Fuente: iProUp
La pandemia transformó todo de múltiples maneras y una de ellas es en la forma de pagar en el país y la tecnología contactless llegó para quedarse
Raúl Oyarzun, CTO de GeoPagos, la empresa que crea soluciones digitales de pagos para el ecosistema financiero, comparte su opinión acerca de la transformación que atraviesa el sector: desde mayor inclusión financiera hasta reducción de costos.
Los cambios de hábito de la pandemia se montaron sobre un mercado de agregadores y adquirentes que ya estaba transformándose: con más jugadores que apuntan a la base de la pirámide y ofrecen más servicios, los pagos contactless comienzan a despegar.
Nueva normalidad
Aunque ya sea un lugar común, no deja de ser cierto, la pandemia transformó las sociedades de múltiples maneras y una de ellas es en la forma de pagar.
En América Latina, cientos de miles de personas que nunca habían realizado pagos digitales comenzaron a hacerlo. Y esta novedad no solo cambió su realidad cotidiana sino que los abrió a incorporar nuevas tecnologías: salir de su «zona de confort» les permitió ver el abanico de oportunidades que ofrece el mundo de las tarjetas y los medios digitales de pago.
Pero tan importante como este fenómeno es que el sistema estaba listo para ofrecer estos servicios. Desde hace algunos años, la incorporación de fintech, agregadores de pagos y nuevos adquirentes dinamizó a un sector que como nunca antes se propuso incluir financieramente a comercios y segmentos de la población que permanecían ajenos a estas oportunidades.
Este proceso tuvo una serie de hitos en nuestra región. El último acaba de ocurrir en Chile con la aprobación del modelo de 4 partes, que separa las figuras del emisor y del adquirente, incorporando nuevos jugadores y mejores servicios al sistema.
En la Argentina, este proceso comenzó antes y se consolidó con la apertura de la adquirencia a partir de 2019. Bancos, procesadores, agregadores, adquirentes y las propias tarjetas impulsaron más y mejores productos y servicios de la mano de empresas como GeoPagos, proveedora de la tecnología detrás de esta revolución.
En este panorama, sobresalieron entre otras tecnologías: QR, billetera y contactless. Los códigos Quick Response fueron un enorme aliado para quienes necesitaban llegar rápidamente y de manera digital a clientes que no necesariamente estuvieran bancarizados. Bajo el modelo tradicional, esto no hubiera sido posible: para tener una tarjeta de crédito esa misma persona debía tener una cuenta bancaria y un historial crediticio que lo sustentara.
La irrupción de las billeteras virtuales con tarjetas prepagas permitió la incorporación de ese tipo de cliente que ahora sí era capaz de realizar un pago digital, tanto en la puerta de un comercio o dentro de su mismo celular a través de un código QR enviado por WhatsApp.
Estas transacciones, caracterizadas por su simpleza y agilidad, son en general con montos bajos como los que predominan en la base de la pirámide: comercios de cercanía, almacenes, estaciones de servicio. Compras de la vida cotidiana. Paralelamente a QR, las tarjetas contactless crecieron enormemente en este tipo de transacciones, pero sumando un diferencial muy importante: mayor seguridad y aún mayor inmediatez. Mediante tecnologías de identificación por radiofrecuencia, el lector reconoce al chip de la tarjeta y asegura la transacción.
Además de permitir las precauciones de higiene y seguridad que obliga la pandemia, tanto QR como las tarjetas contactless tienen la virtud de cruzar dos redes a priori separadas: la de las cuentas virtuales (o CVU) y las cuentas bancarias. Son autopistas donde transita información muy valiosa.