Por ALEXANDER TORRENEGRA
He cofundado varias startups, la mayoría de ellas con sede en Bogotá. En 2003, éramos la primera y única empresa nueva de tecnología en la capital colombiana. Hoy en día, hay cientos, muchas de las cuáles están teniendo éxito. He escuchado a muchos fundadores que leen TechCrunch y otros blogs estadounidenses que las startups deben concentrarse en recaudar capital inmediatamente y tratar de copiar la actitud de Silicon Valley. Sin embargo, las startups en Bogotá que están teniendo éxito, incluyendo la nuestra, no han llegado allí siguiendo el modelo de Silicon Valley. Esta es la razón:
El ecosistema de empresas nuevas de tecnología en Bogotá empezó con el nacimiento de BogoTech en 2008. Inspirada por el NYTech Meetup (un grupo que promueve el crecimiento de la comunidad tecnológica en Nueva York), BogoTech fue la primera comunidad de tecnólogos de Internet en Colombia. Cuatro personas asistieron a la primera reunión. Hoy, el grupo cuenta con casi 2.000 miembros. Colombia ha avanzado mucho. El actual gobierno ha invertido significativamente en programas de creación de empresas tecnológicas. Iniciativas como Innpulsa, Apps.co y Ruta N están subsidiando muchos espacios laborales, aceleradores, redes de inversionistas ángel y programas relacionados. Un estudio reciente de Endeavor Colombia determinó que hay cientos de empresarios, inversionistas ángel y capitalistas de riesgo del sector tecnológico. En un periodo de tiempo corto, Colombia ha podido reproducir buena parte del modelo de Silicon Valley. De hecho, ha sido apodado por algunos como «Arepa Valley».
Sin embargo, hay un problema, y es grande. No hay salidas (como se le conoce a la compra de una empresa pequeña por parte de una más grande o una colocación de acciones en bolsa). ¿Por qué? No hemos podido copiar uno de los factores más importantes, algo que es el sello de Silicon Valley: un ecosistema de compañías que adquieren otras. Infortunadamente, las grandes empresas de América Latina usualmente no compran otras empresas. No está en su ADN. Esto tiene importantes repercusiones negativas. Los inversionistas de capital de riesgo no invierten por temor a que nunca podrán salir (la mayoría de los capitalistas de riesgo del sector tecnológico en Colombia nunca han hecho una inversión antes).
Las aceleradoras obligan a los emprendedores novatos a pensar de forma global, aunque la mayoría de los empresarios nunca ha puesto un pie por fuera de Colombia. Al final, los emprendedores se frustran porque constantemente escuchan que su idea es muy pequeña o muy local. Terminan invirtiendo más tiempo en aprender la forma de presentar su idea a un inversionista que pensando cómo vender su producto.
Algunos dirán: «¿Acaso las grandes multinacionales no compran a los participantes locales a medida que se expanden?» Claro, pero hay algo detrás. La mayoría de las empresas en Silicon Valley son compradas por su tecnología y su base de usuarios. En cambio, cuando una multinacional compra a una empresa local, lo están haciendo solo por su base de usuarios, no debido a su tecnología. Después de la adquisición, la tecnología de la firma local es remplazada por la de la multinacional. Esta dinámica ejerce una presión a la baja sobre el valor que las empresas locales pueden obtener cuando venden. No obstante, en la mayoría de los casos, las multinacionales ni siquiera compran al jugador local. Por ejemplo, mire la estrategia de crecimiento de Amazon y Uber.
Pese a todo, hay luz al final del túnel. Nos dimos cuenta de que debemos dejar de tratar de copiar el modelo de Silicon Valley. Aún estamos tratando de descifrar cuál debería ser nuestro modelo, pero hemos progresado. La palabra «bootstrapping» (que se usa en referencia a empezar algo con pocos recursos) es ahora parte de nuestro diccionario. El gobierno está ahora ayudando a emprendedores con capital de modo que no tengan que depender de inversionistas ángel o de riesgo y se están creando varias redes de mentores (yo cofundé una de estas con la colaboración de Innpulsa: La Torrenegra School of Entrepreneurship), y estamos ahora experimentando con el concepto de «regalías convertibles».
Por muchos años, las únicas startups exitosas en Colombia tenían un enfoque global. Eran pocas: Authy, Senseta y Bunny Inc. (de la cual soy el presidente ejecutivo. Hoy, gracias al hecho de que dejamos de tratar de copiar a Silicon Valley hay muchas más empresas de tecnología nuevas y la mayoría, si no todas, tienen un enfoque local: Tappsi, Mensajeros Urbanos, Optten, Oja.la. Colombia aún tiene un largo camino por recorrer, pero tal vez algún día otras economías emergentes también dejen de tratar de copiar a Silicon Valley y empiecen a copiar el modelo de «Arepa Valley».
Torrenegra es presidente ejecutivo de Bunny Inc., cofundador de HubBOG, BogoDev y BogoTech, las tres comunidades tecnológicas más grandes de Colombia.
Fuente: The Wall Street Journal