videojuegos como Playground Games, Ninja Theory o Mojang, creadores de la saga Minecraft.

Pero si hay dos compras que definen muy bien a Microsoft son las de Xamarin y Github. Con Xamarin, Microsoft reforzó su visión multiplataforma. Y con Github, Microsoft impulsó uno de sus mantras más conocidos: «Developers, developers, developers».

Y es que en la era Nadella la vieja batalla contra el open source ha desaparecido. Azure tenía una importante limitación con respecto a los Amazon Web Services y es que no ofrecía soporte para soluciones Linux. Pero la mentalidad de Microsoft ha cambiado. Nadella ha logrado convertir a Microsoft en una empresa abierta y de nuevo atractiva para los desarrolladores.

Nat Friedman, co-fundador de Xamarin, explicaba estas sensaciones en una entrevista con Fortune: «Para nosotros es increíble. Durante mucho tiempo Microsoft estuvo en el lado opuesto del Open Source. Y ahora diría que entre las grandes compañías, Microsoft está siendo la punta de lanza. Es un cambio radical».

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