Por Humberto Ballesteros | Country Sales Lead, Red Hat Perú
La tendencia hacia la digitalización de los servicios financieros no es nueva. Durante años, la industria tecnológica se ha vinculado cada vez más estrechamente con las instituciones financieras, pero incluso los actores más visionarios de ambos mundos no fueron capaces de prever el impacto de la pandemia global en la aceleración de estos procesos.
En términos simples, la competencia de la banca hoy está enfocada casi exclusivamente en el mundo digital, y los índices de competencia que se aprecian en este mundo superan cualquier proyección previa al Covid-19. La fiabilidad interna de los datos ya no basta por sí sola para conducir a un banco hacia el éxito; es indispensable acelerar la calidad y los tiempos de entrega de sus servicios.
En esta carrera, el ganador no será el que invierta más dinero, sino quien lo haga de la forma más inteligente y realice las transformaciones adecuadas. Quienes piensan únicamente en acelerar el tiempo de respuesta de los equipos de TI ante los requerimientos del negocio, se están arriesgando a quedar fuera de mercado.
El auge de modelos de desarrollo de software como Agile y DevOps demuestran que sólo cuando se incorpora la visión de los equipos de TI desde la base del diseño de nuevos servicios y proyectos, las empresas consiguen desarrollar todo el potencial de la tecnología para el negocio.
El camino hacia una banca exitosa debe mantener el balance entre adoptar paradigmas de innovación acelerada y entregar una garantía empresarial sobre la misión crítica de la industria financiera, particularmente en puntos sensibles como continuidad de servicio, consistencia en los datos y seguridad en los procesos; ya que cada vez más desarrolladores alrededor del mundo recurren a las tecnologías de código abierto para construir la nueva generación de aplicaciones y servicios para análisis de datos financieros a gran escala, reforzar la ciberseguridad de la banca o abrir nuevos medios de pago.
Las soluciones de nube híbrida integran en un solo sistema elementos alojados en diversos servidores -públicos y privados- para obtener posibilidades infinitamente flexibles, y ajustadas a las necesidades particulares de cada institución. A medida que la nube híbrida se convierte en el estándar de infraestructura digital para la banca, esto hace posible desplegar en la nube privada y escalar hacia la nube pública según sea necesario.
El modelo de nube híbrida que Red Hat está impulsando transversalmente está orientado a optimizar la generación de valor al alinear las estrategias de entrega de aplicaciones con las capacidades del negocio. Para ello integra la nube con las tecnologías de abstracción lideradas por el mundo open source, como APIs abiertas, microservicios y contenedores, manteniendo la capacidad de interoperar con distintos proveedores como componente esencial de esta visión.
Los contenedores se desarrollaron para aprovechar la infraestructura de la nube a fin de satisfacer las necesidades de las aplicaciones nativas de la nube. Estas nubes también ofrecen una interfaz moderna basada en API y servicios de infraestructura como código.
Desde hace años la industria financiera se ha encaminado hacia la economía digital, como parte de su proceso de expansión hacia nuevos mercados y canales. Los procesos de transformación digital han abierto posibilidades inimaginables hasta hace algunos años para las empresas de servicios financieros. Sin embargo, su principal activo no ha dejado de ser el mismo: la confianza que depositan en ellas sus clientes, y la opinión pública en general.