Fuente: http://www.eluniversal.com.mx
Por: Ankit Sharma, PwC Financial Services Advisory
Para las tecnologías emergentes- como blockchain, criptomonedas, open banking etc.-, la legislación puede ser un catalizador o, en ocasiones, un obstáculo. A medida que las primeras evolucionan, los reguladores tienen una gran responsabilidad a la hora de equilibrar la protección del cliente y la innovación. Hoy en día, podemos observar que el rol de la autoridad no solo es desarrollar leyes, sino también debe convertirse en un aliado que brinde seguridad legal y tecnologías efectivas al mercado, ayudando a que los consumidores las utilicen. Para conseguirlo, los reguladores de todo el mundo están adoptando ahora modelos de desarrollo de leyes más ágiles, interactivas y colaborativas.
En el caso de México, existe un inconveniente ligado a esta función: los plazos para el desarrollo de normas secundarias, los cuales son muy ajustados y, especialmente, con la reciente notificación sobre la finalización de las normas de open banking y sandbox (entornos de prueba para nuevos modelos de negocio) el próximo mes de diciembre. Por tanto, se ha vuelto extremadamente importante conocer las mejores prácticas y ser conscientes de las lecciones aprendidas en el desarrollo de las normas.
¿Existe alguna receta exitosa para el desarrollo de normativas? Es difícil responder a esta cuestión, pero basándonos en lo que hemos observado, a continuación, mencionaremos algunos principios que podrían ayudar a la autoridad legislativa a desarrollar de manera más adecuada las normativas en un periodo corto de tiempo.
En primer lugar, los reguladores deberían sumar a los distintos actores implicados en el proceso legislativo, con objeto de obtener retroalimentación continua, la cual les permita evaluar políticas contra estándares establecidos. Para conseguirlo, se han generado prácticas de crowdsourcing (colaboración abierta) para sumar a la industria en el proceso de gobierno a través de organismos auto-regulados y normativos. Por ejemplo, el mes pasado, la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (COFEMER) publicó el segundo grupo de normativas aplicables para empresas Fintech que incluía consulta pública. Una vez finalizado el proceso, COFEMER concentró las observaciones y devolvió las normas a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Esto es un claro ejemplo de creación de normativas crowdsourcing en México. Esta práctica, sin duda, debe no sólo continuar, sino ser más habitual.
En segundo lugar, las leyes vigentes deben permanecer en constante monitoreo e, idealmente, tener cláusulas de extensión para garantizar revisiones periódicas con el objetivo de mantener la naturaleza en la dinámica de estas tecnologías emergentes. Por ejemplo, la Unión Europea (UE) tiene un programa llamado Regulatory Fitness and Performance Program (Programa de Desempeño y Aptitud Regulatoria), REFIT por sus siglas en inglés. Este realiza una evaluación en retrospectiva para buscar leyes obsoletas o que requieran revisión. Cada país debe planificar una revisión periódica oportuna de las normativas.
En tercer lugar, los entornos regulatorios de prueba para generar prototipos, nuevos alcances y/o modelos de negocio, deben ser implementados. El objetivo de estos entornos es ayudar a los reguladores a entender mejor la nueva tecnología y poder trabajar conjuntamente con los participantes de la industria para la generación de reglas y normativas para los productos emergentes, servicios y modelos de negocio. El Reino Unido, mediante la implementación del entorno Financial Conduct Authority (Autoridad de Conducta Financiera) – FCA por sus siglas en inglés, es pionero en su uso para procesos regulatorios. Para adentrarnos más al tema, la FCA busca promover el desarrollo de un entorno global regulatorio para evaluar diferentes opciones, ampliando un modelo de negocio a nivel global, con el objetivo de enfrentar los desafíos en operación internacional en el mercado Fintech. Al mismo tiempo, Canadá, Bahréin, Hong Kong, Singapur, Indonesia y Australia también han implementado sus entornos de prueba. En México, las normas secundarias entrarían en vigor en diciembre del 2018.
En cuarto lugar, las leyes deberán ser desarrolladas de manera más colaborativa, teniendo en cuenta que, cuanto más de internacionalice la industria y las compañías fintech, mejor: la convergencia y la consistencia entre las regulaciones de distintos países será clave a la hora de hacer negocios. Por ejemplo, la FCA en el Reino Unido ha anunciado recientemente la creación de una iniciativa mundial, la Global Financial Innovation Network (Red Global de Innovación Financiera), o GFIN por sus siglas en inglés, para impulsar la colaboración de innovaciones Fintech, como blockchain, entre reguladores y compañías. La alianza trabajará en colaboración con 11 autoridades financieras y organizaciones relacionadas, con el propósito de ayudar a las firmas de este rubro a interactuar de manera más simple con reguladores de diferentes países. México debe unirse a estas alianzas y consorcios.
En quinto lugar, outcome based regulations deben ser desarrolladas. Es decir, los reguladores deben centrarse más en los lineamientos enfocados en resultados u objetivos a obtener, en lugar de definir cómo deben lograrse. Podría decirse que esto ayuda a las Fintech a obtener más libertad para elegir su forma de cumplir con la ley y fomenta la innovación, a medida que las empresas desarrollan sus propias soluciones para lograr los resultados de una manera que agrega valor a la empresa y a sus clientes. Sin embargo, las autoridades deben ser conscientes de que, para que las leyes basadas en resultados sean efectivas, deben centrarse en buscar resultados definidos y claramente articulados.
Para lograr los plazos cortos de las normas secundarias y desarrollar una regulación apropiada, las autoridades legislativas mexicanas deben seleccionar las prácticas más exitosas a nivel mundial para crear un marco más ágil y colaborativo. No obstante, la medida en que estos principios sean implementados y funcionen, solo el tiempo podrá decirlo.