Por Ramiro Herrera, Gerente de Carriers de Level 3 Chile.
Chile es líder en la región en todos los indicadores relacionados con el acceso y la penetración de Internet de alta velocidad, pero está lejos de los países de la OCDE.
Recientemente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dio a conocer DigiLAC, una herramienta con la que se mide el nivel de penetración de la banda ancha en América Latina y El Caribe.
Según el estudio -que incluye a 26 países de la región y que combina 37 indicadores-, en escala de 1 a 8 el promedio regional de IDBA (Índice de Desarrollo de Banda Ancha) es de 4,37, cifra que contrasta con lo que ocurre con los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) donde esa cifra llega a 6,14. Chile, en tanto, logra una nota relativamente alta (5,57) respecto de su zona geográfica, pero baja aún para su condición de miembro de la mencionada entidad internacional.
Este tipo de indicadores son cada día más importantes “porque permiten a los países tener un punto de comparación con sus vecinos y los países más desarrollados, así como definir o perfeccionar su agenda para el desarrollo de la banda ancha, considerada como un punto clave en el progreso económico y social”.
En nuestro país al ver esos indicadores puede existir una mirada complaciente que no ponga de manifiesto las tareas que se avecinan y que involucran a proveedores, empresas y políticas de Estado. “El desarrollo y penetración de la banda ancha no son sólo factores abstractos sino concretos, pues hay evidencia empírica que prueba su estrecha relación con el crecimiento económico e, incluso, por ejemplo, con el índice de empleo”, subraya.
Para el especialista de Level 3, compañía que conecta a Chile a Internet a través de un anillo mundial de fibra óptica vía cables submarinos, océanos Pacífico y Atlántico, una mayor cobertura del territorio nacional y mejor calidad en los servicios de acceso al usuario serán esenciales para que nuestro país se ponga a la par de las economías desarrolladas.
La ubicación de nuestro país en rankings regionales de banda ancha es fruto de un trabajo sostenido en el tiempo, pero que hoy sigue planteando igualmente nuevos desafíos para el presente y el futuro cercano.
Chile no sólo debe aspirar a aumentar la cobertura geográfica de la banda ancha sino también la calidad y, sobre todo, disponer de una infraestructura tecnológica que le permita convertirla en un motor de desarrollo.
Estudios del BID establecen que un aumento de un diez por ciento en la penetración de la banda ancha pueden representar un aumento de un 3,19 por ciento en el PIB (Producto Interno Bruto), aumentándose también la productividad.
La banda ancha contribuye al desarrollo de servicios basados en el uso de las nuevas tecnologías, tanto mirado desde el punto de vista de personas que pueden, incluso, trabajar remotamente como de los proveedores que pueden extender nacional o internacionalmente dichos servicios. La tercerización es una tendencia en aumento y la diversificación que va estrechamente ligada al crecimiento de la conectividad y banda ancha.