Por Ramiro Herrera, Gerente de Carriers de Level 3 Chile.
Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) establecen que un aumento de un diez por ciento en la penetración de la banda ancha puede representar un aumento de un 3,19 por ciento en el PIB (Producto Interno Bruto), aumentándose también la productividad; esta es la relación existente entre las conexiones a Internet y los indicadores económicos.
Pero no es el único eje relevante de la banda ancha, pues ésta también permite acortar la llamada “brecha digital” y disminuir la desigualdad en el acceso a la información y servicios, con especial énfasis en el fortalecimiento del gobierno electrónico; lo que significa que el efecto de la masificación en todos los niveles sociales y en todo el territorio es prenda de garantía para una mayor equidad social.
Actualmente, nuestro país, según cifras de la Subtel (Subsecretaría de Telecomunicaciones), tiene una cobertura del 95% del territorio nacional habitado (entre conexiones fijas y móviles) y de un 62% de la población a nivel de hogares, lo que está muy por encima del promedio regional, previéndose que para el año 2016 alcance el 98%, teniendo especial incidencia en ello el desarrollo de la conectividad inalámbrica.
En las zonas más aisladas el desarrollo de la conectividad a través de smartphones, especialmente a partir de la 4G, es un elemento clave, tal como los enlaces de Internet satelital. Este ámbito es, sin duda, uno de los principales ‘desafíos país’ para el presente y futuro cercano y permitirá a Chile posicionarse más cercano a los países desarrollados.
En ese contexto, la baja de los costos de acceso a la banda ancha en todas las plataformas junto con la mejora de las velocidades de subida y bajada al usuario se perfilan como otros desafíos para nuestro país. Si bien Chile, según el Observatorio Regional de Banda Ancha de (ORBA), encabeza la mejora de la velocidad a nivel regional, existe aún una brecha respecto de los países desarrollados, ya que, por ejemplo, en Europa el promedio de descarga era el año pasado de 12 Mbps, mientras que en la región aún es de 4 Mbps.
Finalmente, otro desafío relacionado con la banda ancha es la tendencia de la llamada Internet de las Cosas, que aumentará dramáticamente el tráfico de volumen de datos en todos los países. Esta tendencia se irá materializando en la medida que las personas usen cada día más artefactos conectados a Internet, mientras que muchas empresas irán automatizando procesos con dispositivos instalados en todo tipo de máquinas y sistemas que enviarán información en tiempo real. Eso supone una infraestructura capaz de soportar ese volumen inmenso de datos fluyendo constantemente, lo que redundará en beneficios para las empresas y los ciudadanos.