Fuente: El Tiempo
En medio de cifras negativas de quiebra de empresas y comercios, de pérdida de empleos, de la caída de la productividad y el desplome económico que ha dejado la pandemia del covid-19 en Colombia, aparece un dato clave para el país: los 31 millones de colombianos bancarizados, más de 1,6 millones en el primer semestre del año, lo cual hizo que la meta de inclusión financiera del 85 por ciento prevista para el 2022 se cumpliera mucho antes de lo planeado.
No hay duda de que los programas de ayudas estatales y las estrategias impulsadas por las entidades financieras para apoyar a los colombianos en esta crisis, sobre todo a los de ingresos más bajos, fueron claves para aumentar el número de colombianos dentro del circuito financiero.
Las cuentas de ahorro tradicionales aumentaron en más de 3,6 millones entre marzo y julio pasados (ya superan los 78 millones), mientras que las de ahorro de trámite simplificado (Cats), por su parte, sumaron otros 2,4 millones hasta alcanzar los 7,3 millones al cierre del primer semestre, según cifras recientes de la Superintendencia Financiera.
“La coyuntura sí ha permitido incluir a más personas en los servicios financieros formales, por lo menos 1,4 millones de beneficiarios de subsidios estatales, pensionados que antes retiraban sus mesadas por ventanilla y otro tanto más por giros”, dijo Jorge Castaño, superintendente Financiero.
Y es que la posibilidad de obtener un subsidio del Gobierno, de retirar parte de las cesantías, recibir el salario o la mesada pensional y hasta el desembolso de un crédito respaldado por el Fondo Nacional de Garantías (FNG), unido a la cuarentena y a las restricciones a la movilidad, llevaron a que miles de colombianos, sobre todo en los dos primeros meses de decretada la pandemia, tramitaran la apertura de cuentas bancarias.
Algunas entidades como Colpensiones y los propios fondos privados (AFP) también desplegaron campañas para bancarizar a sus jubilados que aún cobraban sus mesadas por ventanilla. En la entidad estatal fueron 266.000, de un total de 322.000, a los que hoy se les consigna su pensión en una cuenta bancaria.
Al 7 de abril de 2020 se pagaban por ventanilla 300.331 mesadas pensionales, cifra que se redujo 66,2 por ciento, a 101.353, al 12 de junio pasado. Hoy el 97 por ciento (más de 1,4 millones de jubilados) están bancarizados en la entidad.
En las AFP esa condición también es elevada y se acerca al 98 por ciento en promedio. En la AFP Porvenir, de los 92.205 jubilados, al 98 por ciento se les transfiere su mesada a una cuenta bancaria; en Protección, al 99 por ciento, y en esta coyuntura unas 60.000 personas fueron bancarizadas. Los datos de Colfondos, por su parte, apuntan a que de 25.549 pagos de pensiones que hacen solo 12 personas no han tramitado aún su cuenta bancaria (99,9 por ciento).
Baja uso del efectivo
A la mayor inclusión de colombianos en el sistema financiero impulsada por el covid-19 se suman otros dos aspectos claves: la tendencia a la baja que trae el uso del efectivo y la dinámica observada en las transacciones por canales electrónicos, lo que sin duda, dicen voceros de la banca, haría que Colombia complete tres años consecutivos punteando el Microscopio Global de inclusión financiera que elabora la revista The Economist, con apoyo de algunos organismos internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Este cambio llegó para quedarse, dicen los banqueros, quienes consideran que esta coyuntura hizo que las personas entendieran que pueden hacer sus transacciones a través de canales electrónicos de forma segura, lo que hará que la mayoría mantenga en el futuro ese nuevo hábito.
Las operaciones bancarias a través del celular crecen a un ritmo del 192 por ciento, frente a un día normal; por los corresponsales bancarios, 148 por ciento, mientras que por internet, 133 por ciento, señala el superfinanciero.
Otro dato que da cuenta del auge que están teniendo los canales electrónicos es el volumen de recursos movilizados. Durante los días hábiles de la cuarentena, esto es del 25 de marzo al 2 de octubre, los clientes financieros en el país han realizado cerca de 1.119 millones de operaciones monetarias por valor superior a los 2.393 billones de pesos, señala el ente de vigilancia de la banca.
“Vemos el aumento de la inclusión financiera con servicios y productos que se tuvieron que implementar en el confinamiento, evitando el uso del efectivo, como el código QR, una de las tendencias más fuertes en el país, y la llegada de neobancos, como Nubank”, señala Patricio Silva, director general de Digital Bank Latam.
Agrega que con la digitalización de la industria se abre un sinfín de oportunidades para incorporar nuevos productos y servicios sencillos, rápidos, cómodos, que sin duda ayudarán a incluir financieramente a la población no bancarizada, sobre todo adultos mayores que necesitan servicios diseñados para sus necesidades y educación financiera digital.
Los retos que vienen
Aunque el efectivo continúa siendo la preferencia a la hora de pagar, no hay duda de que la pandemia logró restarle un poco de protagonismo. De un 95 por ciento en el uso de este medio de pago antes del covid-19 se pasó ahora al 87,4 por ciento. La tarjeta débito, con 5,3 por ciento, es el segundo entre las preferencias de las personas a la hora de cancelar sus cuentas, dice Melisa Murialdo, experta en finanzas personales.
Sin embargo, dice la analista, una forma de aumentar la inclusión ‘real’ podría ser creando productos enfocados a los 12,1 millones que hoy no hacen parte del sistema (6,3 millones de adultos excluidos y otros 5,9 millones que no hacen uso de los productos que tienen), ya que, no obstante los avances en la bancarización, también existe el reto de promover el uso de productos y servicios financieros entre quienes ya accedieron a estos.
Este es un reto en el que las nuevas tecnologías jugarán un papel preponderante. Andrés Barrantes, director ejecutivo de Nuvu, firma especializada en la creación de negocios digitales, asegura que estamos en un momento de transformación para todas las industrias. Pero la vida continuará con nuevas formas de interacción comercial y una perspectiva muy digital. “Este año abrió sus puertas con una caída económica récord que representó el máximo auge para la banca móvil. Ahora, las fintech y bancos digitales están en la mejor posición para generar valor al consumidor, y la competitividad se incrementa para los bancos tradicionales”.
Subraya la idea de que a través del trabajo en conjunto y un ecosistema de colaboración entre fintechs y la cadena de valor se podrían ofrecer servicios aún más especializados por regiones o por nichos, disminuyendo la brecha de las personas que en zonas rurales no tienen acceso a una gran cantidad de productos y servicios que el uso de plataformas con intercambio de dinero digital harían más simples y efectivos.