Brasil revoluciona su sistema de pagos digitales

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Fuente: Brazil’s Central Bank Revolutionizes Digital Cash: Mac Margolis

Este año, hace unos meses, tuve una fuga en el fregadero de la cocina. Brasil se preparaba para el coronavirus y me preguntaba cómo encontraría a un reparador dispuesto a arriesgarse en el transporte público de Río de Janeiro —muy amigable a los patógenos— por un único trabajo en la casa de un extraño. Afortunadamente, Antonio estuvo dispuesto. Él es fontanero independiente y forma parte de la vasta economía informal de América Latina, donde el trabajo que sale hoy significa la comida de esta noche. Infortunadamente, la mayoría de los trabajadores brasileños prefieren el efectivo, justo algo a lo que yo había renunciado en tiempos de covid-19.

Acordamos que pagaría vía transferencia bancaria. Tras unos cuantos toques en la aplicación de mi teléfono y una alta comisión bancaria, había trasladado el dinero de mi cuenta a la suya. O al menos eso pensaba. Se necesitaron dos días, cuatro llamadas telefónicas y varios mensajes de texto llenos de preocupación de Antonio antes de que los fondos finalmente llegaran a destino.

Afortunadamente, puede que esos días de ansiedad estén contados. El próximo mes, el banco central de Brasil presentará una nueva herramienta de pagos instantáneos: PIX. Promete transacciones sin problemas en segundos para cualquier persona que tenga un teléfono móvil y una cuenta bancaria. Además, es gratuita. El banco ya ha registrado más de 39 millones de solicitudes de posibles clientes PIX, tanto corporativos como individuales, ansiosos por acceder al servicio.

Ya hacía falta una reorganización en la banca brasileña. La economía emblemática de América Latina cuenta con algunos de los bancos más grandes y lucrativos del mundo, donde hábiles financieros manejan con sutileza la hiperinflación y la serie de planes de estabilización del Gobierno a través de perspicacia del mercado e innovación. No obstante, estos sofisticados y reconocidos bancos aún ofrecen muchos servicios principales en un horario anticuado, de lunes a viernes de 10 a.m. a 4 p.m. (y de 10 a.m. a 2 p.m. durante la pandemia), y a menudo con tasas y comisiones traumáticas.

No sorprende que cerca de 45 millones de brasileños no tengan una cuenta bancaria, y 71% sigue prefiriendo el efectivo.

“La banca brasileña ha estado dominada durante mucho tiempo por ciertos grandes actores que disfrutan de una clientela prácticamente cautiva”, dijo Paulo Bilyk, director ejecutivo de Rio Bravo Investimentos, una firma de gestión de activos de Sao Paulo. Refuerza este encantador mercado el acogedor sistema que deposita los pagos de 11,4 millones de empleados públicos relativamente bien remunerados en bancos que ni siquiera eligieron. “El nuevo sistema facilita los intercambios al hacer que sea más simple, ágil y barato realizar pagos. Es una victoria para la economía y para la inclusión social”, dijo Bilyk.

Al percibir la oportunidad, los reguladores comenzaron a prepararse a principios de la década pasada para romper el monopolio financiero mediante la aprobación de bancos virtuales, que ofrecen cuentas corrientes y de ahorro, y tarjetas de crédito y débito exclusivamente en línea y con descuentos significativos. Desde entonces, la inversión en la tecnología financiera brasileña se ha disparado de US$52 millones en 2015 a US$1.600 millones el año pasado. Brasil es hogar del mayor banco digital del mundo, Nubank, con 20 millones de clientes a nivel nacional y operaciones en Argentina, Colombia y México.

En realidad, Brasil apenas está dando sus primeros pasos en el mundo de los pagos digitales instantáneos. Kenia hizo el lanzamiento de su sistema M-Pesa (42 millones de suscriptores) a través de móviles en 2007; Unified Payments Interface (interfaz de pagos unificados), de India, salió hace cuatro años y registró 1.620 millones de transacciones en junio; los dos mayores competidores de billetera digital de China, Alipay y WeChat Pay, tienen más de 2.200 millones de usuarios activos.

Sin embargo, estos son negocios competitivos, cada uno recibe un porcentaje por transacción. PIX, por el contrario, es un bien público, lanzado por el banco central y de forma gratuita. La iniciativa fue un intento por establecer las reglas básicas, y tal vez saltarse la competencia, en una economía brasileña relativamente cerrada ante un agresivo negocio dominado por gigantes internacionales. Es revelador que el banco central retirara en junio la autorización para WhatsApp Payments, la herramienta de pago por teléfono propiedad de Facebook, una semana después de su lanzamiento en Brasil.

Como un inusual oasis de continuidad institucional en el desierto de la política brasileña, el banco central ya ha ayudado a promover un mercado financiero más inclusivo al evitar el populismo monetario que ha mantenido la inflación alta y los préstamos caros. Las tasas de interés de Brasil alcanzaron mínimos históricos este año. La creciente cultura digital (150 millones de usuarios de internet y 205 millones de teléfonos móviles en un país de 212 millones de personas) solo ha agudizado el apetito público por la innovación.

“La sociedad brasileña está mucho más cerca de China que de Estados Unidos o Europa”, dijo Claudio Lucena, director técnico del Instituto Nacional de Protección de Datos. “Tenemos millones de personas de bajos ingresos con acceso limitado a la información del mercado, pero que tienen teléfonos móviles. Para ellos, reducir los costos bancarios podría ser un gran incentivo”.

Los bancos tradicionales, comprensiblemente, son menos entusiastas. Podrían perder bastante en comisiones por movimientos de dinero. Las transferencias bancarias han crecido 31% desde 2017, según Moody’s Investors Service, que dice que los bancos podrían perder hasta 8% de sus ganancias anuales en transferencias tradicionales por los usuarios del sistema PIX. Eleven Financial Research, compañía de investigación de mercado de Sao Paulo, proyecta un impacto mucho menor de cerca de 1% de sus ingresos anuales. “Los bancos tradicionales podrían llegar a desear que PIX nunca hubiera aparecido”, dijo Bilyk.

De hecho, no tuvieron opción. El banco central ordenó a todas las instituciones financieras con más de 500.000 clientes ofrecer a titulares de cuentas la opción de registrarse en la aplicación gratuita de pago. Los bancos se han apresurado en la agitación del mes de octubre para captar cuentas PIX.

Bandidos emprendedores de Brasil han estado justo ahí, esperando poder atraer a los primeros e inconscientes usuarios para que divulguen sus identidades e información bancaria en sitios web falsos. “El lanzamiento de PIX probablemente será gradual”, dijo el director de investigación de capital de Eleven Financial, Carlos Daltozo. “La seguridad y el fraude son preocupaciones clave”.

Los pagos instantáneos no revolucionarán la productividad brasileña, no sofocarán la incontinencia fiscal ni arreglarán el sistema tributario regresivo y sofocante. “Básicamente sabemos lo que tenemos que hacer para arreglar la economía”, me dijo Adriana Dupita, analista de Bloomberg Economics. “Pero al hacer que sea más fácil y más asequible hacer pagos y transferir dinero, se invita a más personas al sistema y las transacciones financieras se vuelven más accesibles”.

En un momento en que la política brasileña se ha convertido en una disputa sobre cómo gastar más, una herramienta que permite a las personas gastar mejor ya es una bendición en sí.

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