Fuente: Ebankingnews
El boom tecnológico está jugando un rol clave en la industria financiera. El aumento de las plataformas bancarias y de pago, sumado al mayor acceso a productos financieros hace urgente aumentar y mejorar las estrategias para mantener a los consumidores informados ante sus decisiones.
Familiarizar a los consumidores y usuarios con conceptos, productos y riesgos financieros es clave para asegurar el bienestar de las personas y la estabilidad del sistema financiero en los países, en el largo plazo. El desarrollo de estas habilidades permite tomar decisiones más informadas respecto de los beneficios y riesgos.
En la actualidad, países como Australia, Bélgica, Canadá, Estados Unidos y Japón, lideran el desarrollo de iniciativas vinculadas a la educación financiera de la población, incluso incorporando esta materia en el currículum escolar.
En Chile, distintos actores han tomado esta tarea como una misión la banca, instituciones públicas y otros actores privados. Han elaborado estrategias, planes y programas con el objetivo entregar más y mejor información a los usuarios, sin embargo, aún queda mucho por avanzar.
A esto se suma el reciente estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), “Las habilidades financieras de adultos alrededor del mundo”, que, pese a no establecer en concreto un ranking, sitúa a Chile en el grupo con los países con menor alfabetismo financiero. La medición consideró a 31 países y en esta destacaron Finlandia, Estonia y Japón, mientras que en la vereda contraria se ubican, junto a Chile, naciones como Turquía, Italia, España.
Lidia del Pozo, directora de Programas de Inversión en la Comunidad de BBVA, explica que en los últimos años se ha ido incrementando la complejidad de los productos financieros a causa de la existencia de nuevos canales de distribución, la innovación y la presencia de nuevos actores en el mundo financiero.
“Así, por ejemplo, aparecen productos como la hipoteca multidivisa o la oferta de créditos al consumo por parte de grandes empresas de distribución. Los consumidores ya no se limitan a elegir únicamente entre tipos de interés, préstamos y planes de ahorro diferentes; se enfrentan a un amplio abanico de opciones proporcionado por múltiples actores, en múltiples canales y en un contexto de transferencia creciente de riesgos al consumidor”, comenta del Pozo.
Por ello enfatiza que el beneficio de informar a los consumidores no sólo se circunscribe al ámbito personal o empresarial. “Mayores niveles de educación financiera tienen a su vez impactos indirectos en la estabilidad financiera del sistema y, finalmente, en la economía. Los consumidores mejor informados son los que toman las decisiones más correctas, evitando el sobreendeudamiento, las insolvencias y otras consecuencias tan negativas para el cliente como para la entidad financiera”, destaca la ejecutiva de BBVA, entidad que lleva diez años trabajando en esta materia, con iniciativas en distintos países.
Para Pedro Pineda, socio fundador de Fintual.com, asesor financiero virtual, la relevancia de generar estrategias o programas podría hacer que los bancos puedan terminar siendo más competitivos y ofrecer mejores condiciones comerciales. Así, con personas más instruidas debiera bajar el nivel de riesgo de impago.
Además, advierte que el foco de diversas tecnologías muchas veces va enfocado más en facilitar y dar respuesta a las necesidades de los clientes, en vez de educar. Y añade que las startups fintech tienen un desafío en mostrarse como una alternativa en enseñar nuevas formas de involucramiento y actividad financiera.
“En Fintual claro que queremos que nuestros clientes aprendan de finanzas, pero en la práctica lo que vemos es una demanda por hacernos cargo de todo de manera confiable y sencilla. Esperamos que esta eliminación de obstáculos los invite a interesarse un poquito más”, expresa.
El rol de la tecnología
Pozo de BBVA señala que estamos en un momento crítico para la educación financiera, en cuanto al uso de productos y servicios financieros se refiere y en que la tecnología puede ser una herramienta fundamental.
“Es necesario aprovechar las nuevas tecnologías para tratar de llegar a todas las personas de una manera sencilla, con indicaciones claras que no solo ayuden a entender el funcionamiento de los instrumentos financieros digitales, también a moverse en un nuevo entorno de transacciones financieras no presenciales”, agrega.
Por su parte Ari Dukes, fundador de Finciero.com, que ofrece un servicio de tarjeta de crédito virtual, destaca la importancia de que cualquier desarrollo de una nueva tecnología, producto o servicio sea acompañado de educación para el consumidor. Sostiene que, de lo contrario, es muy difícil que el usuario adopte esa tecnología, producto o servicio. Para eso son muy útiles los videos tutoriales y los artículos cortos con imágenes.
“La mayoría de las instituciones financieras hoy tienen sitios web dedicados junto con ofrecer cursos y charlas enfocadas en educación financiera. Sin embargo, la adopción de estas ofertas aún es baja por parte de los consumidores. En este caso, a modo de ejemplo, BancoEstado tiene un tráfico de alrededor de 100.000 visitas mensuales, según el sitio SimilarWeb, lo que es irrelevante para el tamaño de la cartera de clientes del banco”, comenta Dukes.
¿A quién se debe informar?
El público objetivo, a juicio del fundador de Finciero.com, debiera ser el usuario promedio, perteneciente a la mayoría de la población y no las elites del país. “El consumidor promedio incrementa su deuda cada año, haciéndole cada vez más difícil poder pagarla. Las instituciones financieras deben hacerse cargo de ese incremento en la deuda y ayudar a las personas a reducirlas”.
En esta línea, la ejecutiva de BBVA, Lidia Pozo, comenta que todos los segmentos de la población son suceptibles de ser un público objetivo para la educación financiera, tanto niños y jóvenes, adultos bancarizados y no bancarizados, población próxima a la jubilación y gestores de Pymes.
“Una estrategia requiere abordar múltiples sectores y hacerlo utilizando diferentes canales y metodologías, atendiendo, además, a las diferentes circunstancias de cada grupo, sector o segmento poblacional en función de su situación social, educativa, económica o de alfabetización digital”, advierte Pozo.
Las Pymes también necesitan aprender
Ya no solo se trata de mejorar la información de los usuarios particulares. Las Pequeñas y Medianas Empresas, que representan el 63% de los empleos del país, son otro público de interés en este ámbito. Y es que un buen nivel de alfabetización financiera es clave para la creación y desarrollo de un negocio.
En este ámbito podemos ver el programa Sanodelucas.cl de Santander, que dispone de información, consejos e incluso herramientas como plantillas de presupuesto mensual. Otro ejemplo es conletragrande.cl de BCI que también dispone de material para resolver diversas dudas.