Por Gustavo E. Pérez Ramírez de El Semanario Sin Limites
Uno de los retos que ha quedado pendiente en la historia de México, es la inclusión financiera. Estos servicios han avanzado mucho en los últimos años y su penetración en el mercado mexicano ha sido importante, sin embargo, ha ignorado a una gran parte de la población económicamente activa.
El reciente auge de los dispositivos móviles, desde los simples celulares hasta los teléfonos inteligentes y tabletas ha permitido que millones de personas incorporen la tecnología a su vida diaria. Ya en varios países esto se ha ampliado a servicios como los financieros.
Mientras que en estos países se ha logrado incrementar el número de usuarios bancarios mediante el uso del teléfono celular (que ha dado nacimiento a la banca móvil), México se ha quedado atrás en este rubro ¿A qué se debe?
Para conocer más sobre las implicaciones de la bancarización a través de la banca móvil y si esta tiene futuro entre los mexicanos, conversamos con Horacio Jiménez Sandoval, profesor del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey.
-¿Qué panorama enfrenta la bancarización en México?
Tenemos un nivel de 20% de penetración bancaria en el país, lo que quiere decir que sólo dos de cada diez mexicanos tenemos una cuenta bancaria, y que es un nivel bajo comparado con un país desarrollado.
Incluso comparado con países de Sudamérica como Brasil, Argentina o Chile, donde la bancarización está en el 60%. Obviamente todos estos servicios de banca móvil tienen un mercado mucho más amplio.
-¿A qué se debe que en México el avance de la bancarización sea mucho más lento que en otros países, incluso del mismo continente?
En primer lugar, tenemos una economía informal muy amplia. En términos de la población económicamente activa, el 60% está en la informalidad. En producción, el 33% se genera en este ámbito. Esto significa que muchas de estas personas informales no son sujetos de crédito, al no mostrar un ingreso regular y seguro. Por eso es que, salvo algunas excepciones, la mayoría no tiene cuentas bancarias.
Las formas de ahorro y bancarización que sí se han desarrollado son las cajas de ahorro, que en las zonas rurales han crecido mucho; y por otro lado, el financiamiento al que recurren cuando no hay tandas son las casas de empeño. No obstante, este financiamiento es más costoso, con el 3 ó 4% cuando bien les va, y además no permite hacer historial o acceder a otros servicios. Y limita también el acceso a financiamiento para un negocio u otro tipo de proyectos como algún préstamo inmobiliario.
-¿Qué importancia tiene el costo de estos servicios en la bancarización?
Como sabemos, en México se cobran comisiones o tarifas como el uso de tarjeta o disposición en efectivo a través de cajero, y en otros países no se cobra, incluso de donde son originarios los bancos que aquí operan, como el caso de España, de donde provienen BBVA o Santander.
Por otro lado, hay una cultura financiera pobre por parte de la sociedad en cuanto a los servicios bancarios, porque no sólo resultan caros, sino que también para muchos siguen siendo sospechosos. No hay una confianza muy amplia en estos servicios, y prefieren guardar su dinero.
Las propias instituciones bancarias no han hecho un esfuerzo por acercarse demasiado porque tampoco son clientelas rentables. Hasta recientemente se ha desarrollado la industria microfinanciera a raíz de lo que pasó en Bangladesh con Mohamed Yunus, pero todavía le falta mucho.
El aumento de la bancarización se ha debido principalmente al aumento de las microfinancieras, pero la banca tradicional múltiple todavía no llega a la mayoría de los mercados, y no es rentable llegar a este público. Las microfinancieras son muy caras, por eso se han podido financiar, pero no es la situación ideal. El caso ideal sería como en los seguros, que mientras más clientes tenga la industria, más baratas sean las primas o los costos del servicios, pero nada de esto parece conmover a la banca.
-Hay ejemplos alrededor de mundo sobre la efectividad de la banca móvil como una manera para impulsar la inclusión financiera. ¿Qué resultados tendría la implementación en gran escala de estos servicios en México?
Aunque no es un ejemplo mundial, sí ha venido creciendo mucho el uso de los teléfonos. Nueve de cada diez mexicanos ya tienen un celular, si consideramos el número de teléfonos registrados en este país, más de 100 millones. Todos ésos son clientes potenciales, pero en realidad afectan los mismos factores de la desconfianza, el desconocimiento de estos servicios, y nos iremos acostumbrando poco a poco en la medida en que nos acercamos a la tecnología.
El hecho de que cada semana o con más frecuencia se pueda pagar el tiempo aire en muchos establecimientos comerciales, también genera una mayor confianza de que se trata de un servicio seguro, salvo por algunos cobros que no se justifican por parte de las empresas telefónicas.
Cada vez más las empresas bancarias también hacen un esfuerzo importante en difundir estos servicios, y cada vez más la gente se atreve a mandar dinero vía teléfono celular. Y por otro lado, algo que ha crecido mucho, y que ma parece representa el mayor potencial de banca móvil, se puedan sustituir las terminales de cobro por estos sistemas que permiten hacer este pago desde el móvil. Esto le puede resultar incluso más atractivo a la economía informal, mientras no se les moleste tratando de cobrarles impuestos.
También En el mercado informal en el que podrían aplicar esta tecnología, hay mínimo otros cinco millones que podrían hacerlo de inmediato. Eso también debería reducir el cobro por este servicio, que ronda entre 2% y 5%, esto del lado de los mismos comerciantes, a quienes les representa una pérdida de la ganancia importante.
En la medida en la que esta opción se vuelva masiva, seguramente será más barata, y se multiplicaría exponencialmente. Y los celulares los usaríamos también para nuestras transacciones cotidianas.
-¿Qué tan viable es que los millones de mexicanos con celular se decidan a adquirir servicios financieros gracias a los servicios de banca móvil?
Por supuesto, son clientes potenciales al tener esta tecnología a la mano, pero no a todos nos interesa. Para muchos es suficiente tener tarjeta de crédito y débito. Para quienes esto se vuelve atractivo, como en muchas innovaciones, es a los jóvenes, menores de 30 años un poco más dispuestos a explorar este tipo de servicios.
Pero ni siquiera las empresas que manejan muchos recursos estarían dispuestas a utilizar esta tecnología para sus transacciones. Me parece que sí son útiles y prácticas, van a sustituir eventualmente el uso de la tarjeta, pero para a una generación nueva, que sólo es una parte de la población mexicana, y calculo que en unos 5 años, la banca móvil llegará a 135 millones.
-¿Qué deberían hacer los bancos para detonar el crecimiento de la banca móvil?
Disminuir sus costos, que no cobren 4% ó 5%, sino que se reduzca a 3% ó 2%, o incluso de ser posible que fuera gratuita. Por cada transacción para ellos, considerando los volúmenes de transacciones que puede haber en el mercado, ya es bastante atractivo. Lo sería también para cualquier individuo o empresa que quiera entrar a la banca móvil.
Por otra parte, que se difundan los servicios y que se innoven en los canales. La televisión y los medios de comunicación masivos ya no son suficientes. Hay que ir a las escuelas o ir a lugares donde haya un acercamiento y una personalización de los servicios. Que una persona le explique al posible cliente frente a frente, y no que éste sólo escuche a una grabadora que manda de un menú a otro para recibir a un servicio. Esto también ha afectado mucho a la confiabilidad de la banca, que se ha despersonalizado.
Apenas estamos empezando a descubrir la capacidad de este mercado y de la tecnología. Los celulares tienen, efectivamente, una enorme capacidad, pero que también hay que controlar; una buena parte de la desconfianza a esos equipos y servicios en general está bien justificada, porque todo el tiempo se sabe de fraudes, ataques de hackers para romper bases de datos o incluso el mal uso de éstos.
Tanto instituciones y los mismos bancos deben ir de la mano para vigilar y asegurar que esto no se salga de control. Esto es fundamental.
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