El primer cajero automatico tiene mas de 40 años

Fuente:univision.com

Cuatro décadas después del primer cajero automático se calcula que en el mundo hay más de 1.6 millones de estos aparatos.

Acceder nuestro dinero las 24 horas del día y desde cualquier parte del mundo es una conveniencia muy común en la actualidad que disfrutamos gracias a los cajeros automáticos o ATMs. Hace cuatro décadas, sin embargo, esa posibilidad no existía en el mundo financiero y sólo estaba presente en la mente de un -entonces joven- inventor británico.

El invento surgió en la bañera:

«Recuerdo que en 1965, yo acostumbraba retirar dinero de mi cuenta bancaria los sábados por la mañana… Pero un sábado llegué un minuto tarde al banco y la sucursal estaba cerrada«, contó John Shepherd-Barron, el británico a quien se le atribuye haber inventado el primer ATM.

Su dilema, de no poder acceder a los fondos de su cuenta porque el banco estaba cerrado, lo puso a pensar. Esa noche, sentado en la bañera, se le encendió el bombillo…

«Se me ocurrió que debía haber alguna forma para poder acceder mi dinero cuando yo lo quería«, relató Shepherd-Barron a Sky News en Londres. «Entonces me puse a pensar y recordé las máquinas que vendían dulces y chocolates en las estaciones de trenes«.

«Me pregunté, ¿por qué no reemplazar el chocolate por dinero en efectivo?», dijo.

De inmediato empezó a trabajar en su proyecto y dos años más tarde, el 27 de junio de 1967, se inauguró el primer cajero automático frente a una sucursal del Banco Barclays, en la localidad de Enfield, al norte de Londres.

El comediante británico Reg Varney fue contratado por el banco para el lanzamiento del novedoso invento y durante el acto, al cual asistió un pequeño grupo de personas, retiró un billete de 10 libras esterlinas, contó Shepherd-Barron a la BBC.

«Esa cantidad de dinero era suficiente para disfrutar de un tremendo fin de semana«, añadió.

El primer cajero automático instalado en la sucursal de Barclays no utilizaba las tarjetas plásticas que hoy usamos para manejar nuestras cuentas. En cambio funcionaba con unos cheques radioactivos estampados con una pequeña cantidad de Carbono 14.

Shepherd-Barron aclaró que si bien se trataba de «cheques radioactivos«, la cantidad de material radioactivo en estos era tan mínima que para que le hicieran algún daño al portador, éste tendría que comerse unos 136 mil, calculó.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

scroll to top