ESET analiza Blockchain, un registro único, consensuado y distribuido en varios nodos de una red que gana cada vez más notoriedad.
La tecnología blockchain tuvo origen en 1991 cuando Stuart Haber y W. Scott Stornetta describieron el primer trabajo sobre una cadena de bloques asegurados criptográficamente. La misma logró notoriedad en 2008 debido al bitcoin y, según publicó MarketWatch, para el 2022 se proyecta un crecimiento anual de los 51% para varios mercados, como el de las instituciones financieras o el de Internet de las Cosas (IoT).
“Su funcionamiento puede resultar complejo de entender si se profundiza en los detalles internos de su implementación, pero la idea básica es sencilla. En el caso de las criptomonedas se podría pensar como el libro contable donde se registra cada una de las transacciones”, comenta Camilo Gutierrez, jefe del Laboratorio de ESET Latinoamérica.
En cada bloque se almacena una cantidad de registros o transacciones válidas, información referente a ese bloque, su vinculación con el bloque anterior y el bloque siguiente a través del hash de cada bloque ─un código único que sería como la huella digital del bloque. Cada bloque tiene un lugar específico e inamovible dentro de la cadena. La cadena completa se guarda en cada nodo de la red que conforma la blockchain, por lo que se almacena una copia exacta de la cadena en todos los participantes de la red.
A medida que se crean nuevos registros, estos son primeramente verificados y validados por los nodos de la red y luego añadidos a un nuevo bloque que se enlaza a la cadena.
Esquema de la cadena de bloques.
“Al ser una tecnología distribuida, cada nodo de la red almacena una copia exacta de la cadena, se garantiza la disponibilidad de la información en todo momento. En caso de que un atacante quisiera provocar una denegación de servicio, debería anular todos los nodos de la red, ya que basta con que al menos uno esté operativo para que la información esté disponible. Si un atacante quisiera modificar la información en la cadena de bloques, debería modificar la cadena completa en al menos el 51% de los nodos”, explica Gutierrez.
Dado que cada bloque está matemáticamente vinculado al bloque siguiente, una vez que se añade uno nuevo a la cadena, el mismo se vuelve inalterable. Si un bloque se modifica, su relación con la cadena se rompe. Es decir, que toda la información registrada en los bloques es inmutable y perpetua.
La tecnología de blockchain permite almacenar información que jamás se podrá perder, modificar o eliminar. Además, cada nodo de la red utiliza certificados y firmas digitales para verificar la información y validar las transacciones y los datos almacenados en la blockchain, lo que permite asegurar la autenticidad de dicha información.
Blockchain actúa como un medio para certificar y validar cualquier tipo de información. Un registro confiable, descentralizado, resistente a la manipulación de datos, y donde queda todo registrado. Los datos están distribuidos en todos los nodos de la red y al no haber un nodo central, todos participan por igual, almacenando y validando toda la información. Es una herramienta potente para comunicarse y almacenar información de forma confiable.
“Blockchain permite verificar, validar, rastrear y almacenar todo tipo de información, desde certificados digitales, sistemas de votación democráticos, servicios de logística y mensajería, contratos inteligentes y, por supuesto dinero y transacciones financieras. Es una tecnología que permite eliminar la confianza de la ecuación y reemplazarla por verdad matemática”, concluyó Gutierrez.