Por Eugenio Rodríguez, country manager de Red Hat Chile.
La automatización y la inteligencia artificial (IA) tienen el potencial de mejorar la eficiencia y la productividad en diversos sectores de la economía chilena. En la actualidad, nos encontramos en medio de una revolución tecnológica sin precedentes, con estos recursos -entre otros- transformando rápidamente la forma en que trabajamos y vivimos.
Chile, como país en desarrollo, no es ajeno a este fenómeno, y es importante entender cómo pueden influir en nuestro día a día, especialmente considerando los desafíos que enfrentamos. De hecho, no es necesario ir muy lejos para visualizar las oportunidades que se nos abren gracias a esto.
Un ejemplo interesante es la “Ley 40 Horas”. En abril pasado, el presidente Gabriel Boric firmó la promulgación de esta legislación que reduce la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales en pos de mejorar la calidad de vida de los trabajadores del país.
Es bien sabido que un cambio de esta magnitud representa grandes desafíos para las empresas en términos de productividad y adaptación. Y, si bien la medida norma a todas las actividades formales, encontramos sectores productivos que tienen una oportunidad enorme e ineludible, lo que se convierte en un impulso para lograr el salto cualitativo que demandan los tiempos actuales.
En Chile vemos con muy buenos ojos cómo las organizaciones de carácter financiero -la banca particularmente- se han adelantado a esta legislación, implementando por su propia cuenta jornadas de trabajo más cortas y flexibles. Grandes bancos del país han hecho públicas estas medidas desde 2022 incluso.
De acuerdo a un reciente reporte de prensa, los bancos que han implementado programas de este tipo comentaron que la recurrente advertencia relacionada a que «bajará la productividad», está siendo descartada. El compromiso y bienestar de los trabajadores ha redundado en un aumento de la productividad y mejores ambientes.
Para lograr tales resultados que benefician a toda la empresa y su entorno, es fundamental apoyarse en los socios correctos. La transformación digital y cultural van de la mano para transitar este camino, al igual que las tecnologías detrás de ellas.
Según el estudio «Most Innovative Companies» de Boston Consulting Group (BCG), la innovación está en el top de prioridades del 79% de las empresas a nivel global. Y, para respaldar tal propósito, la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, junto con la automatización de procesos, representan los dos principales focos de inversión para la mayoría de ellas, dejando a la robótica en tercer lugar.
Pero, además de la banca, otros sectores, como las telecomunicaciones, la minería y el retail están siguiendo esta senda. Al automatizar tareas repetitivas y rutinarias, las empresas pueden liberar tiempo y recursos para enfocarse en actividades de mayor valor agregado. Esto puede conducir a un aumento en la productividad y la competitividad, lo que a su vez impulsa el crecimiento y desarrollo económico del país.
De igual forma, la IA ha llegado a un punto de quiebre en el que se hace imposible ignorarla. Hace algunas semanas, presencié en nuestro Summit, en Boston, la presentación de Matt Hicks, nuestro CEO, quien comentó sobre el tránsito de la IA, desde la sombra de lo académico a la ubicuidad de ChatGPT, y de ser una herramienta con accesibilidad limitada a un movimiento que ahora es impulsado y utilizado por muchos.
Por eso, nos entusiasma pensar que combinar el impacto y la naturaleza colaborativa del código abierto con el potencial de la IA nos permitirá resolver problemas y desafíos complejos de manera mucho más efectiva y rápida, ya sea a nivel gubernamental como empresarial.
Ante tal escenario, es crucial que nos preparemos como sociedad para los cambios que se aproximan asegurándonos de que los actuales y futuros trabajadores cuenten con las habilidades necesarias para desenvolverse en este nuevo escenario laboral.
Con nuestra experiencia en transformación digital, y entendiendo que el software es motor de innovación a nivel mundial, seguiremos aportando a las organizaciones, mostrándoles los diferentes caminos de innovación que pueden impactar en el negocio.
