Por Diego Jerez
La legislación regula desde el Crowdfunding hasta las plataformas de criptomonedas. Fintech destacan la confianza que generó en los clientes y las certezas en las reglas del juego, pero aseguran que los capitales necesarios para operar siguen siendo un punto crítico.
La primera regulación Fintech de Latinoamérica cumple dos años en operación, y su llegada marcó un precedente dentro de las industrias financieras en toda Latinoamérica, además de fomentar la duda de la industria financiera: ¿regular o no regular a las Fintech?
El 8 de marzo de 2018 la “Ley para regular las instituciones de tecnología financiera” fue firmada en el parlamento mexicano, y su promulgación y publicación en el Diario Oficial de la Federación al día siguiente, trajo nuevas reglas para las Instituciones de Tecnología Financiera (ITF), nombre que
se les dio a las StartUps financieras que cumplen los nuevos estándares legales.
La nueva legislación dejó a México como pionero en materia normativa y durante estos dos años ha sido el único que cuenta con la experiencia de haber regulado un mercado que ha nacido producto de la innovación tecnológica, pero
también ante la necesidad de agilizar y democratizar los servicios financieros.
Los condiciones para ser una ITF
La Ley reguló la organización, operación y funcionamiento de las StartUps financieras con el propósito de proteger a los usuarios que solicitan los servicios de las ITF. Esta protección vino de la mano de condiciones mínimas que deben cumplir las ITF para poder operar, las cuales podemos dividir en tres grupos:
Requisitos de entrada. Dentro de esta categoría se destacan las siguientes obligaciones: solicitar autorización ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV ) para comenzar a operar, presentar a sus accionistas y administradores el aviso de operaciones, contar con un capital mínimo para operar (que oscila entre 174 mil USD y 242 mil USD según datos de insdustria) y por activos sujetos a riesgo; y constituirse legalmente como sociedades anónimas.
Requisitos para operar. En esta categoría se les obliga a tener: controles internos y administración de riesgos, seguridad de la información, continuidad de la operación y límites de operación por cada cliente.
En tanto, para la protección del consumidor las ITF deben notificar sus riesgos y responsabilidades, tener confidencialidad de la información y separar los recursos propios de los ingresados por sus clientes.
Quienes están a cargo de supervisar a las ITF son la CNBV, Banxico (Banco Central de México) y la Condusef (Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros). Estas instutuciones deberán exigir que las StartUps cumplan con un marco de prevención de lavado de dinero, establezcan sanciones, delitos, multas, suspensiones y revocaciones y, además, cuenten con auditores externos independientes.
¿Qué negocios regula?
La reglamentación se hace cargo de regular las figuras de: financiamiento colectivo, pago electrónico y las que operan con activos virtuales; sin ambargo, cada una debe cumplir con requisitos individuales.
En el caso del crowdfunding o financiamiento colectivo, las empresas que brinden este servicio podrán realizar los financiamientos de deuda, donde el inversionista recibirá de regreso el monto financiado, más una tasa de interés;
financiamientos de capital que consisten en que el capital se entrega a cambio de un porcentaje de acciones de la empresa; y financiamientos de copropiedad o regalías, donde el inversionista recibirá utilidades, regalías o pérdidas de los
productos.
Para otorgar el capital deben consultar al menos un buró de crédito y contar con la correspondiente metodología de evaluación de riesgos. Además, un mismo proyecto no puede ser financiado por más de una Fintech, y junto a eso las empresas deberán informar correctamente los riesgos al inversionista, el desempeño de quien solicita el dinero y no asegurar ganancias, retornos o el éxito de la inversión.
Los fondos de pago electrónico, billeteras electrónicas o wallets que permiten comprar, pagar y enviar dinero de manera digital a través de smartphones sólo podrán realizar operaciones en moneda nacional y activos virtuales (previa
autorización de Banxico).
Los pagos deben tener liquidez inmediata y sus clientes no deberán tener cargos por esto. Además, se les obliga a tener cuentas individuales por cada
cliente y llevar un registro actualizado de las operaciones.
En el caso de las criptomonedas, estas podrán operar sólo con los activos virtuales que sean autorizados por el Banco de México, sin embargo aún no son reconocidos como una moneda legal y carecen del respaldo del Gobierno Federal.
Las ITF que utilicen criptomonedas deberán indicar que estas monedas no son legales y las operaciones no pueden ser reversibles, así también señalar que son volátiles y no se garantizan ganancias de ningún tipo.
La experiencia de las Fintech
Durante estos dos años las StartUps financieras han tenido que adaptar sus modelos de negocios para poder estar al día con la normativa vigente y cumplir con los estándares mínimos para brindar servicios financieros de calidad. Si bien el cumplimiento de las nuevas reglas no ha estado exento de polémicas, desde el sector Fintech mexicano aseguran que la legislación ha contribuido a generar certezas, tanto para quienes están dentro del negocio, como para los consumidores y clientes digitales, pero también ha complicado el crecimiento de los emprendimientos que no contaban con el respaldo financiero y operativo que estableció la Ley.
Según Mónica González, directora ejecutiva de Risk4Fintech, una administradora de riesgo operacional, “un alto porcentaje de las empresas Fintech están formadas por desarrolladores o programadores, que si bien entregan un producto o servicio altamente novedoso, solventando de manera ágil las necesidades del mercado, también requieren formarse en otras áreas como gobiernos corporativos, prevención de fraudes, prevención de lavado de dinero, gestión de riesgos y control interno”. Agrega que para Risk4Fintech la Ley presentó la oportunidad de ofrecer al sector Fintech la capacitación y herramientas en gestión de riesgos y control interno necesarias, para así estar en línea con su naturaleza digital y con las nuevas normativas.
Por otro lado, Víctor Salinas, director general de la plataforma móvil que ayuda a los estudiantes internacionales a establecerse financieramente en un país extranjero, AionTech, detalló que en su caso, tras la promulgación de la Ley, debieron modificar su modelo de negocio para asociarse con una institución financiera y así cumplir con la regulación sin complicar o detener su crecimiento. Sin embargo, destacó que, a nivel de Fintech, “el ser reguladas nos da un nivel de certeza sobre la confiabilidad hacia los clientes, definiendo
las reglas del juego y también evita que algunas compañías generen un mal prestigio en el sector Fintech”.
Sin embargo, al margen de los beneficios que pudo presentar Ley Fintech, hay quienes la consideran un “stopper”, ya que el cumplimiento regulatorio que se exige es muy similar al de un banco.
“La regulación tiene como propósito proteger a los inversionistas, clientes y el mercado, pero hay que reconocer que implica un proceso de maduración y aprendizaje del sector, en temas de cumplimiento, gestión de riesgos y control; así como para el regulador, que debe capacitarse de igual manera en temas de innovación tecnológica, entendimiento de los modelos de negocio y ciberseguridad”, aseguró Mónica González de Risk4Fintech.
“Las leyes secundarias han detenido el avance de las StartUps para regularse, ya que sin suficientes recursos, cualquiera que esté pensando en ajustarse a la regulación terminará desechando la idea. Creo que la Ley Fintech es buena,
pero la forma en la que se deben de cumplir las normativas secundarias debe modificarse e incentivar a los futuros empresarios a llevar esas ideas a un siguiente nivel, dentro del marco legal” concluyó Víctor Salinas de AionTech.