Fuente: El Economista
La crisis derivada de la covid-19 llevó a El Salvador a su recesión más profunda desde los Acuerdos de Paz. El nivel de pobreza se acrecentó en un 6.5 %, por encima de Nicaragua y República Dominicana, y se perdieron más de 45,000 empleos formales.
Para la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) la recuperación en 2021 será moderada, entre -0.6 % a 4 %, y según el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2022 se llegaría a los niveles económicos del 2019.
El escenario se complica según la última Encuesta de Competitividad Empresarial de FUSADES, la cual fue presentada este martes 26 de enero, pues el país debe superar grandes brechas en materia de tecnología, logística, educación y productividad.
Incrementar la producción y el empleo es una prioridad, según la fundación. Para el 2021, se requiere generar 98,000 plazas de trabajo: el empleo que se perdió con la pandemia más las 55,000 personas que cada año ingresan al mercado laboral.
Los países que más crecen son los competitivos, y en esa materia El Salvador ha caído a la posición 103 de 140 países, mientras que Costa Rica se ubica en el número 62, según el ranking de competitivida del Foro Económico Mundial.
«Al inversionista se le presentan un abanico de oportunidades para decidir a dónde invertir. Costa Rica se destaca porque ofrece buenos niveles de educación, competitividad, acuerdo nacional sobre diferentes puntos, estabilidad (aunque haya déficit fiscal) y transparencia pues se busca combatir la corrupción», explicó Carmen Aída Muñoz, directora ejecutiva de la Cámara Americana de Comercio de El Salvador (AmCham).
Añade que los enfrentamientos y tensiones entre los órganos Ejecutivo y Legislativo, los choques con el sector productivo y las reglas poco claras, así como la calidad de la educación alejan la inversión.
El clima de negocios salvadoreño también cayó a la posición 91 (Doing Business, 2020), con retrocesos en permisos para la construcción (168), protección de inversionistas minoritarios (140), apertura de negocios (148) y cumplimiento de contratos (126).
Transformación digital
«La estructura productiva de El Salvador tiene un 75 % de probabilidad de ser sustituida por los avances de la automatización. Esto nos debería llevar a tener una agenda público privada para hacer la transformación con tiempo», indicó Pedro Argumedo, analista de FUSADES. Sin embargo, el acceso a banda ancha en el país es una desventaja que debe ser superada para una verdadera transformación digital «que permita trasferir gran cantidad información, vemos brechas preocupantes».
Por ejemplo, en 2019 Costa Rica disponía de un 97.4 % de celulares con banda ancha, El Salvador 54.5 %; el número de computadoras en Costa Rica era de 47 por cada 100 hogares, en El Salvador eran 15 por cada 100 hogares, según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). El año pasado que hubo necesidad de trabajo y educación en línea pocos pudieron conectarse con dispositivos adecuados.
La pandemia no aceleró la transformación digital, solo el 14% de las empresas desarrolló alguna plataforma para vender en línea y 9% invirtieron en teletrabajo hasta octubre, el resto utiliza sus páginas como una herramienta de presentación, solo un 14.9 % hace pagos en línea y 24.9 % hace pedidos o reservas. De ahí la necesidad de acelerar la transformación digital en las empresas salvadoreñas.
Un plan de transformación e innovación
FUSADES hizo recomendaciones puntuales para El Salvador.
- Digitalización
Es clave reimpulsar la Estrategia Nacional Digital, incluyendo al sector académico y productivo. Debe conformarse con participación de sectores públicos y privado. - Innovación
Se debe apoyar con recursos las propuestas de innovación en procesos o servicios, diseño de productos o capacitación entre academia y empresa. - Clima
Es necesario lograr acuerdos público-privados y agendar acciones que faciliten la inversión e impulsar al país como centro logístico. Debe cesar la incertidumbre.
