Por ejemplo, si una persona desea transferir dinero a otra podría utilizar el blockchain. La tecnología toma la información que representa ese dinero y la replica en muchas partes, de esa forma, si alguien quiere alterar su valor, no podrá hacerlo ya que, si bien puede que haya modificado los datos de un bloque, los otros, que siguen con el valor original, serán los testigos que determinarán que esa información es errada.
Lo anterior se traduce en un enorme potencial que impacta en la confianza de las personas. Por ejemplo, los bancos tradicionalmente son quienes se encargan de ayudar a la gente a realizar sus transacciones, el trabajo de estos es asegurar a sus clientes que la cantidad de dinero entregado por una persona será el mismo que llegará a otra. El blockchain puede hacer lo mismo, más barato y sin intermediarios. Pura tecnología.
Con la promesa de eliminar intermediarios en el mercado el blockchain también podría amenazar a otros negocios que operan con plataformas digitales, como Uber.
Según lo explicado por Mauricio Tovar, codirector del grupo de investigación InTIColombia de la Universidad Nacional, en el marco del Blockchain Summit Latam, mientras Uber cobra por su intermediación un 25% por los viajes que se realizan en su aplicación, un grupo de diseñadores y desarrolladores podrían crear un servicio similar que utilice blockchain cobrando solo el 5%.
La diferencia por el cobro de la comisión haría que el usuario, por economía, prefiriera un servicio y deseche el otro, algo que significaría la desaparición de Uber en el mercado.
Sumado a lo anterior el blockchain también podría ser utilizado para comprobar las identidades de conductores, vehículos y pasajeros, brindando de esta manera seguridad en la comunidad que utiliza este tipo de economía colaborativa.
Uber es tan solo un ejemplo de las empresas a las que podría impactar la implementación del blockchain, pero lo mismo podría suceder en otros escenarios como la política.
Tovar explicó que un proyecto adelantado en la Universidad Nacional permitió que en tres colegios públicos de Bogotá los estudiantes eligieran a sus representantes por medio de un sistema de votación que tuvo una base de blockchain.