El despido el pasado viernes de un hombre que es una de las principales figuras en el campo de la inteligencia artificial (IA) conmocionó al mundo de la tecnología.
La junta directiva de OpenAI, la firma de Silicon Valley que maneja el revolucionario chatbot ChatGPT, anunció el despido de Sam Altman por una situación de pérdida de confianza.
En un comunicado, la junta dijo que determinó que Altman “no fue consistentemente sincero en sus comunicaciones” con los directivos, “lo que obstaculizó su capacidad para ejercer sus responsabilidades”.
“La junta ya no confía en su capacidad para seguir liderando OpenAI”, añadió.
Y luego de un fin de semana caótico en el seno de OpenAI, por un momento parecía que Altman podría recuperar su puesto.
Pero finalmente este lunes Microsoft anunció la contratación de Altman. El gigante tecnológico es a su vez un importante inversionista de OpenAI.
Satya Nadella, el jefe de Microsoft, escribió en X que Altman liderará «un nuevo equipo de investigación avanzada de IA».
En respuesta a la publicación confirmando su nuevo trabajo, Altman escribió: «La misión continúa».
Altman, de 38 años, es uno de los cofundadores de OpenAI, empresa mejor conocida por crear el popular ChatGPT. En su meteórica carrera, se ha convertido en una de las figuras más influyentes en el campo de la IA generativa.
Su despido sorprendió a los analistas de la industria y causó el enojo de muchos al interior de la empresa.
Dan Ives, de la firma de inversiones Wedbush Securities, dice que Microsoft terminó fortaleciéndose, a la vez que OpenAI se ha visto muy afectada.
Estaban «en la mesa de póquer de los niños y pensaban que habían ganado hasta que Nadella y Microsoft se hicieron cargo de todo esto», escribió Ives.
«El vergonzoso espectáculo circense del fin de semana en OpenAI fue finalmente asumido por los adultos».
Piden la renuncia de la junta
Al mismo tiempo que se daba el anuncio de la contratación de Altman por Microsoft, personal de OpenAI presentó una carta en la que pidieron la dimisión de la junta directiva de la empresa.
En el documento cuestionan la capacidad de toma de decisiones del consejo y lo acusan de socavar el trabajo de la empresa. También exigen el reintegro de Altman.
Los numerosos firmantes de la carta, entre los que se incluyen altos mandos, dicen que ellos mismos podrían renunciar si no se cumplen sus demandas. También afirman que Microsoft les ha asegurado que hay puestos de trabajo para todo el personal de OpenAI si quieren unirse a la empresa.
El científico jefe de OpenAI, Ilya Sutskever, ha puesto su nombre entre los firmantes, a pesar de ser miembro de la junta directiva que ahora se encuentra bajo fuego.
Escribiendo en X, antes Twitter, admitió que había cometido un error.
«Ahora lamento profundamente mi participación en las acciones de la junta. Nunca tuve la intención de dañar OpenAI. Me encanta todo lo que hemos construido juntos y haré todo lo que pueda para unir a la empresa”, publicó.
Por otra parte, el exdirector de la firma de streaming Twitch, Emmett Shear, se convertirá en el nuevo jefe interino de OpenAI.
A través de X, calificó el trabajo como una «oportunidad única en la vida». Pero añadió que la forma en que Altman fue despedido fue «muy mal manejada» y que «dañó gravemente” la confianza en la empresa.
Otro genio de Silicon Valley
Samuel H. Altman aprendió a programar y a desarmar una de las primeras computadoras de Apple, la Macintosh, cuando tenía 8 años, según contó en una entrevista con The New Yorker.
Ingresó a la Universidad de Stanford (en California, EE.UU.) para estudiar informática, pero no terminó la carrera.
Junto a unos amigos decidieron dedicarse por completo a desarrollar su primera idea, Loopt, una aplicación para compartir la ubicación con otras personas. Era 2005, mucho antes de que existiera WhatsApp y cuando nacía Facebook.
Loopt no tuvo mayor trascendencia, pero sí sirvió de trampolín para lanzar la carrera de Altman como empresario y le abrió las puertas al mundo de las grandes inversiones tecnológicas.
Una de las compañías que apoyó a Loopt en sus inicios fue Y Combinator (YC), una de las más prestigiosas y exitosas aceleradoras de startups que invirtió en innovaciones como AirBnB y DropBox.
Altman vendió su primer proyecto por más de US$40 millones, lo que le permitió expandir sus áreas de interés e invertir en varias ideas bajo el paraguas de YC, que llegó a presidir entre 2014 y 2019.
Fue en ese período en el que junto con Elon Musk creó OpenAI, una compañía que le permitió sumergirse en un mundo que le generaba fascinación y temor por igual: el de la inteligencia artificial.
Aunque Elon Musk se desligó de la empresa, sigue invirtiendo en iniciativas de inteligencia artificial.
El propio Altman ha expresado en público sus temores sobre las consecuencias que la IA puede tener sobre los humanos.
Esta temática fue abordada en el Congreso de EE.UU., donde Altman ofreció su testimonio en mayo de este año.
Testificó ante un comité sobre privacidad y tecnología del Senado que lo interrogó sobre cómo funciona ChatGPT y qué ventajas y riesgos plantea la IA.
Fuente: BBC Mundo