Fuente: Mundo en línea
La búsqueda de nuevas fuentes de agua es uno de los problemas que hoy discuten líderes mundiales, científicos e inversionistas preocupados por el desarrollo económico sostenible. Por esto, Juan Villalobos, Michael Haemmerli y los hermanos Vladimir y Alex De Kartzow trajeron desde Alemania, la única planta de desalación y tratamiento de agua que aplica electricidad y evaporación para la generación de agua potable (tecnología MVC de la empresa WME).
Este sistema totalmente autónomo, se puede alimentar de energías limpias como lo son el sol -paneles fotovoltaicos- y el aire -aspas eólicas-, además requiere un mantenimiento mínimo y no utiliza ningún tipo de químico para el proceso de desalación, lo que significa un mayor nivel de eficiencia en relación con las tecnologías convencionales utilizadas actualmente en el país. “Las plantas de ósmosis inversa producen anualmente grandes cantidades de salmuera y de residuos químicos, que son depositados directamente en el mar y provocan importantes daños medioambientales”, señala Vladimir De Kartzow, gerente general de Wind Energy Water.
La desalación se ha convertido en una solución transversal para distintos tipos de industrias y para el consumo de comunidades enteras, que ven en esta tecnología una solución a la escasez hídrica que golpea fuertemente nuestro territorio, la cual hoy nos sitúa como el país de mayor estrés hídrico de la región.
“Las plantas de WME que comercializamos a través de Wind Energy Water trabajan de manera verdaderamente respetuosa con el medio ambiente, en línea con la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” de las Naciones Unidas, la cual también ha sido reconocida por la Comisión Europea con el “Sello de Excelencia en el Programa Marco de la UE para la Investigación y la Innovación”, al tratarse de una solución autosuficiente energéticamente y amigable con el medioambiente”, afirma Vladimir De Kartzow.
En el mundo, apenas el 3,5% del total de agua disponible es dulce, por lo que el potencial de desarrollo es enorme, especialmente, en Chile, gracias a sus condiciones geográficas que ofrecen más de 6.400 km de costa; y al avance que han logrado energías renovables como la solar y la eólica, que potencian soluciones cada vez más amigables con el medio ambiente.