Fuente: La Tercera
La idea del teletrabajo era tentadora para muchas grandes empresas, pero ha sido la pandemia la que a gran escala ha demostrado empíricamente su viabilidad. En ese marco, la banca internacional es una de las industrias que avanza con más determinación hacia un trabajo remoto permanente para la era postpandémica.
Aunque nuevas olas del Covid causan estragos en diferentes países de Occidente, la semana pasada fueron cuatro las entidades que dieron a conocer planes relacionados con esta nueva modalidad, los que apuntan desde fijar las reglas con las que se operará hasta el cierre de oficinas.
Este último es el caso de Santander, que tiene previsto bajar las cortinas de 111 de sus oficinas en el Reino Unido, para quedarse con una red de 425 establecimientos a través de Santander UK.
Según lo consignado por Bloomberg, con el cierre de las sedes de Bootle, Newcastle, Londres (Portman House) y Manchester (Deangate), son más de 5.000 empleados a los que la entidad bancaria les ofrecerá permanecer en teletrabajo, aunque siempre con acceso a algunas de las oficinas que quedaron abiertas (Belfast, Bradford, Glasgo, Londres y Sheffield).
También en Europa, la división de gestión de activos de Deutsche Bank (DWS) estaría por cerrar más de 200 espacios de trabajo en Frankfurt, por el avance del teletrabajo. La pandemia “nos obliga a repensar algunos de nuestros planes y decisiones” sobre nuestras oficinas, indicó el director de operaciones de DWS, Mark Cullen, en la declaración interna.
Se trata de un paso que da en el marco de intenciones ya manifestadas con anterioridad de operar mayormente bajo la modalidad de teletrabajo en el futuro, para reducir los costos inmobiliarios, como lo habían señalado tanto la directora ejecutiva de DWS, Asoka Woehrmann, como el consejero delegado de Deutsche Bank, Christian Sewing.
En tanto, en Estados Unidos, Citigroup ha comenzado a esbozar cómo piensa el teletrabajo de aquí en adelante. De esta manera, bajo el liderazgo de Jane Fraser, se tomó la determinación de prohibir que los viernes se lleven a cabo videollamadas internas, en una medida que en la comunicación interna se conoce como “viernes sin zoom”.
Más cerca, en Brasil, y más allá de la emergencia sanitaria, Itaú evalúa que un tercio de su personal, equivalentes a más de 35.000 empleados de un total de de 95.000, acceda a una modalidad híbrida entre teletrabajo y trabajo en la oficina.
De todas maneras, llevar a la práctica esta alternativa todavía depende de cómo evolucione el coronavirus en el país con más nuevos contagios en el mundo. Esto, porque en la actualidad son 50.000 los trabajadores que se encuentran desempeñando sus labores desde el hogar.
A nivel local, es justamente Itaú uno de los que tiene más claridad sobre cómo abordar el asunto de cara al futuro. El 20 agosto del año pasado anunció la implementación del plan “Remote First”, el cual contempla que de forma preferente y permanente los trabajadores desarrollen sus labores de manera remota.
Lo anterior ha implicado que, indistintamente de la situación sanitaria en que haya estado el país, el 90% de las operaciones centrales del banco se están llevando acabo remotamente, teniendo en cuenta que el trabajo en sucursales no se puede entrar en esa modalidad.
Itaú ya venía considerando estas alternativas previo a la pandemia, al igual que BCI.
En este último caso comentan que estaban “desarrollado planes e iniciativas para potenciar nuevas formas de trabajo flexible, que respondieran a las necesidades de calidad de vida y balance de nuestros colaboradores”.
Esto les permitió adecuarse a los cambios que demandó la crisis sanitaria, mientras que alienta a cambiar definitivamente su forma de operar.
“Una vez avanzado el plan de vacunación en el país, desde Bci no se volverá a un estado pre-pandemia. Al contrario, será una etapa en la que se capitalizará los aprendizajes obtenidos, teniendo como foco potenciar la experiencia de los clientes, colaboradores y la productividad del negocio a través de formatos mixtos entre lo presencial y lo remoto”.
