Fuente: El Tiempo
El proceso de transformación e innovación que ha tenido el sector financiero colombiano en los últimos dos años ha sido tan vertiginoso que hoy, varios bancos están cerca de ser ciento por ciento digitales.
No significa esto que vayan a cerrar sus sucursales físicas para atender solo por canales virtuales, no. Se trata, más bien, de un cambio hacia la onmicanalidad, en la que el componente virtual adquiere mayor relevancia tanto para los procesos internos de las entidades como para los clientes y usuarios de estas, que cada día están más volcados hacia la virtualidad.
Hoy, cerca de 30 millones de colombianos usan internet, siendo el celular el principal canal de acceso a la red de estos, según un reciente análisis del BBVA Research.
Esto, unido a que el año pasado, por primera vez en la historia, los colombianos movieron más dinero por los canales electrónicos (2.800 billones de pesos) que por las oficinas físicas (2.700 billones), según datos de la Superintendencia Financiera, son evidencia del cambio en la forma de hacer banca en el país y una señal clara de que lo que está por venir, sin duda, es una revolución sin precedentes en este frente.
En la última década, el dinero que movieron las oficinas bancarias apenas se multiplicó por dos, mientras que el de los canales electrónicos creció a un ritmo de 9,5 veces.
Para no ir muy lejos, hoy se puede obtener un pequeño crédito sin siquiera salir de casa y en cuestión de minutos; también es posible invertir en grandes activos en Estados Unidos, Europa o algunos países de Latinoamérica, sin tener que pasar por un proceso especial de visado o engorrosos trámites jurídicos o comerciales.
Pero si lo que se busca es dinero para desarrollar una idea, basta inscribir el proyecto en una plataforma digital, previo el cumplimiento de unos requisitos, para obtener los recursos necesarios, a través del llamado crowdfunding, es decir, de personas que creen en esas ideas y están dispuestas a apostarles a cambio de alguna compensación futura.
Las llamadas aplicaciones (apps) inundan de a poco las economías, y Colombia no es la excepción. De hecho, de las cerca de 1.170 fintech (tecnología financiera) que han surgido en los últimos años en Latinoamérica, 13 por ciento (unas 155) son invención criolla de alto calibre, según el reporte ‘Fintech América Latina 2018: crecimiento y consolidación’, lo que ha hecho que la banca las mire no como una competencia, sino como aliados claves para llegar a segmentos, como el de más bajos ingresos, que de otra forma sería muy costoso y demorado cubrir, incluso, con servicios como remesas, giros, pagos, asesoría financiera y seguros, entre otros productos.
¿En qué punto estamos?
Los banqueros saben bien que esta transformación exige un alto esfuerzo, tanto monetario como organizacional, pues es un proceso que no solo se debe hacer de cara al consumidor.
Por ejemplo, el propósito de cerrar el 2019 como el primer banco ciento por ciento digital del país ha llevado a las directivas de Davivienda a invertir 300 millones de dólares.
La sola transformación a digital de 75 oficinas de las 663 que tienen les exige a las directivas del Banco de Bogotá una inversión de más de 120.000 millones de pesos, y en ese mismo plan andan los otros 25 bancos que operan en el país.
Un reciente informe de la Superfinanciera evidencia este salto tecnológico. Indica, por ejemplo, que los bancos que hacen parte de los 13 conglomerados financieros del país –el 91,3 por ciento del sistema si se miden por el volumen de activos– atienden de manera digital cerca de 1.100 servicios y 175 productos, lo que ha llevado a que 39 por ciento de los recursos del público se muevan por internet.
También, que 25,6 millones de aplicaciones bancarias (app)se han descargado y se han realizado unas 800 millones de operaciones a través de estos mecanismos, solo entre enero y abril del 2019.
Que los colombianos han efectuado 292 millones de visitas a sitios web de las entidades en el último año y ejecutado 720 millones de operaciones por ese canal, en los primeros cuatro meses del año.
Y si a eso se suman los cerca de 560.000 códigos QR emitidos hasta mayo pasado, las 491.000 billeteras electrónicas descargadas y los 131.000 dispositivos, entre manillas de pago y stickers, no cabe duda de que la carrera por una banca ciento por ciento digital está en marcha y no tiene reversa.
Eso lo ha entendido bien el consumidor financiero, y prueba de ello es que hoy, casi el 60 por ciento de los clientes del sistema (unos 28 millones, según el más reciente informe de Inclusión Financiera) prefiere usar los medios digitales antes que acudir a una sucursal física donde persisten las filas.
“Si vemos una foto de la banca digital colombiana de hace tres años, estaba muy por detrás de la argentina, la mexicana o la brasileña; pero eso cambio. Hoy está a la altura de la de cualquier país de Latinoamérica o, incluso, de Europa, Estados Unidos o Canadá, con la única diferencia de que estas tienen clientes mucho más digitalizados, lo cual hace que se adapten a nuevos desarrollos tan pronto llegan. Acá no somos tan digitales, por cultura y desconfianza”, dice Marcelino Herrera, vicepresidente de Banca Digital de Scotiabank Colpatria.