Por Juan Dabusti, CEO Worldline
La incorporación de nuevas tecnologías ha sido determinante en las costumbres y cultura de las personas en los más diversos ámbitos de sus vidas. Su desarrollo y aplicación han impactado desde los temas más rutinarios hasta los más complejos, incluyendo la forma de establecer relaciones comerciales.
Aquella época donde el papel billete era el amo y señor en el intercambio de un producto o servicio, ya es parte del pasado. Con el surgimiento de las tarjetas de crédito y el mercado de pagos electrónicos se ha generado uno de los cambios de mayor envergadura en la cultura comercial del mundo entero, el cual no sólo ha significado una nueva forma de relacionarse entre clientes y proveedores, sino que también ha exigido el desarrollo de plataformas confiables e innovadoras que aseguran que estas transacciones lleguen a buen puerto.
Este 2015 augura nuevos y promisorios cambios en el mercado de pagos, lo que requerirá una readaptación en los estilos de compra de los usuarios. El Mobile Pay, una tendencia que apunta al proceso de pago desde dispositivos móviles inteligentes, da sus primeros pasos en América Latina.
Con las nuevas soluciones de pago electrónico, la acumulación de tarjetas (o plásticos) de crédito en las billeteras tenderán a desaparecer, para dar paso a una nube comercial a la que cada cliente podrá acceder, a través de aparatos inteligentes que están a nuestra disposición (teléfonos o tablets), para realizar sus transacciones. Es decir, bastará un solo ‘toque’ para que los productos se adquieran, sin límite de tiempo y espacio.
Con Mobile Pay se abrirá una multiplicidad de canales de pago y comunicación con el comercio que, sin duda alguna, generará clientes mucho más demandantes y con requerimientos de compra a los que el retail y grandes marcas deberán responder, con el objeto de mantenerlos fieles y cautivos.
La atención directa y personalizada, la rapidez y un equipo de trabajo sagaz que sepa responder a todo el proceso de compra por esta nueva vía, serán fundamentales para que el cliente no se vaya a la competencia. Ahora el vendedor, por ejemplo, deberá ser capaz de iniciar y cerrar una compra incluyendo el pago móvil, buscando siempre la instantaneidad.
El cliente, por otra parte, tendrá más seguridad con sus recursos alojados en un solo espacio virtual –ya no deberá temer a la pérdida o robo de sus tarjetas-, y su ciclo de compra será mucho más corto, ya que podrá evitarse las tediosas filas, optimizando su tiempo. Es decir, un tremendo desafío que se traducirá en “una nueva experiencia de compra”.
Si bien Europa ya lleva un trecho mucho más avanzado en Mobile Pay, los proveedores de TI debemos replicar esta misma tendencia en Latinoamérica, con el mismo espíritu de innovación y perfeccionamiento para que apuestas como Mobile Pay sean una realidad a corto plazo. Para ello, no sólo debe lidiar con una cultura un tanto más resistente a este tipo de innovaciones, sino que también con normativas y realidades que hacen más lentas la incorporación de apuestas como éstas.
El espacio de crecimiento en América Latina en este ámbito es altísimo y, poco a poco abrirá caminos para seguir facilitando la vida de millones de usuarios que, en un corto tiempo, verán los infinitos beneficios que las soluciones de este tipo les otorgarán. Con todos los cambios que se avecinan, el Mobile Pay será sólo el comienzo, por lo que debemos estar preparados para identificar y anteponerse a las necesidades de los clientes directos y finales.